Perfectos desconocidos, ¿prefieres la verdad o la felicidad del necio?

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Último proyecto, hasta el momento, de un Álex de la Iglesia que este año ha hecho doblete (esta Perfectos desconocidos y El bar), en lo que supone, hasta el momento, la cinta menos innovadora del director, siempre caracterizado por aportar un punto diferente dentro del panorama del cine español, con un estilo muy personal, decantándose, en esta ocasión, por llevar a cabo un remake, que le sale más que de maravilla.

El concepto (un grupo de gente “encerrada” en una habitación, desarrollándose toda la historia en el mismo escenario) ha de ser llevado con muy buena mano para que el tedio no se instale en ningún momento entre los espectadores, y el director lo logra en esta película.

Podríamos decir que lo que parece un desarrollo mucho más propio para el teatro que para el cine se está poniendo de auténtica moda en los últimos años. No tenemos más que mirar a pasados proyectos como Coherence (2013), Toc Toc (2017), la propia película en la que esta Perfectos desconocidos se basa, Perfetti sconosciuti (2016) o la MAGISTRAL The Man From Earth (2007), que me parece el ejemplo más notable en lo que a metrajes de este estilo se refiere.

(ESTA CRÍTICA PODRÍA CONTENER SPOILERS)

La premisa no podría ser más simple: Un grupo de amigos de toda la vida se reúne para cenar. La noche elegida para tal acontecimiento coincide con un hecho poco habitual: Un eclipse lunar que hará que nuestro satélite se tiña de rojo, fenómeno que lleva asociados, según la película, diversos sucesos paranormales. Será a lo largo de la velada cuando, y sacando a relucir el tema de que al conocerse de toda la vida lo saben todo los unos de los otros, surge la idea de llevar a la práctica un “peligroso” juego: Todos los presentes tendrán que dejar su móvil encima de la mesa y cualquier mensaje o llamada que reciban tendrá que ser leído y escuchado por todo el mundo. Secretos se irán desvelando a lo largo de la noche, los desengaños se sucederán y habrá giros inesperados, por supuesto.

La pregunta que, de forma indirecta, la película le lanza al espectador es la siguiente: ¿Preferirías conocer toda la verdad, con lo que esto puede conllevar, o ahorrarte ciertos detalles que pudieran hacerte daño?

Si bien la película ofrece lo que promete (por todos es esperado, conociendo la sinopsis del metraje, que los secretos vayan saliendo poco a poco y que los conflictos se sucedan), sí es cierto que parece difícil que casi todos los personajes oculten tal cantidad de puntos negativos, algo que no impedirá que riamos a lo largo del metraje con las distintas salidas que cada uno de ellos tendrá con respecto a los distintos embrollos en los que se vayan metiendo.

Es evidente que una película así tendrá que basar su consistencia, y mucho, en su reparto, que aquí, con uno de los mejores elencos de los últimos tiempos en la cartelera española, está más que sobresaliente, siendo el apartado que más destaca. Vemos a una Belén Rueda, que hace un dueto más que recomendable con el maravilloso Eduard Fernández, en una de las mejores interpretaciones de su carrera. Tremendo también Ernesto Alterio. Soberbias Juana Acosta y Dafne Fernández.


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La historia se desarrolla en tres niveles de forma simultánea: Lo que los personajes dicen, lo que ese mismo personaje está pensando y lo que están pensando los demás. Las coreografías grupales por parte de los actores, que se notan muy trabajadas, destacan, para bien, y mucho, en esta puesta de escena tan teatral.

De la Iglesia no se queda atrás y hace gala de su experiencia, cuidando cada plano hasta en el más mínimo de los detalles, alcanzando una más que notable agilidad narrativa. Los momentos de desmadre llegan sólo cuando son necesarios, estando ante una película contenida, algo que, sin duda, le favorece.

La comedia, muy negra a lo largo de todo el metraje, cumple su cometido, arrancando las carcajadas de la sala a lo largo de todo el metraje. Lo que por lo que estamos viendo en pantalla tendría que ser un drama, se convierte, ante los ojos de los espectadores, y con una facilidad tremenda, en una muy buena comedia. Los diálogos son de calidad, sin quedarse en los típicos tontos y vacíos de muchas películas de este género, siendo el continuo intercambio entre los personajes en todo momento entretenido para el público.

Los únicos puntos negativos que le encuentro serían los tres siguientes:

1. Lo que considero un pequeño fallo de guion, pues viendo lo que ocultan todos y cada uno de ellos, resulta bastante incomprensible que los presentes se presten a jugar al juego. Bien es cierto que la actividad es propuesta por una de las pocas personas dentro del grupo que no tiene nada que ocultar, pero resulta difícil de creer que el resto acceda a seguir el juego, a pesar de las reticencias iniciales.

2. Una escena del metraje que me escamó mucho, al darme la sensación de que se desecha una idea que podría haber sido mucho más aprovechada, llevando la cinta por otros derroteros: El grupo se saca una foto y descubre que no aparecen en ella, hecho al que aparentemente no conceden ninguna importancia, cuando más aterrante no podría ser, en lo que resulta una metáfora de que esa foto esta carente de vida. La reacción de los protagonistas es, a todas luces, irreal, siendo un elemento que, además, no es posteriormente aprovechado en ningún momento, no volviendo a ser retomado.

3. El final de la película. El de la original, en caso de que se quiera sí o sí transmitir el mensaje de que es mejor no conocer la verdad a descubrirla y que ésta pueda doler, con los protagonistas abandonando el edificio como si nada hubiera pasado, me resulta mucho más sutil y de mayor calidad que el que aquí vemos, que me parece bastante forzado.


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Temas como la infidelidad, el todavía existente rechazo en ciertos sectores de la sociedad hacia la homosexualidad o la normalmente conflictiva relación de los padres con sus hijos cuando estos están en la adolescencia (perteneciendo a este grupo una de las mejores escenas de toda la película, con Eduard Fernández manteniendo una más que emotiva conversación con su hija a través del manos libres del móvil) irán desfilando por la pantalla a lo largo de la película.

Perfectos desconocidos, que todavía se mantiene en cartelera tras casi dos meses en ella, algo realmente espectacular, es ya la película más taquillera de toda la carrera de De la Iglesia. Tras seis semanas en los cines, consiguió alcanzar el primer puesto de las más vistas, con más de dos millones y medio de espectadores, a pesar de la competencia directa de otros titánicos proyectos como Star Wars o Coco, que mantendría hasta la reciente llegada de Los archivos del Pentágono.

El éxito que ha cosechado con esta película no se le escapa a un De La Iglesia que achaca el motivo por el cual esta cinta ha sido encumbrada por la audiencia a que “el espectador se identifica con los personajes”.

El propio director reflexiona también sobre el proyecto diciendo que “se inserta en la larga tradición de comedia en España, combinando risa y temas que preocupan. Habla de algo que nos angustia y la comedia sirve al tiempo para liberar esa angustia”.

De la Iglesia destaca que tuvo absoluta libertad a lo largo de todo el rodaje y que empezó a trabajar en el guion cuando la original italiana todavía no había empezado a rodarse.

Esta libertad, a pesar de estar ante un remake, se nota a lo largo de todo el metraje, siendo una película más que recomendable para pasar un muy buen rato, a pesar de su negativa moraleja, que parece dar a entender que es mejor conformarse con la mentira que destapar la verdad si ésta va a resultar dolorosa. No es la mejor película de De la Iglesia, pero pasa el corte con nota.

Ficha técnica de Perfectos desconocidos

Título: Perfectos desconocidos

Estreno: 1 de diciembre

Año: 2017

Duración: 96 minutos

País: España

Director: Álex de la Iglesia

Guion: Jorge Guerricaechevarría y Álex de la Iglesia. (Original italiana: Paolo Genovese, Filippo Bologna, Paolo Costella, Paola Mammini y Rolando Ravello)

Música: Víctor Reyes

Fotografía: Ángel Amorós

Reparto: Belén Rueda, Eduard Fernández, Ernesto Alterio, Juana Acosta, Eduardo Noriega, Dafne Fernández, Pepón Nieto y Beatriz Olivares.

Género: Comedia

Sinopsis: “En una cena entre cuatro parejas, que se conocen de toda la vida, se propone un juego que pondrá sobre la mesa sus peores secretos: leer en voz alta los mensajes, y atender públicamente a las llamadas, que reciban en sus móviles durante la cena. Remake del exitoso film italiano “Perfetti sconosciuti” (2016), de Paolo Genovese”.

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