No es la más taquillera en las salas de cine de España, pero sí una de las películas del otoño. 'La batalla de los sexos', protagonizada por Emma Stone y Steve Carell, y creada por los directos de 'Pequeña Miss Sunshine' recrean la "batalla por la igualdad" que en su día llevaron a las pistas de tenis Billie Jean King y Bobby Riggs.
(Esta crítica podría contener spoilers)
Empezaré diciendo que adoro el tenis y que éste es, probablemente, mi deporte favorito. Practicarlo es una de las cosas que más me gusta en este mundo, y disfruto muchísimo también con el mero hecho de verlo. Esto hace que prácticamente cualquier producto relacionado con este juego me atraiga inmediatamente. Si a esto le sumamos que los directores de esta película son los mismos que los de Pequeña Miss Sunshine (que me encanta) y que su protagonista es Emma Stone, buena actriz, aquí brillantemente caracterizada como Billie Jean King, algo que podemos ver con gran facilidad en cualquier imagen de esa época de la tenista, el resultado es algo que, casi seguro, me convencerá.
En este caso, así es.
Antes de empezar a hablar de la película, sería necesario ponerse un poco en contexto: 21 de septiembre de 1973. Billie Jean King, en aquel momento número 1 del tenis femenino, se enfrenta a Bobby Riggs, quien en el pasado había sido ganador de Wimbledon.
Lo que acabó siendo este partido comenzó a gestarse unos meses antes, cuando Riggs, que por aquel entonces tenía 55 años, empezó a criticar al tenis femenino, afirmando que incluso, a su edad, seguía pudiendo vencer cómodamente a cualquier mujer profesional de entonces. Tras desafiar a Billie Jean King, quien en un primer momento se negaría a jugar contra él, acabó enfrentándose a Margaret Court, de 30 años, a la que vencería por 6-2 y 6-1, aumentando así la polémica generada.
Es entonces en ese momento cuando Billie Jean King se decide a aceptar el reto lanzado por Riggs, en lo que acabaría siendo el, hasta ahora, partido más visto en la historia del tenis estadounidense (50 millones de espectadores). Denominado como “La batalla de los sexos”, el evento movió cantidades abismales de dinero y acabó siendo más un circo que un partido de tenis, con ambos contendientes saliendo al escenario tal y como se recrea en la película (Riggs en un carruaje llevado por modelos y King en un trono transportado por hombres disfrazados de esclavos egipcios).
Billie Jean King ganaría ese partido por 6-4, 6-3, 6-3, convirtiéndose así en historia viva de la lucha por la igualdad de género en general y, de forma particular, en el ámbito del deporte.
Es justo todo eso lo que busca contarnos la película aquí tratada, con el personaje de Billie Jean King a cargo de Emma Stone y el de Bobby Riggs en manos de Steve Carrell, también impecablemente caracterizado.
Lo nuevo de Dayton y Faris (el proyecto iba a ser llevado a cabo inicialmente por Danny Boyle, quien terminaría bajándose de éste para embarcarse en Trainspotting 2, quedando finalmente como productor de la cinta) empieza contándonos de forma paralela la historia de ambos personajes, antes de que sus vidas entren en contacto.
Billie Jean King se encuentra en plena lucha por lograr la igualdad de salarios entre tenistas masculinos y femeninos. Esto la llevará, junto al resto de las principales tenistas de la época, a desligarse de la Asociación de Tenis Profesional (ATP), fundando una propia femenina (WTA). A Riggs, al mismo tiempo, le veremos, aparentemente, llevando una agradable vida familiar, casado, con un hijo y trabajando para la empresa del padre de su mujer, tratando de encauzar su vida tras haber tocado ésta fondo por sus excesos con el juego. Tras la fachada de recuperación, psiquiatra y reuniones de adictos al juego incluidos, se esconde que Riggs sigue apostando, valiéndose del tenis, que es lo que mejor se le da, como principal medio para conseguir ganancias extra. Tras descubrirlo su mujer, negándose a concederle más oportunidades, Riggs será echado de su hogar y llegará a la idea de organizar este partido tras ver por televisión lo que King está haciendo, con el único objetivo de ganar algo más de dinero. A partir de este punto será cuando ocurra lo relatado en el contexto previo.
A lo largo del metraje veremos tratado también, además del tema de la desigualdad, el de la homosexualidad y el de la represión que sufrían en aquel entonces las personas que querían vivir libremente su sexualidad, con ciertas pullas lanzadas por determinados personajes, y de forma destacada, en los momentos finales, muy bien llevados, en los que vemos que, tras el partido, tenemos “el mundo al revés”: El perdedor, en su vestuario, riendo. La ganadora, en el suyo, llorando. ¿El motivo? Que mientras en el de Bobby Riggs aparece su mujer, dejándonos intuir que se va a producir una reconciliación que el típico texto sobre fondo negro tan habitual de las películas basadas en hechos reales, ya al final de la película, nos confirmará, viviendo su vida de forma plena, sin tener que esconderse ante nadie, King es consciente de que, a pesar de la victoria que ha supuesto, en todos los sentidos, el ganar el partido que acaba de disputar, tendrá que seguir llevando una doble vida, sin poder estar con la persona a la que realmente quiere.
Las interpretaciones son, en el caso de Emma Stone, espectacular (hasta el punto de que no me extrañaría para nada que le valiera, como mínimo, la nominación en los Oscar a mejor actriz) y, en el de Steve Carrell, bastante buena, siendo muy efectivo como desquiciante Bobby Riggs.
El trabajo a la hora de recrear la época es espectacular y se consigue plenamente el trasladarnos a los 70, siendo muy importantes los factores de vestuario y decorados, perfectamente elegidos. La banda sonora de Nicholas Britell, quien ya ha trabajado en otras destacadas películas como Whiplash o Moonlight, es de gran nivel, e incluye canciones de la época, lo que ayudará, todavía más, a meternos en situación.
Puede que el principal problema de la cinta sea el, por momentos, querer abarcar demasiado, haciendo que determinados personajes queden un poco desdibujados, como es el caso de las compañeras tenistas de King o el de su marido, algo, sin embargo, que no la echa por tierra, pues los directores logran con gran éxito que nuestro interés se mantenga de forma casi permanente en Billie y Bobby.
En La batalla de los sexos encontramos una buena película. No es excelente ni, posiblemente, tampoco quedará para el recuerdo, pero es buen cine, del que se disfruta en todo momento, con unas dos horas que se pasan volando. Las escenas dedicadas exclusivamente al tenis no son muy prominentes (a excepción del partido final entre ambos, que perfectamente sí puede llegar, aproximadamente, a los 10 – 15 minutos) y no se hacen para nada pesadas, aunque no seas aficionado de este deporte. Una buena elección, de entre las que actualmente se encuentran en cartelera, para pasar una entretenida tarde en el cine.
Ficha técnica de La batalla de los sexos
Título original: Battle of the sexes
Estreno en España: 3 de noviembre de 2017
Año: 2017
Duración: 121 minutos
País: Estados Unidos
Directores: Jonathan Dayton y Valerie Faris
Guion: Simon Beaufoy
Música: Nicholas Britell
Fotografía: Linus Sandgren
Reparto: Emma Stone, Steve Carell, Andrea Riseborough, Elisabeth Shue, Bill Pullman, Austin Stowell, Sarah Silverman, Alan Cumming, Eric Christian Olsen, Jessica McNamee, Mickey Sumner, James Mackay, Agnes Olech, Chet Grissom, Chip Chinery y John C. McGinley.
Género: Drama. Comedia. Basado en hechos reales
Sinopsis: “Crónica de la rivalidad existente entre el ex-tenista profesional, de 55 años, Bobby Riggs, y su oponente de 29 años de edad, la carismática tenista Billie Jean King, quienes se enfrentaron en un partido legendario en 1973. Se quería entonces conocer si una tenista profesional femenina podía realmente vencer a un hombre (aunque fuera exprofesional), un evento que atrajo a más de 50 millones de estadounidenses y que se publicitó como “La batalla de sexos””.