Pasarelas Río Mao: viaje por los secretos de la Ribeira Sacra entre cañones, tumbas y monasterios

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En un verano particular, con más días de sudadera y chaqueta que de bañador y sombrilla, toca pensar en planes alternativos con los que disfrutar de las vacaciones y de los días libres. Cambiando playa por montaña - ya que aquí tenemos la suerte de poder elegir a antojo - y aprovechando los días frescos que nos trae este mes de julio, en esta ocasión proponemos un viaje a la Ribeira Sacra. Moverse en un espacio natural único y de vistas privilegiadas, cargado de historia y tradición.

Este plan te llevará por la pasarela del Río Mao, en Ourense, que permite una panorámica de los cañones y que es apta para toda la familia, muy sencilla y con poca exigencia física. Además, podrás conocer la Necrópolis de San Vítor o el Monasterio de Santa Cristina y asomarte por el mirador de "A mirada máxica" del Sil.

Ruta por la Pasarela del río Mao y Necrópolis de San Vítor

La pasarela del río Mao, de 1,8 kilómetros de longitud se engloba dentro de la ruta PR-G 177, de 16 kilómetros en total. Se trata de una pasarela de madera que bordea el recorrido de este río en uno de sus tramos, desde la Fábrica de la luz, una antigua central hidroeléctrica que hoy funciona como albergue y hasta su desembocadura en el Sil. Con tan solo 40 metros de desnivel y salvados con escaleras, se trata de una ruta perfecta para hacer en familia, incluso con niños, y que tan solo requiere media hora. Además de las inigualables vistas sobre el río, la pasarela se adentra en la vegetación autóctona gallega y permite conocer los viñedos característicos de la zona , que suponen un gran reclamo turístico y gastronómico de nuestra comunidad.

Para senderistas más experimentados existe la opción de realizar la ruta completa, de 16 kilómetros y unas 6 horas de duración, que llevará a conocer aldeas como Barxacova, cuya ubicación a pie de río permite disfrutar de un chapuzón en su playa fluvial, San Lorenzo o A Miranda, que situadas cada vez a mayor altitud sobre el río dan lugar a vistas únicas de los cañones. La parte ascendente del itinerario es más exigente y dura, pero sin duda merece la pena por los paisajes e historias que recorre.

Ya en el camino de descenso se puede disfrutar de lo que antaño fueron molinos y de los que ya solo quedan esbozos, así como del puente medieval de Conceliñas. También en esta sección de la ruta se encuentra la Necrópolis de San Vítor, una zona arqueológica con 56 tumbas antropomórficas excavadas sobre la propia roca de la montaña. Las tumbas de orientación este - oeste se distribuyen en tres zonas o sectores y no todas presentan las mismas características, lo que lleva a pensar en la existencia de una sociedad con diferentes jerarquías o clases. Esta zona datada del siglo IX contaba además con una capilla, la de San Vítor, de la que ya no queda más rastro que la propia piedra sobre la que se asentaba.

Mirador de As Xariñas

Aprovechando la visita, una parada obligatoria es en el mirador de As Xariñas, también conocido como "A mirada máxica", que da lugar a una vista única del valle del Sil desde uno de sus puntos más altos, a más de 600 metros de altitud. Se sitúa en la aldea de Castro, municipio de Parada de Sil, y consta de dos pasarelas sobre el acantilado, soportadas por columnas de madera que integran este espacio en el propio paisaje. Para acceder a él se puede cruzar el camping Cañón do Sil o bien bordearlo a través de un sendero. Por la misma zona se encuentran otros muchos miradores que siguen el cauce del río, pero por su altura y disposición, este es el más impresionante de todos ellos.

Monasterio de Santa Cristina

La última parada de este viaje será el Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, un monasterio benedictino datado del siglo X que se esconde entre la vegetación de los cañones. El edificio sigue el estilo románico, aunque en el siglo XIII se incluyeron también elementos góticos, sobre todo arcos. Con la desamortización de 1835 el edificio quedó abandonado y pasó a un uso privado, al igual que el Monasterio de Santo Estevo, del que se había convertido en priorato allá por el siglo XVI. Este último es hoy un parador en plena Ribeira Sacra, ideal para quienes piensen hacer noche en la zona.

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