La Isla de Ons, protagonista de un thriller en el que sus habitantes están llenos de secretos

Isla de Ons al atardecer // SHUTTERSTOCK

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El paisaje agreste del invierno en la Illa de Ons, inaccesible si el clima es adverso y con condiciones más propias de siglos pasados que del actual, es el lugar escogido por Manel Loureiro (Pontevedra, 1975) para ambientar su última obra, 'Cuando la tomenta pase' (ya en librerías), un thriller protagonizado por un periodista reconvertido en escritor, Roberto Lobeira, que se retira a la isla gallega para acabar de escribir su última novela.

"Lo que no puede suponer es que se va a encontrar con que los pocos habitantes de la isla están llenos de secretos. Que una presencia misteriosa deja regalos sangrientos en las escaleras de su casa, tratando de decirle algo que él no es capaz de comprender. Y por si esto no fuese suficiente, las olas arrastran hasta la orilla un fardo cuyo contenido hace que todas las tensiones estallen", relata el propio Loureiro en una entrevista con Europa Press.

La isla, más que una localización, es una protagonista más de la historia. La idea, confiesa, surgió de una visita que realizó a Ons en verano. "Una noche estaba paseando y de golpe vi el haz de luz del faro, como le pasa a Roberto cuando llega a su casa, destellando entre los arbustos, en medio de la oscuridad. Y en ese momento dije: Esto que acabo de ver le tiene que pasar a alguien", rememora.

Ahí fue consciente de la "singularidad" del espacio. "Es como el crimen perfecto, el que está a la vista de todo el mundo y nadie se da cuenta. Se puede estar desarrollando un drama en pleno invierno allí sin que nadie se entere", comenta.

"Es uno de los pocos reductos de rural aislado que hay en la costa, que está masificada. Y es un sitio muy específico. En verano es un gran destino turístico pero en invierno se queda aislado. Durante semanas puede ser inaccesible si las tormentas no permiten llegar. Prácticamente no tiene habitantes, no hay luz eléctrica, no hay agua corriente. Es un trozo del siglo XIX delante de todo el mundo en el siglo XXI", explica.

Ons, "visible pero inaccesible" 

Para escribir la novela, Loureiro se enfrentó a las mismas vicisitudes que Lobeira. Aunque "no a todas", bromea el pontevedrés. Que haya confesado, no encontró ningún fardo que pudiese meterlo en problemas y tampoco se vio envuelto en las disputas familiares de unos Capuleto y Montesco a la gallega.

"Llegué en pleno invierno, como Roberto, y la experiencia es muy desconcertante. Ese momento de estar por la noche y ver las luces de la costa, y darme cuenta que estaba ahí al lado, pero que al mismo tiempo era como si estuviese en la superficie de la luna. Visible pero inaccesible. Es una sensación muy desconcertante y un tanto desasosegante, perfecto para una historia como esta".

Loureiro también conoció de primera mano la situación "complicada e injusta" de los habitantes de la isla, a quienes agradece su hospitalidad. "Ni siquiera son dueños de sus tierras. Tienen un estatus rarísimo de colonos absolutamente injusto. Es una situación que debería ser solucionada", defiende.

Al escenario como elemento fundamental le acompaña una tormenta que marcará el ritmo de los acontecimientos y que le da nombre a la historia. "Roberto va prácticamente a rebufo toda la historia hasta que por fin, en el último tercio de la novela, empieza a tener el control. Empieza a ser él quien lleva la iniciativa. Conseguir encajar ese ritmo climatológico con el ritmo de la historia para mí era fundamental".

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