La costa de Lugo es conocida por sus singulares características, por sus rincones con encanto y la braveza de sus aguas. Por ello, lugares como la Praia das Catedrais se han convertido en icono de la costa norte gallega. Sin ir más lejos, cada día atrae a cientos de visitantes que quieren conocerla y pasear bajo sus arcos naturales, escapando de la subida de la marea. Sin embargo, como suele ocurrir, el hecho de que un lugar sea tan conocido e internacional eclipsa otros igual de merecedores.
El concello de Xove se encuentra en plena Mariña Occidental y esconde un gran tesoro en su zona litoral. Los Cantís de Papel son unos espectaculares acantilados que recorren la franja costera comprendida entre el cabo de Morás hasta Punta Roncadoira. Se trata de una pared vertical de 32 metros de altura, que por su ubicación ha estado siempre expuesta al azote del viento y la imponente fuerza del Cantábrico. El resultado, tras siglos de erosión, ha sido unos acantilados de formas curiosas, con enormes grietas y secciones laminadas que recuerdan a papeles plegados y arrugados y que les han hecho merecedores de su propio nombre.
En el paisaje contrasta el color claro de las rocas graníticas del acantilado con el azul potente del mar, que se cuela entre las franjas del litoral para romper sus olas contra el acantilado. Las fotografías pueden engañar, ya que es difícil captar la majestuosidad del paisaje que sin duda es más sobrecogedor en persona, donde se aprecian realmente bien sus dimensiones.
Los Cantís de Papel se encuentran a tan solo diez minutos en coche del centro urbano de Xove. En las inmediaciones hay explanadas en las que aparcar, para continuar por caminos de tierra que atraviesan un antiguo parque de fabricación de dolos, estructuras con forma de doble martillo utilizados en la propia construcción del Puerto de San Cibrao para frenar la fuerza de las mareas. Este cementerio de "rompeolas" deja también unas fantásticas instantáneas y suma para configurar este curioso enclave, que se puede conocer a través del paseo marítimo de Morás.
Una vez en los acantilados es necesario extremar las precauciones ya que se trata de una zona muy escarpada. Desde un lugar seguro se puede optar por perder la vista en el horizonte del Cantábrico o bien mirar hacia el oeste y divisar el Islote de Ansarón, un lugar reconocido en Galicia por la calidad de los percebes que se crían en su costa.
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La propia isla de Ansarón (o como se la conoce popularmente, Isla de Sarón) merece mención propia, por ser una importante zona migratoria de aves marinas como la gabita, las gaviotas patiamarillas o los cuervos marinos. Para verla en todo su esplendor lo mejor es acceder al mirador de la Atalaya Gepeto o mismo a Punta Arxente, zona más próxima y donde la isla casi se toca con el litoral.
Otras ubicaciones a tener en cuenta son, por ejemplo el Faro de Roncadoira, construido en 1974 como consecuencia del enorme número de naufragios que se sucedían en las costas de Xove. Sin embargo, el faro no funcionó hasta pasados 12 años, en 1986. La panorámica obtenida desde este punto permite unas vistas únicas a las Islas de Coelleira, Sarón y Farillóns. También en A Mariña se han sumado a la creciente moda de los bancos, pudiendo visitar y disfrutar del Banco de Poñente o de Nacente, con unas preciosas vistas al mar, así como de sus bonitas playas, incluida la recogida y curiosa playa de Portocelo.