Los pueblos más bonitos del norte de Portugal que no debes perderte este verano

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Playas inmensas, naturaleza desbordante, cultura apasionante y un patrimonio único. Portugal, una de las joyas de Europa para hacer turismo, ofrece al visitante multitud de opciones que lo convierten en un destino imprescindible para nuestros planes de tiempo libre.

En Galicia tenemos el privilegio de poder visitar el país hermano con tal naturalidad que en ocasiones no somos conscientes de nuestra suerte, aunque los cierres de la frontera durante la pandemia pusieron en evidencia la fragilidad de un logro conseguido tras siglos de lucha fratricida.

Ahora, recopilamos algunos de los pueblos más bonitos del norte de Portugal. En esta primera parte recorreremos cinco de ellos. Quedan muchos más y no son todos los que están, pero los descubriremos en un siguiente capítulo. 

Amarante

Vista de Amarante con el río Támega // iStock/Freeartist

Es una de las joyas del norte luso que se erige casi como una postal con su inquebrantable relación con el río Támega. Amarante le debe buena parte de su fama a su relación con la religión, pero también con lo profano. Esta pequeña ciudad destaca por sus construcciones religiosas, como el Monasterio de São Gonçalo y es precisamente este santo el que lo ha hecho famoso. Este predicador llegó a Amarante y ya no pudo marcharse cautivado por su belleza. A él se lo conoce como el "San Valentín portugués" y el lugar se ha convertido en punto de peregrinaje para los solteros y solteras que buscan a su media naranja. Así todo, también hay un punto para lo más profano y al santo se le canta una canción que nada de religioso tiene:  “São Gonçalo de Amarante/Casai-me que bem podeis/Já tenho teias de aranha/ Naquilo que vós sabeis” mientras que un dulce con clara forma fálica se ha convertido ya en el postre típico.

Más allá de las leyendas y curiosidades, Amarante goza de una importante historia y sus habitantes recuerdan con honor la batalla contra las tropas naopoléonicas cuyos impactos de bala todavía se pueden ver en la pared del monasterio. Aunque los franceses salieron victoriosos, la dura batalla presentada por los vecinos pasó a enriquecer la historia local.

Amarante es también un polo cultural y la faceta creativa a través de las artes y la literatura impregna el ADN de la ciudad. No en vano, artistas como el renombrado pintor Amadeo de Souza-Cardoso o la escritora Agustina Bessa-Luís nacieron aquí. Amarante ganó aún más protagonismo en octubre de 2017, cuando fue clasificada por la UNESCO como Ciudad Creativa de la Música. Si te decides a visitarlo, lo mejor es optar por un paseo a pie a través de sus históricas calles. En el apartado más lúdico, Amarante cuenta también con uno de los mejores parque acuáticos de Portugal.

Vila Nova de Gaia

Casa do Senhor da Pedra // CM Vila Nova de Gaia

Vila Nova de Gaia, o simplemente Gaia, no es ni mucho menos un pueblo -supera los 180.000 habitantes y se sitúa en un área que agrupa a más de 300.000 personas- pero merece incluirla en este listado por ser a veces desconocida al estar eclipsada por Oporto y porque cuenta con rincones más que interesantes.

Esta ciudad se encuentra frente a Oporto y es conocida por muchos por sus afamadas bodegas, donde disfrutar del auténtico vino de Oporto. Sin embargo, oculta más lugares para los amantes de los rincones con encanto. Uno de los puntos que debes visitar es el pueblo marinero de Afurada. Se trata de un pequeño barrio ubicado casi en la desembocadura del Duero y que se ha mantenido intacto con su particular espíritu tradicional. Allí, algunos dicen que se disfruta de los mejores pescados de Portugal gracias a los numerosos restaurantes que se distribuyen en la orilla del río. Con todo, el turismo ha ido aumentando y merece la pena estudiar primero el restaurante al que queremos ir para evitar llevarnos una sorpresa, especialmente en la cartera. Así todo, merece una visita para ver cómo se para el tiempo y rodearse de las casas típicas de los pescadores portugueses.

El segundo punto que requiere tu atención es la Capilla do Senhor da Pedra, una singular construcción religiosa ubicada sobre un promontorio en el borde de la playa que, cuando sube la marea, queda aislada a modo de isla. Antes de que se construyera la capilla, el lugar ya era un lugar de culto para los paganos precristianos que adoraban a la naturaleza.

Sistelo

Conocido como el "pequeño Tibet portugués", Sistelo está categorizada como una aldea-monumento gracias a una particular orografía que le otorga un carácter único. Situada al fondo de un valle, en pleno Parque Nacional da Peneda Gerês, se caracteriza por sus numerosos socalcos (bancales, en castellano) que recorren las laderas de la montaña y que, desde el primer vistazo, nos definen la curiosa y difícil relación de sus habitantes con el terreno.

La aldea ha sido recuperada parcialmente y los visitantes pueden disfrutar de las casas típicas de granito, los lavaderos o el interesante puente romano que cruza el río que baña el valle. Además, en esta pequeña aldea de apenas un centenar de habitantes, nos encontraremos también con el Castillo de Sistelo, que en realidad se trata de una edificación similar a los pazos gallegos que perteneció al Vizconde de Sistelo a finales del siglo XIX.

El pueblo, que es eminentemente peatonal, cuenta con una plaza principal desde donde poder tomar numerosas rutas de senderismo y que nos permitirá descender hasta el nivel del río Vez por una empinada pendiente que nos hará reflexionar sobre las penurias que sufrieron al trabajar el campo los que allí vivieron en el pasado.

Bragança

Ciudad amurallada de Bragança // CM Bragança

Bragança combina naturaleza e historia de una forma difícilmente equiparable en el resto del país. Capital histórica de Trás-os-Montes, es hogar del 80% de los mamíferos que existen en Portugal gracias al Parque Natural de Montesinho, que cuenta con interesantes senderos de arrebatadora belleza uniendo pequeñas aldeas como Río de Onor, fronteriza con España y elegida entre las siete maravillas de Portugal.

Pero sin duda el icono de Braganza es su ciudadela coronada por la Torre de Menagem, uno de los castillos mejor preservados de todo Portugal. También es posible visitar la Domus Minicipalis, un edificio del siglo XIII que servía de lugar de reunión para los "hombres buenos" del concello y que es único en toda la Península Ibérica.  Aún en la ciudad amurallada nos encontraremos al pelourinho medieval, o picota, un lugar que recuerda lo peor de otras épocas ya que era donde se ahorcaba a los malhechores, pero también muestra el histórico pasado del lugar, ya que su base está insertada en una figura animal que parece ser un cerdo y que tiene su origen en los pueblos castrexos prerromanos.

En el interior de la ciudadela se encuentra el Museo Ibérico de la Máscara y el Traje, que permite conocer el universo mágico de la cultura portuguesa con las máscaras y personajes diabólicos entre ambos mundos que celebran el final del invierno y la llegada de la primavera. En Bragança se vive el ancestral e impresionante Carnaval dos Caretos, que reúne a cientos de particulares personajes enmascarados llegados del mundo rural.

Fuera de la ciudadela podremos seguir paseando por sus históricas calles y descubrir la historia de sus edificios, como el de la iglesia de San Vicente, donde se cree que tuvo lugar el matrimonio secreto de Don Pedro, rey de Portugal entre 1357 y 1367, y la gallega Inés de Castro. Ambos sufrieron las maniobras de nobles españoles y portugueses contra su matrimonio e Inés de Castro fue asesinada  en 1355, aunque Don Pedro la declaró reina consorte de forma póstuma cuando accedió al trono.

Además de historia y naturaleza, Bragança también lleva años apostando por el arte urbano y cuenta con el festival SM'ARTE - Bragança Street Art Festival , que se realiza cada dos años en junio y ya ha reunido a reconocidos artistas locales, nacionales e internacionales. En sus calles de la zona

Valença

CAMARA MUNICIPAL DE VALENÇA

El municipio miñoto de Valença es el primero que los vecinos metropolitanos nos encontramos al cruzar la frontera y su patrimonio histórico marcado por años de lucha fratricida entre gallegos y portugueses no puede ser más icónico. Como es lógico, destaca por su fortificación amurallada, una de las más importantes de Europa, con cerca de cinco kilómetros de perímetro con vistas al Miño y a la vecina localidad de Tui. Convertido ahora en espacio de convivencia gallego-portuguesa, destaca por su oferta comercial y turística. No dudes en recorrer sus dos polígonos separados por un foso y que cuentan con 10 baluartes.

Junto a la fortaleza, Valença destaca por su entorno natural, desconocido para algunos. Si quieres apostar por el turismo activo puedes optar por recorrer su ecopista del Rio Miño y la ecovía de Veigas do Río Miño, un recorrido es privilegiado que obtuvo los premios de 3ª y 4ª mejor vía verde de Europa. Además, en la zona de Verdoejo podrás disfrutar de un interesante parque que guarda uno de los mejores secretos: la Ínsua do Conguedo, una lengua de tierra que se adentra en el Miño y que crea un pequeño lago donde brota la biodiversidad. Allí se ha construido un sendero de madera que recorre parte de la zona.

Por último, para los amantes de las buenas vistas, Valença cuenta con el Monte do Faro, uno de los miradores más privilegiados del llamado Alto Minho portugués, que ofrece una extraordinaria vista sobre Valença y Tui, llegando incluso a atisbar la desembocadura en Caminha y A Guarda. En lo alto están las capillas de Nossa Senhora do Faro e de Santa Ana y cuenta con un parque con zonas de ocio y de picnic.

 

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