Forte de San Lourenzo, de imponente baluarte del siglo XVII a espacio de ocio y naturaleza en el Miño

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Tras casi 30 años de guerra entre España y Portugal, ambos territorios firman el 18 de febrero de 1668 la “paz perpetua, firme e inviolable”. Sin embargo, ante la desconfianza de que acabase produciéndose un nuevo conflicto, volverán a reforzarse las fortificaciones de frontera. En este contexto se construye en 1673 en Goián (Tomiño) el Forte de San Lourenzo, una estructura abaluartada a orillas del Miño cuya singular forma recuerda a una estrella. Recinto defensivo en el pasado, hoy en día nos ofrece un entorno único lleno de espacios de ocio y espectaculares vistas.

Para llegar a esta fortificación debemos trasladarnos hasta tierras de la parroquia Goián, en el municipio de Tomiño. Desde la PO-552 nos dirigiremos hacia el lugar de O Couto. Pasaremos por delante la capilla de San Roque y sus singulares alcornoques y, continuando por ese mismo vial, un poco más adelante llegaremos llegando hasta las zonas de aparcamiento de la fortaleza y de la playa fluvial.

Conjunto de sobreiras en Goián, en las inmediaciones de la capilla de San Roque.

Desde el aparcamiento más próximo a la fortaleza, una pista peatonal nos llevará hasta las zonas del foso y el puente que da acceso al interior del recinto. Si lo cruzamos y miramos hacia la puerta principal distinguiremos en el centro, justo encima del arco, una inscripción que nos anuncia que las obras de construcción finalizaron en  1673, “reinando Carlos Segundo, rey de las Españas, y la reina gobernadora su madre doña Mariana de Austria, siendo Gobernador y capitán general de este reino el excelentísimo señor arzobispo de Santiago dos Andrés Girón”. Justo a la derecha de la inscripción observaremos un escudo (también existe otro a la izquierda, aunque actualmente oculto por la vegetación).

A partir de ahí, una vez crucemos el acceso se abrirán ante nuestros ojos los distintos espacios de esta edificación de planta casi cuadrada pero que, con los baluartes de sus cuatro ángulos y las tres medias lunas con las que se vio reforzado, más bien recuerda a una estrella. En lo que antaño fue su patio de armas podremos disfrutar de la fresca sombra de varios robles y acceder a las escaleras y rampas que nos permitirán llegar hasta los baluartes de sus cuatro esquinas: el de Santiago (este), el de San Lourenzo (norte), el de San Diego (sur) y San Xoán (oeste).

Un fuerte en tiempos de paz

Puente de acceso al fuerte de San Lourenzo

En el mismo año 1668 en el que terminaba la guerra con Portugal, y cuatro meses después de devolver las plazas conquistadas al país vecino, el capitán general de Galicia enviaba una carta a la reina gobernadora donde figuraba la planta del futuro Forte de San Lourenzo, tal y como explica en su tesis sobre las fortificaciones de frontera en el sur de Galicia y norte de Portugal la investigadora Rebeca Blanco Rotea. Tras recibir el comunicado, Mariana de Austria ordenó la construcción de la citada fortaleza, que debería de constar de cuatro baluartes defensivos y tener capacidad para 400 infantes y 100 caballos.

Así, el Fuerte de San Lourenzo empezó a construirse en 1672 sobre lo que había sido el primitivo Forte da Barca, un complejo defensivo que, durante la guerra, los portugueses habían construido en su avance por tierras gallegas. Las obras se prologarán hasta 1673 y el recinto defensivo quedó dotado de diversas dependencias que actualmente no se conservan: almacenes, cuarteles, un polvorín, una capilla, las viviendas del gobernador capellán y de los oficiales, las caballerizas y dos pozos. En 1788 se construye el puente de piedra que actualmente da acceso al recinto, y que en su día sustituyó al levadizo que existía.

Con el tiempo, las instalaciones militares quedaron abandonadas, sufriendo expolios y deterioros, hasta que en 1873 fueron vendidas en pública subasta y pasaron a manos privadas. Finalmente, en los años 90 del pasado siglo el Concello de Tomiño decidió adquirir la fortaleza, que ha sido objeto de varias acciones de recuperación, puesta en valor y divulgación.

Zona de playa fluvual en el Espazo Fortaleza.

Hoy en día podemos aprovechar los impresionantes baluartes como miradores de excepción, especialmente los dos que se encuentran orientados hacia el Miño. Desde estas posiciones elevadas podremos ver el río y sus islas y diferentes puntos del municipio luso de Vilanova de Cerveira, con su muralla medieval, sus fortificaciones de época moderna, sus iglesias y núcleos de población.

Espazo Fortaleza

El Forte de San Lourenzo fue construido en un lugar estratégico, en el entorno inmediato de uno de los pasos de barcas que permitían cruzar el río Miño, frente a la localidad de Vilanova de Cerveira. De ahí que hoy en día su entorno, el conocido hoy como Espazo Fortaleza, sea la ubicación ideal para diversos espacios de ocio al aire libre e incluso una pequeña playa fluvial en la que refrescarse y disfrutar de las vistas.

Otra de las propuestas que ofrece la zona es la “Senda Fortaleza”, un agradable paseo llano a la orilla del Miño que puede realizarse en dos direcciones, hacia O Rosal o hacia Tomiño. Por un lado permite recorrer los 2,65 km que separan el fuerte de la playa fluvial de As Eiras (O Rosal) y, por otro, ofrece la opción de caminar los 1,35 km que van desde el fuerte hasta el puente internacional que comunica Tomiño y Vilanova de Cerveira (Ponte da Amizade).

Para las personas amantes del senderismo existe la posibilidad de prolongar este pequeño paseo a orillas del Miño conectando con una ruta más larga. Al hacer el recorrido que llega hasta la playa de As Eiras, en el propio arenal encontraremos las señales de conexión con el PRG-112 Sendero de Pescadores Miño-Tamuxe. Esta ruta lineal tiene aproximadamente siete kilómetros de longitud y transcurre íntegramente por tierras rosaleiras.

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