Mondariz era lugar de paso de la vía romana XVIII, en el Itinerario de Antonino, que unía Braga con Astorga. El río Tea que baña el Concello interrumpía el camino, por lo que hubo de construirse algún que otro puente. El de Cernadela, que actualmente presenta una estructura del siglo XV, conserva historia y belleza y es el objetivo de una sencilla ruta de menos de seis kilómetros, ida y vuelta, con playas fluviales y otros puentes sobre este diáfano torrente.
El camino se integra dentro del espacio Natura 2000. Robles, fresnos o sauces predominan en la zona, pero la verdadera protagonista es el agua. Su transparencia es extraordinaria y la primera playa fluvial, la de O Vao, aparece a unos dos kilómetros, después de cruzar el primero de los puentes romanos de la ruta. Desde esta zona, que cuenta con un arenal, aparcamiento e incluso chiringuito, se ve una fábrica de agua embotellada, pues aquí nace uno de los manantiales históricos de la zona, declarado en 1897 fuente de utilidad pública.
Siguiendo la senda ceñida por los robles, cerca de los tres kilómetros se presenta el puente de Cernadela con sus cinco arcos desiguales. El central está construido gracias a una estructura de medio punto, lo que le da una forma más redondeada; mientras que los otros son ojivales. Aunque aquí existió un paso romano, lo que hoy se observa es una construcción del siglo XV con modificaciones en el XVII y XVIII. A ambos lados del puente todavía existen dos edificaciones en las que los carrilanos podían resguardarse y descansar de los largos trayectos que realizaban.