Hablar hoy en día de Guillermo del Toro es hablar de uno de los grandes nombres de la industria cinematográfica actual. Con numerosos reconocimientos y logros a sus espaldas, el mexicano ha conseguido el favor del público y de la crítica a lo largo de su trayectoria profesional en diversas ocasiones. El laberinto del Fauno, Pacific Rim o La Cumbre Escarlata son algunas de sus obras más famosas, ya sea por recaudación de taquilla o por la buena acogida de la crítica.
Sin embargo ha sido con La forma del agua, su última propuesta (estrenada en febrero), una película que él mismo dirige y ha guionizado; con la que ha obtenido el mayor éxito entre público y crítica, y de forma unánime. Esta peculiar fábula y su original historia de amor han conquistado a medio mundo, colocándola entre las favoritas de la 90ª edición de los Premios Oscar que tendrá lugar este domingo cuatro de marzo en el Dolby Theatre de Los Ángeles.
La forma del agua: un nuevo paradigma de cuento de hadas
La forma del agua está cosechando éxitos allá donde se estrena. Y no es para menos. Su original premisa, junto al hecho de que tanto la historia como sus protagonistas rompan los moldes que suelen encorsetar la gran mayoría de lo que conocemos como películas de amor, hacen de esta obra una pequeña joya.
Guillermo del Toro escribe y dirige la historia de Elisa (Sally Hawkins), una mujer huérfana, muda y algo solitaria que trabaja en la limpieza de unas instalaciones de un laboratorio de alta seguridad durante los años de la Guerra Fría con la única compañía de su colega de trabajo, la dicharachera y entrañable Zelda (Octavia Spencer) y su vecino y amigo Giles (Richard Jenkins). A pesar de lo mal que la ha tratado la vida, ella sigue siendo una mujer comprensiva y sensible ante las injusticias, con una gran empatía por todos aquellos que la rodean y sufren.
Es así como ella es una de las pocas personas en darse cuenta del sufrimiento al que están sometiendo a una extraña criatura a la que han traído para estudiar en el laboratorio, convencidos de que así lograrán vencer a los soviéticos. Los experimentos y el maltrato que sufre por parte del despiadado jefe de seguridad de las instalaciones Richard Strickland (Michael Shannon) están acabando con la criatura que, poco a poco, va entablando una relación con Elisa. Esta se da cuenta que, tras la apariencia de monstruo acuático hay mucho más y, cada vez que le lleva comida nota como la unión entre ambos crece y sabe que tendrá que hacer algo por salvarlo de tan cruel destino.
El humor y el romanticismo se entremezclan para dar lugar a una historia de amor libre de pastelismos, que no de épica. Una historia de tolerancia, de respeto, de igualdad, de lucha contra las injusticias y de amor, por encima de todo. Estamos pues, ante la historia de dos seres incomprendidos por la sociedad que encuentran refugio el uno en el otro. A su vez, tenemos las historias del resto de personajes, muchos de ellos también incomprendidos o habitualmente marginados, que aquí apoyan en su mayoría al personaje principal ya sea por asociación u oposición, pues en ella recae prácticamente todo el peso narrativo.
Sally Hawkins se convierte, gracias a su magnífica interpretación, en la imagen de una mujer sensible y fuerte, llena de matices y movida en todo momento por el amor a los demás y a la vida; un papel que la posiciona como principal candidata a mejor actriz en los Oscar de este fin de semana. Su papel será recordado como un ejemplo de personaje marginado y solitario que no ha dejado que la vida lo convierta en aquello que los demás ven, o creen ver en ella. Alguien que hace mejores personas a los demás, a la vez que a sí misma.
Con todos estos puntos a favor, podemos comprender un poco mejor que haya conseguido 13 nominaciones a los Oscar, quedándose a una de igualar el récord de Titanic, Eva al desnudo y Lalaland). Son muchos en los que parte con papeletas, pero es difícil que a del Toro se le escape el de mejor director.
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Bajo sospecha
Pero no todo iba a ser buenas noticias para Guillermo del Toro. Y es que en las últimas semanas han empezado a surgir rumores que apuntan a un posible plagio. David Zindel, hijo del escritor Paul Zindel, ha acusado a la productora y al propio del Toro de plagiar la obra de teatro que su padre escribió sobre la relación que se desarrollaba entre una cuidadora y un delfín en un laboratorio en plena Guerra Fría. Unas acusaciones que tanto la productora como el director mexicano niegan.
Sea como fuere, y mientras se mantiene la presunción de inocencia y no se demuestre lo contrario, nos quedamos con lo importante y bello de esta magnífica película. La siempre increíble estética de los films de Guillermo del Toro, la sensibilidad, la vuelta de tuerca a las historias de amor y, por encima de todo, la reivindicación de los personajes diferentes. La reivindicación de la ruptura con lo convencional, con lo de siempre y el canto a favor de las diferencias y de los personajes que incluso en la soledad y en la adversidad muestran su fortaleza. Cuando lo que nos hace diferente no nos separa ni nos hace más débiles, sino que nos une.
Así que si aún no la has visto, todavía estás a tiempo de disfrutar en los principales cines de Vigo de una de las películas más destacadas del último año, que luchará por los premios más importantes de la industria del cine hollywoodiense.