El verano 2021 no está dejando muchos días de calor por el momento, por eso cada rayito de sol es bienvenido. Con el pronóstico de buen tiempo para este fin de semana, las playas de la ciudad se prevén llenas en jornadas que rozarán los 30 ºC. Por eso, si quieres disfrutar del buen tiempo, alejarte de los arenales masificados y absorber vitamina D a la vez que disfrutas de nuevos e increíbles espacios naturales, las piscinas o pozas son una genial opción. A pesar de que en Galicia hay donde elegir, hoy proponemos un viaje a nuestro país vecino, Portugal, en el que conocer estas fantásticas localizaciones en las que pasar el día, organizar un picnic o refrescarse con un chapuzón.
Poza del río Coura
A menos de una hora en coche desde Vigo, en Viana do Castelo encontramos la desembocadura del río Coura, de más de 50 km de trazado. Siguiendo el propio recorrido del río se encuentran piscinas naturales y playas fluviales, escondidas entre las rocas y la vegetación que dan forma al propio cauce. No tienen un acceso sencillo, ya que son zonas completamente naturales, pero el camino merece la pena. Bajo el puente de San João, concretamente, se forman piscinas de agua cristalina y tranquila, perfectas para refrescarse. Se trata de localizaciones algo escondidas y con caminos sin trazar, pero la carretera llega bastante próxima y esto asegura poder gozar de estos espacios casi en exclusiva.
Cascada de "Tahiti" o Cascada Fecha de Barjas
Conocida popularmente como Cascada de Tahiti, en el ayuntamiento de Terras de Bouro, en el distrito de Braga y a poco más de dos horas desde Vigo, esta poza natural formada por el río Cávado se presenta como un enclave natural único. Esta vez hablamos de una localización más conocida y, por tanto, más concurrida que la anterior. Sin embargo, esto también se traduce en ventajas como un acceso más sencillo y la existencia de un aparcamiento privado en este mismo lugar. En la zona hay diferentes pozas, pero la más especial es la que acoge a la cascada y que es perfecta para planes en familia. El agua es de nuevo cristalina y tranquila, y las rocas talladas por el paso del río permiten colocar la toalla y tumbarse al sol.
Piscina das Marés
A 15 minutos del centro de Oporto, Monumento Nacional desde 2011 y Patrimonio Mundial de la Unesco desde 2017, se encuentra la Piscina das Marés, obra del prestigioso arquitecto Álvaro Siza cuando corrían los años 60. Como imagináis este sitio tiene trampa, pues no se puede calificar de natural, pero es cierto que su construcción demuestra un respeto y una sintonía extrema con la naturaleza, fundiéndose con las aguas atlánticas a través de las rocas de la costa portuguesa. Tras dos años en obras para ser rehabilitada, el 19 de junio se abría de nuevo al baño. Es una opción genial si además se quiere visitar la ciudad y, además, es un gran reclamo para los amantes de la arquitectura.
Foz de Égua
Piodão es un pueblo de los que te roban el corazón, de los que salían en las - ya casi extintas - postales de viaje. Situado en el espacio protegido de Sierra de Açor, el pueblo es atravesado por el río que le da nombre. Cuando el río baja con buen caudal se crean piscinas naturales entre los pequeños puentes que lo cruzan, a las puertas del pueblo. Se trata de pozas íntimas y de poca profundidad, pero perfectas para refrescarse en días de verano. El resultado es una escena mágica, que parece sacada de un libro de cuentos. El pueblo, situado en medio de las montañas, está hoy orientado al turismo, por lo que es un destino perfecto para una escapada de fin de semana para renovar energías y desconectar de la rutina de la ciudad.
Piscinas de Porto Moniz
También en Portugal, aunque esta vez algo más lejos, están las piscinas naturales de Porto Moniz, en la isla de Madeira. Estas piscinas, esculpidas por el mar en el litoral norte de la isla, constituyen uno de los principales reclamos turísticos de la zona. Alimentadas por la propia marea, sus aguas son cristalinas y tranquilas y permiten una visión privilegiada del horizonte atlántico y de la fuerza del océano chocando contra las rocas volcánicas de la costa. La zona ha sido adaptada al turismo y cuenta con bandera azul y servicios como restaurantes, taquillas, parques infantiles y aparcamientos. Aunque la entrada no es gratuita, el precio es muy razonable y ronda el 1,50 euros. Para aquellos que alarguen un poco el fin de semana es un destino ideal.