Estraperlo, Irmandiños y pasarelas de madera por esta mágica ruta a orillas del Miño en Salvaterra

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Salvaterra do Miño ofrece vistas del vecino Portugal, siempre reflejado en el río Miño. A lo largo de unos nueve kilómetros existe una senda, ideal para hacer en bicicleta o a pie, que descubre algunas curiosidades de este municipio, además de la belleza natural que surge a las dos riberas del río gracias al riego natural de sus aguas. Desde el Mirador del río Miño, pasando por el parque de A Canuda y rematando en la desembocadura del río Caselas, el senderista conocerá también el flujo del Tea y cómo en esta zona se traficaba con productos básicos en épocas de hambruna.

Oficialmente esta ruta empieza en el parque de A Canuda, donde se puede dejar el coche, pues tiene un amplio aparcamiento. En cambio, lo mejor es retrasar unos metros el inicio. Con el río a mano derecha, a un kilómetro aparece el mirador del río Miño. Es fácil de identificar, pues se trata de una construcción de madera a la que se accede por unas escaleras también de este material. Desde este punto se observa un frondoso tramo del torrente, así como de Portugal. Además, está indicado como observatorio nocturno.

Un panel explicativo en la base de esta construcción resume la historia de contrabando en a raia. El café, la ropa o las piezas industriales eran material de tráfico ilegal en periodos de necesidad, como el de la posguerra, entre ambos países. El transporte de mercancías se solía desempeñar de noche, en pequeñas barcas que los ciudadanos, al otro lado de la ribera, descargaban rápidamente para internarse en el monte y no ser descubiertos. A lo largo del río, la Guardia Civil vigilaba la frontera, especialmente en los pasos más estrechos. En la ruta surgirán algunas construcciones antiguas de piedra que funcionaban como casetas de refugio para los guardias civiles.

Dejando el mirador atrás, se retoma el paso hacia el Parque de A Canuda. En lo alto se erige una antigua fortaleza denominada Castelo de Salvaterra que está declarada Bien de Interés Cultural. Data de la Edad Media y desde aquí Doña Urraca (Teresa Alfónsez de León, XI), llamada La Temeraria, organizó algunas de las incursiones en contra de Teresa de Portugal. Por aquí pasó también Pedro Madruga, noble protagonistas de las batallas contra los Irmandiños (XV), quienes levantaron al pueblo en protesta por las malas condiciones de vida que sufrían, acosados por los altos estamentos.

A sus pies, el parque da Canuda es un espacio ideal para los niños, pues cuenta con 80.000 metros cuadrados de árboles, juegos infantiles, una laguna con barcas y también una zona con animales, como pavos reales. En el mismo aparcamiento del parque se encuentran indicaciones sobre las diferentes rutas que parten desde este punto.

En este caso hay que seguir el Sendeiro municipal do río Miño, que asciende momentáneamente, a mano derecha, por el río Tea hasta llegar al puente medieval de Fillaboa. Si el anterior tramo tenía un carácter más urbano, este se adentra en la frondosidad de las riberas, donde se puede observar la gran riqueza de la flora.

En el puente de Fillaboa la ruta vuelve por donde vino, pero desde el otro lado del torrente. Según el sendero se acercar al Miño, se divisa la isla de Fillaboa que crea el Tea al dividirse en dos. Toda la ruta está bien señalizada, tanto por el código de colores como por paneles.

Durante el recorrido se observan las pesqueras, construcciones de piedra que se meten en el río y que sirven para pescar la lamprea, muy típica de esta zona. También aparecen varias zonas de viñedos que pertenecen a las bodegas de Pazo San Mauro, dedicadas en su mayoría al albariño. El pazo, que se puede divisar desde el camino, fue construido en el siglo XVI y los viñedos, a los que siempre ha estado vinculado, se extienden a lo largo de 30 hectáreas.

El sendero guía al caminante hasta la desembocadura del río Caselas, entre O Sobral y Souto de Arriba, fin del trayecto, si se quiere, pues se puede continuar persiguiendo el Miño hasta que se vierte al Atlántico. Los tramos más difíciles de esta ruta están habilitados con pasarelas de madera, si bien su dificultad es baja-moderada, pues existen algunas pendientes.

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