O Porriño sigue conmocionado por el brutal asesinato de Teresa, la trabajadora del Servizo de Axuda no Fogar que murió a manos presuntamente del marido de la usuaria a la que prestaba servicio en una vivienda de Atios, en O Porriño. Hasta ahora había trascendido que la CIG tenía conocimiento de una situación de "acoso" desde el lunes, horas antes del suceso, mientras que el Gobierno local avanzó este miércoles que se personará en la causa judicial para depurar "todas las responsabilidades", según señaló el alcalde, Alejandro Lorenzo.
Ahora, las claves pasan por el propio informe que la empresa prestadora del servicio, Aralia, realizó reconstruyendo las últimas horas previas al crimen que ha causado una ola de indignación en Galicia. ¿Se pudo evitar? ¿Es cierto que Teresa denunció el acoso?
Las claves

- Adrián Irago - Europa Press
Según el documento al que ha tenido acceso METROPOLITANO.GAL, que recoge las horas previas, Teresa se puso en contacto con el equipo de coordinación del Servizo de Axuda no Fogar en O Porriño -gestionado por la empresa- para comunicar que renunciaba. Lo hizo a las 8:28 horas del martes. "Le preguntamos qué ha pasado y nos comunica que ayer [el lunes, día previo al asesinato] sufrió una situación de acoso y que no va a permitirlo", señala el informe.
Según el documento, la trabajadora culpa directamente al hombre que presuntamente acabó con su vida y habría trasladado una actitud "cada vez más agresiva".
La empresa se comunica entonces, siempre según el documento, con la familia de la usuaria para indicarle que la trabajadora cesa en su servicio. "Pregunta si la auxiliar acudirá y le comunicamos que no, creyendo que Teresa no realizaría el servicio", se relata. Días antes, la familia se había puesto en contacto con la empresa para censurar que Teresa no estaba haciendo algunas funciones, como la comida. Preguntada por la empresa, ella lo reconoció y aseguró que era el hombre marido de la usuaria el que no quería que lo hiciera.
En el documento, se adjunta una captura de pantalla como prueba de la conversación con Teresa, pero hay algo que llama la atención. A las 9:23 horas Teresa responde con un mensaje en el que dice: "Renuncié al servicio por acoso laboral, os doy 15 días". Es una respuesta a otro mensaje (de la empresa) que ya no se puede leer porque está borrado. La empresa justifica que esa comunicación eliminada era para "consultarle si ha acudido al servicio" y que se borró al comprobar que había fichado a las 9:01 horas.
Acto seguido, un miembro de la familia del presunto asesino se comunica con Aralia para preguntar por el incidente de acoso. Es entonces, cuando les indica que el hombre "no está bien psicológicamente y que están pendientes de una cita con neurología".
La empresa le explica que Teresa dio 15 días de margen mientras se busca "a otra compañera que cubra el servicio" y que tendrán que "ver cómo se gestionan esos 15 días". Esta es otra de las claves, porque no parece haber un claro protocolo cuando una trabajadora denuncia acoso y renuncia. Todo apunta a que la intención era sustituirla por otra en ese plazo, a pesar de lo denunciado. No se aclara si habrá algún tipo de investigación o estudio sobre el perfil del hombre, cuyo familiar reconoce que tiene problemas psicológicos.
A las 12:21 horas la empresa recibe la llamada de otra usuaria de Teresa del tramo de 10:11 a 12:15 horas. Es entonces cuando se dan cuenta de que algo ha sucedido. La Guardia Civil les confirma el asesinato a las 12:42 horas. Ahora, debe ser la justicia la que determina qué ha fallado y si se pudo haber evitado la muerte de Teresa. "Vamos a actuar con contundencia para que se exijan todas las responsabilidades, sean de quién sean", señaló esta misma mañana el alcalde porriñés.