El mirador que promete atardeceres "inolvidables" con una panorámica "infinita" de las Rías Baixas

Mirador de A Curota // Turismo Diputación da Coruña

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Un mirador donde poder ver las Rías Baixas, Islas Cíes y, casi, Portugal. Galicia cuenta con numerosos rincones en el que maravillarnos con la naturaleza, ya sea en la Ribeira Sacra con espacios como Penas de Rome, Cabo do Mundo o los Balcones de Madrid; en la Ría de Vigo, como el de A Fontenla, Monte de O Castro o Campo da Rata, o las Rías Altas, donde podremos encontrar el balcón natural de Punta Fuciño do Porco; pero ninguno ofrece “la mejor panorámica de la costa gallega” como la que asegura ofrecer el Mirador de A Curota.

Ubicado en el Monte da Curota, en la Serra do Barbanza, en el municipio coruñés de A Pobra do Caramiñal, el Mirador de A Courota, ubicado a casi 500 metros sobre el nivel del mar, ofrece unas vistas que van desde la ría de Muros e Noia, pasando las de Arousa, Pontevedra y Vigo, donde poder disfrutar también de las siluetas de las islas Sálvora, y “si el día está muy claro”, se puede vislumbrar las islas Cíes y el monte de Santa Trega, en A Guarda, ya en frontera con Portugal, aseguran desde el Concello.

Para llegar a este enclave a poco más de una hora de Vigo, que ofrece unas vistas únicas de la costa de Galicia y unos “atardeceres que no olvidaréis jamás”, como asegura la Mancomunidade de Municipios Barbanza Arousa, será necesario recorrer la AP-9 hasta Caldas de Reis, donde tomaremos la salida 104 para llegar a la vía rápida de O Barbanza, la AG-11, una vez en esta vía hacia A Pobra do Caramiñal habrá que coger la salida 34 y conducir por la carretera provincial 6705.

Antes de llegar al espectacular Mirador de A Curota encontrarás otro punto de interés como el Mirador de Valle-Inclán, más conocido como el de A Curotiña, donde también podrás disfrutar de unas espectaculares vistas de las Rías Baixas. Pero si sigues por esa misma carretera encontrarás el Mirador de Curota, donde existe un pequeño apartadero para poder dejar el coche. Una vez allí, tendrás que recorrer un pequeño tramo -no apto para personas con movilidad reducida- que dará al balcón de piedra y las impresionantes vistas de la costa gallega.

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