La naturaleza más pura de Galicia se disfruta en estas desconocidas pozas de aguas cristalinas

Pozas do Carboal, Dumbría // Turismo de Galicia

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Los ríos y montes de Galicia ofrecen incomparables escenarios en los que nos maravillan con la fuerza del agua y la belleza de la naturaleza. Ya sean cascadas espectaculares como las de la Corga da Fecha, en Lobios o la Fervenza da Cidadella, en Vilardevós; o pozas de ensueño como las de Melón o las de Mougás, Galicia ofrece enclaves únicos para relajarnos con el sonido del agua, dando un paseo o refrescándonos aguas puras. En esta ocasión, te proponemos una escapada hasta las coruñesas Pozas do Carboal, con una pequeña ruta resguardada por los montes de Dumbría, y que se esconden al ojo de la mayoría de visitantes.

Si bien este concello de la Costa da Morte es más conocido por acoger la espectacular Fervenza do Ézaro, el macizo montañoso de O Pindo o la Pedra do Brazal, Dumbría cuenta con rincones más desconocidos que merecen ser visitados. Es el caso de las Pozas do Carboal, un conjunto de pequeñas cascadas y piscinas naturales que se forman a lo largo de unos 800 metros en el descenso del río Buxantes.

Llegar hasta este enclave del interior de la Costa da Morte no es complicado, pero tampoco está señalizado, por lo que habrá que prestar atención para poder realizar este sendero, ya que por momentos reta a “tirar de imaginación para encontrar el camino”, apuntan desde Turismo de Galicia. El inicio de la ruta se encuentra en la carretera DP-2302, en torno al kilómetro 7, junto a una casa y una carpintería pegada a la vía. No se podrá acceder en coche, por lo que hay que buscar un lugar en las proximidades para dejarlo aparcado.

La senda, que discurre por el monte de la parroquia de Dumbría, ira descendiendo poco a poco y, “al llegar a una bifurcación, habrá que girar a la izquierda para continuar por un camino hasta las orillas del río”, indican desde Turismo de Galicia. A medida que discurre la ruta te irás encontrando con las sorpresas. Aparecerán ante ti las distintas piscinas naturales y sus cascadas, como si de un conjunto de toboganes de agua cristalina se tratase, que salvan 40 metros de altura en esta sucesión de pequeñas ‘fervenzas’ por el Buxantes. Aquí, la naturaleza ofrece uno de esos espectáculos que dejan boquiabierto.

Al tratarse de una ruta que no está señalizada y en la que, por momentos, tendrás que desplegar tu imaginación para poder continuar con el camino, se recomienda precaución a la hora de realizarla, así como ropa y zapato adecuado, ya que puede ser sencillo resbalar en la orilla del río.

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