A unos dos kilómetros del casco histórico de Ribadavia, se conserva la pequeña iglesia de San Xes, uno de los ejemplos más singulares y misteriosos del prerrománico en Galicia. Aunque las investigaciones históricas y arqueológicas han ido esclareciendo algunos de los enigmas que envuelven los orígenes de este templo, el lugar no ha perdido ni un ápice de su poderoso y mágico encanto.
Este singular templo, uno de los pocos ejemplos de prerrománico que se conservan en la comunidad y declarado Monumento Nacional en 1951, se sitúa en la provincia de Ourense, a escasos dos kilómetros del centro histórico de Ribadavia. Para llegar a Francelos lo ideal es tomar la autovía A-52 y después tomar la N-120, puesto que la localidad se encuentra muy cerca de la carretera nacional. Una vez lleguemos al núcleo del pueblo, lo más sencillo es tomar como referencia la céntrica plaza del Cruceiriño y, a partir de allí, encontraremos la iglesia si seguimos la calle Aldea.
La iglesia de San Xes es una pequeña y enigmática construcción rodeada de casas que, aparentemente podría no llamar nuestra atención. Sin embargo, al fijarnos en algunos elementos que decoran sus muros, descubriremos sorprendentes motivos sogueados, un gran arco de herradura, varios relieves de temas bíblicos y una espectacular ventana a modo de celosía calada.
La parte más ornamentada se sitúa a la entrada a la iglesia, en la fachada oeste. Bajo el pórtico de construcción moderna que protege la fachada encontraremos el singular conjunto que forma el arco de herradura, unas columnas decoradas con motivos sogueados y vegetales, varios relieves y una hermosa celosía.
A los lados de las columnas se sitúan dos excepcionales grabados que han sido interpretados por diversos autores como escenas bíblicas: uno de ellos podría ser una representación de la Huida a Egipto (o bien, según otros autores, sería Balaam detenido por el ángel), mientras que el otro se correspondería con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
Junto a este último relieve descubriremos un hermoso ventanal a modo de celosía, que llama poderosamente la atención por su esmerada decoración. Entre sus ornamentos destacan dos flores de 8 pétalos, tres pequeños arcos de herradura, cordones sogueados y zarcillos y, finalmente, lo que parecen ser varias figuras de aves.
Además de estos espectaculares elementos, que nos remiten al prerrománico asturiano, si bordeamos la iglesia podremos observar, en los muros, otros motivos decorativos sogueados insertados en los muros, que nos hacen intuir que se trata de materiales reaprovechados.
Incertidumbres y certezas en la historia de Francelos
En 1929, el investigador Xosé Filgueira Valverde publicaba en la revista Nós un artículo sobre la iglesia prerrománica de Francelos en el que apunta diversas informaciones sobre antiguas referencias al nombre de este territorio. Según reseña en su texto, podría estar ligado a las localizaciones de monedas visigóticas que llevan las leyendas FRAVCELLO (de la época de Witerico y Suinthila, reyes visigodos de los siglos VI y VII) y FRAVCE:O (Chindasvinto, siglo VII).
Otras referencias históricas mencionan la existencia en Francelos de un monasterio benedictino (posiblemente femenino) en los siglos IX y X, que poco después se uniría al de Celanova. Concretamente, un documento del Tumbo del cenobio de Celanova del año 993 menciona la existencia de esta comunidad monástica. El propio Filgueira Valverde aporta en su artículo un dato muy ilustrativo sobre esta cuestión, al afirmar que “en el siglo XVII los terrenos cercanos a la iglesia se llamaban ‘del monasterio’”.
Por otra parte, referencias del siglo XII citan la iglesia de Santa María de Francelis, la cual desde el siglo XV aparecerá dedicada a Santa María Magdalena. Posteriormente quedará bajo la advocación de San Xes, que es la que se mantiene actualmente.
San Xes de Francelos y el prerrománico gallego
A lo largo del siglo pasado existió un larguísimo debate sobre el origen del templo, sus etapas constructivas y los estilos artísticos. Así, diversos investigadores han apuntado hacia influencias visigóticas, mozárabes y del prerrománico asturiano, encontrando paralelismos entre elementos presentes en Francelos y algunas iglesias del Principado.
Pese a los avances en la investigación desde diversos ámbitos, siempre han existido numerosas incógnitas alrededor de este bello y singular ejemplo del prerrománico gallego. ¿Es realmente el origen de la iglesia de Francelos un monasterio?, ¿estaba la iglesia primitiva en el mismo emplazamiento de la actual o hubo algún traslado?, ¿qué forma tendría la edificación original del templo?, ¿han llegado a nuestros días partes de la iglesia primitiva, o todo el edificio actual es fruto de reedificaciones posteriores?, ¿con qué época o épocas constructivas se corresponde la estructura que vemos actualmente?
Sobre algunas de estas cuestiones ha conseguido arrojar luz un estudio realizado en 2017 por los investigadores José Carlos Sánchez-Pardo, Rebeca Blanco-Rotea y Jorge Sanjurjo-Sánchez. El trabajo, que incluyó el análisis de diversos materiales constructivos, logró confirmar la existencia de restos altomedievales en el edificio actual y descarta, por tanto, que la iglesia primitiva estuviese en otro lugar.
Concretamente, los análisis probaron que se conservan parte de los alzados altomedievales (siglos IX-X) en los muros sur, este y norte, mientras que el oeste parece ser posterior. Teniendo en cuenta que el templo también alberga una necrópolis altomedieval, descubierta en los años 80 del pasado siglo, el estudio de 2017 comprobó que, mientras en la zona sureste las paredes respetan la orientación de las tumbas altomedievales (misma cronología), la pared occidental (construida después) aparece atravesándolas.
El estudio también concluye que la única pieza decorada in situ que pertenecería al edificio altomedieval es una pequeña ventana saetera del muro sur decorada con un sogueado, motivo frecuente en la arquitectura del prerrománico asturiano. Sin embargo, para las piezas reaprovechadas de la fachada no se ha logrado esclarecer si pertenecen o no al mismo edificio original. En todo caso, aunque los estudios no hayan confirmado este extremo, tampoco lo descartan al ser todos ellos de la misma época.
Alrededores llenos de encanto
La singularidad, la belleza y el misterio que rodea al prerrománico de San Xes serían razón suficiente para visitar esta zona y empaparse de su antiguo legado. En todo caso, siempre se puede aprovechar la escapada para conocer un poco más a fondo los atractivos que ofrece el entorno próximo a la iglesia, como pueden ser el pequeño puente medieval de Francelos o la Granxa do Outeiro, antigua granja monástica del siglo XII hoy reconvertida en hotel boutique.
Si nos acercamos a la ribera fluvial, en la zona de A Foz contemplaremos la unión del Miño y el Avia, dos ríos de gran pasado vinculado con la pesca de especies como el sábalo, la trucha, la lamprea o la anguila. Testigo de este pasado pesquero son los restos de algunos caneiros (antiguas pesqueiras en uso hasta mediados del siglo pasado) que aún podemos en el paseo que, siguiendo la orilla del Miño, une Francelos con Ribadavia. Si llegamos hasta el centro de Ribadavia, un paseo por la zona histórica se impone entre las actividades imprescindibles.
Situado en pleno corazón de la comarca del Ribeiro, Francelos ofrece hermosas vistas a la orilla del Miño y a diversas extensiones de viñedo. Pero estas no son las únicas bondades que brotan del suelo: a escasos 4 kilómetros de la iglesia de San Xes, las conocidas termas de Prexigueiro suponen una opción para quienes buscan relax y desconexión.