La gran enfermedad del amor, la comedia romántica del año

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Kumail es conductor de Uber y cómico en la ciudad de Chicago. En, y principalmente tras, una de sus actuaciones, conoce a Emily, que interrumpe al protagonista cuando éste está sobre el escenario. A pesar de que se nota desde el primer momento que hay una química especial entre ellos, ambos se niegan a llamar a la relación que mantienen “noviazgo”.

Al mismo tiempo, vemos a Kumail con su familia, de origen pakistaní. El mayor deseo de sus familiares es que éste siga la tradición establecida, siendo un buen religioso, con la cantidad de rezos diarios establecida, y casándose en un matrimonio concertado, algo a lo que nuestro protagonista se niega en redondo, pero que no declara abiertamente, con el objetivo de no herir a sus seres queridos, teniendo que pasar por citas preparadas sin su consentimiento que no le aportan nada.

El tiempo pasa y la relación entre Kumail y Emily se intensifica todavía más, llegando, ahora sí, ya a lo que podríamos llamar una relación de pareja. El problema surgirá aquí, cuando Emily quiera ir más allá, conociendo a los padres de su novio, algo a lo que Kumail ha de decir que no, siendo consciente del abierto rechazo con el que su familia recibiría el anuncio de que el joven mantiene una relación sin su consentimiento con una chica a la que consideran “de fuera”, estando sus seres cercanos ya molestos con él, a causa de sus intentos por ganarse la vida como cómico, queriendo para él una carrera en el mundo de la Medicina o en el del Derecho.

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(ESTA CRÍTICA PODRÍA CONTENER SPOILERS)

Vemos que Kumail trata de alejarse lo máximo posible, aunque sólo sea a nivel mental, de todas estas tradiciones (es maravillosa esa escena en la que, supuestamente, baja al sótano para rezar, sentándose y empezando a jugar al móvil en ese momento). Siente cariño por su país, pero no entiende muchos de los comportamientos de la gente originaria, y para él supone un choque enorme el comparar la cultura de allí con la occidental en la que ahora vive, llegando al punto, en uno de los “enfrentamientos” finales con su familia, en el que directamente les dice que no entiende para qué le han traído a Estados Unidos si no le permiten vivir como a un estadounidense más.

Kumail vive en ese momento una doble vida: La que mantiene de cara a su familia y la que lleva de cara a Emily, siendo consciente de que su situación familiar es lo único que le impide mantener una relación plena con la chica a la que ama.

Esta negativa a que ella conozca a sus padres vendrá seguida por el descubrimiento por parte de Emily de que Kumail guarda, en una caja, las fotos de las diferentes chicas a las que su madre le ha presentado, que siempre aparecían con una especie de presentación formal, imagen de ellas incluida. A pesar de ser evidente que esta tradición por su parte es irónica, más como un cementerio de posibilidades que como algo que haga por motivos sentimentales, llegando a llamar a esa caja “los archivos de Expediente X”, en honor a la serie, de la que es un gran fan, Emily entra en cólera, cortando la relación en ese mismo momento.

Acabaría aquí el primer acto de la película, por decirlo de alguna forma, en la que vemos romperse una buena pareja, principalmente, por las diferencias culturales y la falta de sinceridad de Kumail.


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Nuestros protagonistas, con sus más y con sus menos, siguen con su vida, pero todo cambiará drásticamente cuando Kumail reciba la llamada telefónica de una de las amigas de Emily comunicándole que ésta se encuentra en el hospital, aparentemente por una simple gripe, pero que, tras horas con ella, ha de irse, pidiéndole que se pase por allí, al menos, para tomar el relevo y hacerle algo de compañía, a pesar de que ya no estén juntos, a lo que nuestro protagonista accede.

Todo, sin embargo, se complicará. Tras el primer e incómodo reencuentro entre ambos, el aparente resfriado será, en realidad, una fuerte infección (esto terminará con Emily en coma inducido, previa firma de Kumail permitiendo que los médicos induzcan a su ex – novia en este estado), y que pondrá seriamente en riesgo su vida, llegando a afectar el corazón de la joven.

Será en este punto cuando Kumail conozca a los padres de Emily, interpretados por Holly Hunter y Ray Romano, pasando tiempo con ellos, y combatiendo una inicial y más que clara hostilidad, principalmente proveniente de la madre, molestos con la actitud que el chico ha tenido en el pasado con su hija.

Veremos la relación entre los padres de ella y Kumail avanzar, pasando por distintas etapas, hasta llegar a un profundo cariño (genial la escena en la que la madre defiende a Kumail de un insulto racista que recibe durante una de sus actuaciones, momento en el que se empieza a notar, de forma muy abierta, el cambio de actitud de ella con respecto a él).


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Entre el padre y Kumail se termina creando una relación de tremenda complicidad, llegando al punto de que el progenitor le cuenta al joven sus secretos, como puede ser la infidelidad que cometió en el pasado. Al mismo tiempo, y siempre desde el punto de vista cómico, el padre de Emily tratará de darle al ex de su hija algunos consejos, a modo de guía sentimental.

Las cosas, para alivio de todos, terminan saliendo bien (teniendo una gran importancia en esto Kumail, que les da a los médicos una pista fundamental a la hora de saber qué es lo que le pasa a nuestra protagonista), con Emily saliendo del coma, recuperada de la infección, a pesar de que tiene por delante un largo proceso de recuperación. Será en este punto cuando se reintegre a la vida, comenzando a ser consciente de todo lo que ocurrió a su alrededor durante el tiempo que pasó en coma, con su madre siendo sincera acerca del comportamiento de Kumail durante este periodo, tratando de que le dé una nueva oportunidad, consciente ahora de que él está profundamente enamorado de ella; algo que, finalmente, ocurrirá, a pesar de lo mal que pinta todo en un primer momento.

La gran enfermedad del amor es una película independiente estadounidense, dirigida por Michael Showalter y protagonizada por Kumail Nanjiani y Zoe Kazan, basada en un guion escrito por Emily V. Gordon y Kumail Nanjiani.

Se centra en parte de la vida real de Kumail, con especial protagonismo de la época en la que comienza su relación con Emily. Resulta más que evidente que está hecha con mucho cariño, y no es para menos, pues Kumail se está interpretando en todo momento a sí mismo, contando la historia de amor entre su actual mujer y él. En pocas ocasiones se da una combinación tan redonda como la que tenemos aquí, con el protagonista siendo, a su vez, el guionista, pues es una historia, la que se está contando, perteneciente a su propia vida.


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Serán tratados temas como el de la enfermedad, la religión, los problemas raciales o los culturales. Vemos el tema religioso desde un punto de vista cómico, con el propio Kumail haciendo bromas acerca de ello, sin caer, eso sí, en ningún momento en la falta de respeto. Una parte muy importante de la película gira en torno a las relaciones humanas y cómo éstas pueden llegar a cambiar a lo largo del tiempo. Supone también el echar un vistazo tras las bambalinas en lo que al mundo de los comediantes en vivo se refiere, con sus miserias y sus triunfos.

La actuación de Zoe Kazan es ESPECTACULAR, con mayúsculas, y uno no podría creerse más a su personaje ni empatizar más con ella. Ponen los pelos de punta esas escenas en las que Emily le responde que ella no puede corresponderle, pues no ha sido testigo del cambio que ha surgido en él durante su enfermedad, al estar en coma.

Kumail, sin embargo, no resulta nada del otro mundo, dando una sensación como de contención, a lo largo de todo el metraje, que no le sienta nada bien a su personaje. Sería la excepción esa escena en la que finalmente se rompe sobre el escenario, tras recibir una llamada que le informa de que la infección de Emily ha alcanzado el corazón. El personaje tendrá, como no podría ser de otra forma, sus puntos cómicos a lo largo de la película, pero no termina de sobresalir en ningún momento. Está muy lejos, sin duda alguna, del nivel mostrado en la serie Silicon Valley. Sería hasta lógico, aunque no justificable, una posible caída en la autocomplacencia al ser consciente de que se está interpretando a sí mismo.

Como secundarios de lujo encontraremos a Holly Hunter y Ray Romano, que se comen la pantalla en todas y cada una de sus apariciones. Todo un gusto el reencontrarse con Ray tras la cancelación de la serie Vinyl.


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A modo de curiosidad, decir que también podremos ver en ella a Anupam Kher, padre de Kumail en esta película, auténtica leyenda de Bollywood y al que podemos ver en la serie Sense8.

Un grandísimo punto a su favor es que todos los personajes son particulares, en el buen sentido, teniendo todos y cada uno de ellos reservado, como mínimo, un momento propio en el que lucirse.

La película, sin embargo, tiene un grave problema en su tramo medio. Tras un entretenidísimo inicio, decae de forma brusca, y ya no logra recuperar el ritmo en ningún momento, salvándose, eso sí, un final muy emotivo, principalmente si ves la película sin saber nada sobre ella, desconociendo que es una historia real, recibiendo un tremendo impacto cuando, con los créditos, comienzan a aparecer imágenes de Kumail en su “vida real” y de la auténtica Emily que, junto a la escena final, hará derramar lágrimas a más de una persona. No sabría decir si estamos ante un fallo de guion o de dirección y montaje, pues si bien los diálogos sí siguen rayando a un gran nivel también a lo largo de este tramo, las imágenes en pantalla se llegan a hacer un tanto pesadas, amén de repetitivas.

La película habría ganado más puntos de tener un metraje algo más corto. Resulta también llamativo que en todo momento sabes cómo va a acabar, incluso si no conoces la historia real, aunque esto es algo que, en este caso, no resulta demasiado molesto. Las familias de los protagonistas, a pesar de las buenas interpretaciones que vemos en pantalla, pecan de estar un tanto caricaturizadas.

Una película interesante, que cuenta una historia que ya hemos visto mil veces, pero desde un enfoque distinto. Buenas actuaciones, a pesar de estar Kumail en todo momento con el piloto automático y un gran guion en cuanto a diálogos, pero que por momentos falla en lo narrativo. Adolece, por momentos, de un metraje demasiado extenso, pero resulta entretenida una buena parte del tiempo, siendo recomendable para pasar una tarde agradable de cine, pero sin tener grandes pretensiones puestas en ella.

Ficha técnica de La gran enfermedad del amor

Título original: The Big Sick

Estreno: 3 de noviembre

Año: 2017

Duración: 119 minutos

País: Estados Unidos

Director: Michael Showalter

Guion: Emily V. Gordon y Kumail Nanjiani

Música: Michael Andrews

Fotografía: Brian Burgoyne

Reparto: Kumail Nanjiani, Zoe Kazan, Holly Hunter, Ray Romano, Linda Emond, Vella Lovell, Bo Burnham, Aidy Bryant, Matty Cardarople, Adeel Akhtar, Anupam Kher, Shenaz Treasury, Kurt Braunohler, Rebecca Naomi Jones, Celeste Arias y Myra Turley

Género: Drama. Comedia. Romance. Basado en hechos reales

Sinopsis: “Cuenta la historia real de Kumail y Emily, una pareja que se conoce en un espectáculo de comedia. Cuando parecía que todo iba a quedarse en un encuentro de una noche, su relación empieza a avanzar a pesar de las diferencias culturales, complicando las vidas de todos por las expectativas que tenían los padres de Kumail, musulmanes estrictos.”

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