El macizo de Pena Trevinca, en Ourense, es uno de enclaves más importantes de Galicia y alberga un sinfín de secretos naturales. Lugares únicos que merecen la pena ser visitados. Uno de estos parajes son los que rodean la ruta de las lagunas glaciares de Ocelo y de A Serpe, dos lagos con millones de años y que cuyo singular origen glaciar es escaso en Europa. Además, entre las montañas más altas de Galicia también se encuentra el Teixadal de Casaio, uno de los bosques de tejos más grandes e importantes de Europa y uno de los más antiguos de la Península Ibérica, que cuenta con más de 300 de estos singulares ejemplares.
Conocido como "el bosque inmortal" este lugar se encuentra en el Concello de Carballeda de Valdeorras y se trata de una de las pocas reservas de tejos que todavía se conservan intactas. Está situado en las laderas de las montañas y las propiedades de las especies que componen este bosque hacen del lugar un enclave mágico y misterioso, ya que estos antiguos árboles se caracterizan por durar miles de años y por albergar veneno en casi todos sus elementos. Además, en este lugar los tejos conviven con otras particulares especies como acebos, abedules, avellanos, robles, fresnos y arces.
Este bosque de cuento está marcado por un paisaje en el que se puede apreciar la fuerte huella de la minería, ya que está rodeado de canteras. Entre ellas, se encuentra la antigua mina de Valborraz, utilizada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial para extraer wolframio. De hecho, se dice que en esta época el Teixedal de Casaio se convirtió en un refugio para aquellos maquis que huían de la mina.
Llegar a descubrir el Teixedal de Casaio no es una tarea fácil. Precisamente su situación apartada supone una importante dificultad en sus accesos, que no son aptos para todos los públicos. Desde Turismo de Galicia recomiendan ir en compañía de un guía que conozca el territorio. Además, proponen el camino más corto y el menos duro, que tiene una distancia aproximada de 9,5 kilómetros ida y vuelta con una duración estimada de cinco horas.
La ruta comenzará en la parte baja de A Cabrita, lugar donde se pueden dejar los coches. A partir de este punto habrá que ascender hasta la parte más alta del camino, donde se alcanzarán los 1840 metros de altitud. Después de un descenso que pasa por la mina de wolframio de A Picota, se pueden empezar a observar los primeros tejos que nos harán saber que estamos muy cerca de nuestro destino de cuento. El camino de regreso se realizará por los mismos senderos, aunque es necesario tener en cuenta que habrá un ascenso muy exigente.