El cine, en la mente del argentino Mariano Llinás

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El cineasta argentino, Mariano Llinás, el domingo en el OUFF // DANIEL GALLEGO

Con la gallega Dhogs todavía degustando en nuestro paladar cinéfilo, llegaba la segunda jornada del Festival de Cine Internacional de Ourense (OUFF), una cita que arrancaba con una mesa redonda en el Café & Pop Torgal, que sería el aperitivo perfecto para las dos películas que tocaría analizar este domingo; "La Flor - Parte 1" y "Vermelho Russo".

Mesa: “Outra vez a voltas co financiamento do cine independente: o non-modelo
arxentino”.

Debate con Alejo Moguillansky, Mariano Llinás y Florencia Romano
(cineastas) y miembros de la asociación gallega de directores y realizadores CREA

Café & Pop Torgal. 12:00

Apasionante debate de cerca de dos horas de duración centrado, a lo largo de su mayor parte, en el aspecto menos visible del cine: La creación, con todo lo que eso conlleva, de la película

La charla, que en algún momento llegó a tener momentos de sana “tensión” a consecuencia de la intensidad con la que fue vivida en todo momento por los protagonistas, supuso el encuentro de dos mundos tan distintos y parecidos al mismo tiempo: el del cine argentino y gallego, hermanados ambos por las constantes dificultades a las que es necesario enfrentarse cuando alguien quiere sacar un proyecto personal, propio, alejado de las grandes multinacionales.

El evento, celebrado en un ambiente difícilmente superable, en uno de los mejores escenarios de la ciudad para llevar a cabo un acto como éste, registró un lleno hasta la bandera, llegando a tener público sentado en las escaleras del local; clara muestra del enorme interés que suscitó en la ciudad un intercambio de ideas de tan alto nivel.

La Flor – Parte 1

El propio Mariano Llinás ya nos advertía antes de que comenzase la proyección, por si alguien quería bajarse del carro: “Lo que están a punto de ver NO es una película. Dura cerca de cuatro horas, con un pequeño descanso para que puedan ir al baño y algunas de las historias no tienen final”, obteniendo estas palabras algunas risas nerviosas por parte del público presente. Toda una declaración de intenciones, ya para empezar.

La flor – primera parte, como su propio título bien indica, es el punto de partida de un conjunto de películas que constituyen un proyecto que busca ser unitario.

Esta primera parte, protagonizada, como las futuras que están por venir, por las cuatro mismas actrices en todos y cada uno de los relatos, comienza con un breve prólogo en el que el director se dirige directamente a nosotros: “Son seis historias: cuatro empiezan y no terminan; la quinta empieza y termina; y la sexta es el final. La primera es una suerte de clase B, esas películas que los estadounidenses hacían con los ojos cerrados y ahora parecen haberse olvidado de cómo hacer; la segunda es un musical con algo de misterio; la tercera es de espías; la cuarta no se entiende bien de qué es; la quinta está inspirada en una película francesa filmada hace muchos años; la sexta, sobre cautivas del siglo XIX que vuelven del desierto y los indios”.

En la primera historia, que recuerda, efectivamente, a las conocidas y clásicas películas estadounidenses de clase B, nos encontramos con una serie de hechos sin aparente explicación que comienzan a sucederse tras la llegada de una momia a un laboratorio encargado de trabajar con fósiles.

La segunda, recalquemos que denominada por su propio autor como “musical con algo de misterio”, nos cuenta la historia de una pareja (dentro y fuera de los escenarios) de músicos que en el pasado ha tenido un gran éxito, atravesando ahora, sin embargo, una grave crisis que les ha dejado muy cerca de la separación. Esta historia se ve unida, a través de una de sus protagonistas, con otra paralela en la que un muy peculiar grupo busca conseguir la forma de alcanzar la eterna juventud, siendo éste el elemento misterioso de la narración. Esta parte de la película se ve acompañada por numerosas canciones originales muy conseguidas que irán cayendo con el paso de los minutos.

El trabajo de las actrices en estas dos primeras historias es notable, algo que se complementa en el apartado técnico con una muy singular forma de grabar, caracterizada en este caso por los primeros y medios planos, siendo muy habitual también el desenfoque por parte del director.

La mano de Gabriel Chwojnik, que vuelve a unir fuerzas con Llinás para encargarse de la música una vez más, es, como ya nos tiene acostumbrados, decisiva, principalmente en los momentos de tensión, aportando ese definitivo toque de suspense.

Una muy recomendable primera parte (sobre todo gracias a su segunda historia, a pesar de la buena factura de la primera y del interés que consigue suscitar en todo momento) de la trilogía desarrollada por Mariano Llinás, en lo que ha supuesto el estreno de este proyecto en suelo español.

Vermelho Russo

Cines Ourense PonteVella-Galicine. Sala 7. 22:15

Sinopsis: “Charly Braun dirige Vermelho Russo, la historia de dos amigas actrices que deciden viajar a Rusia con el objetivo de hacer un curso de interpretación basado en el método Stanislavski. Método que se convierte en el elemento vehicular de una historia que oscila entre el documental y la ficción, abundando en el carácter antagónico de sus protagonistas, que se verán obligadas a enfrentarse a la realidad-ficción de su relación amistosa, llevadas hasta el límite a través de sus ejercicios interpretativos, dirigidos por un estricto profesor, que resulta ser tan duro como el invierno que las rodea”

El proyecto parte de una premisa peculiar y la mar de interesante, pues pocas veces será posible encontrarse con algo como lo que vemos aquí: Una historia verídica (basada en los diarios auténticos que llevó Martha Nowill durante esa etapa de su vida) que, sin ser documental, está protagonizada por las mismas personas que vivieron los hechos en el mundo real, aspecto tan sorprendente que llevó a muchos críticos, como el propio director comentó, a estar convencidos de que lo que estaban viendo era un documental.

La película, sin embargo, resulta en todo momento irregular y, por momentos, muy previsible. En un intento por contar demasiadas cosas, termina quedándose en tierra de nadie. Resulta muy complicado contar, en apenas hora y media, el viaje de las chicas; la despedida cuando llega el momento de marcharse; las motivaciones personales y profesionales de ambas; la relación entre ellas; las clases (dirigidas por un profesor descrito en la sinopsis como duro y estricto, algo que por mi parte no alcanzo a ver ningún momento, quedando como uno de los personajes más desdibujados de la película); el entorno en el que están alojadas; los problemas de pareja de una de ellas y los ligues de su compañera; sus relaciones sociales durante la estancia y las que mantienen con sus compañeros; cómo es la ciudad y el ambiente por el que se mueven…

La parte más dramática llega con un giro de los acontecimientos, por desgracia, más que esperado: el enfrentamiento entre ambas amigas a consecuencia tanto de la ambición por superarse entre ellas como del roce diario que conlleva estar viviendo durante un largo periodo de tiempo ya no en una misma casa, sino en una misma habitación, siendo personas con una personalidad tan dispar. Proyecto, en definitiva, de base interesante pero insuficiente ejecución, que podría pasar con mucha más nota de contar con un metraje de mayor duración o con una lista de puntos a tocar mucho más reducida.

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