Bonita película sin final feliz. La moraleja es clara para el celtismo. Europa sigue siendo, de momento, un sueño, El encuentro ante el Sevilla era un enfrentamiento de utopías. Abono para soñadores. El equipo vigués buscaba engancharse a la lucha por sacar el billete europeo mientras que el cuadro hispalense a la pelea por el título. Casi nada. Tras tener el objetivo fijado a inicio de curso prácticamente cerrado, ambos conjuntos buscaban la matrícula de honor.
El cuadro celeste cayó por la mínima ante el conjunto andaluz. Dio la cara, pero se dio con un golpe de realidad. No por la entidad del adversario, sino por la escasez de plantilla. "Somos los que somos", afirmaba el Chacho Coudet en la rueda de prensa posterior al triunfo cosechado ante el Alavés. La mala planificación tanto en verano como en el mercado de invierno dejan al preparador argentino con una escuadra reducida. Buena. Con talento. Pero luchar por Europa es una utopía, un sueño en estos momentos.
Lo que no es una utopía ni una ilusión es el fútbol que practica este Celta. Conquistó el paladar del prestigioso diario The Guardian hace varios meses y en los últimos días ESPN ha calificado al conjunto vigués como el segundo equipo de la Liga que practica un fútbol más entretenido, solo por detrás del FC Barcelona. Lo cierto es que ante el Sevilla, los discípulos de Coudet cuajaron una notable actuación, un partido en el que, desgraciadamente, no lograron premio final. Los errores defensivos y cierta dosis de infortunio fueron determinantes para que el cuadro celeste no saliese vivo del cuerpo a cuerpo ante el Sevilla.
El encuentro de esta noche tenía componentes simbólicos. En la memoria estaba aquel gol de Sisto en el descuento de la temporada pasada que permitía salir del descenso. El partido de ida ante los hispalenses también suponía el debut de la era de Coudet al frente del banquillo del Celta. Un partido bonito también, con un final triste. Sin recompensa. Aquella derrota costó caer al pozo de la categoría. De ser colistas en noviembre a bajar la vista porque la afición, al menos una parte de ella, observa cómo las cuentas para convertir el sueño en una realidad no salen.
El equipo vigués sí demostró que va camino de hacer cosas importantes. Al menos el plantel sí cree que en esa nueva progresión hacia citas como las que se vivieron en la etapa del "Toto" Berizzo. Es un conjunto vivo, con alma. Un luchador. Así lo demostró ante un Sevilla que empezó el duelo golpeando primera. Koundé adelantaba a los visitantes al cabecear una acción a balón parado. El Celta supo encajar el varapalo. Este equipo no es el de los dos años anteriores. No se desmorona a la mínima. Hubo reacción. Y llegó pronto. Santi Mina provocaba un claro penalti en el área andaluza. Hernández Hernández señalaba la pena máxima. Iago Aspas no perdonaba y restablecía la igualada. Solo tres minutos después, el moañés culminaba una contra para batir en un mano a mano a Bono tras una buena asistencia de Denis Suárez. Doblete del morracense para confirmar la reacción y la remontada céltica.
Encuentro perfecto. De los más bonitos del curso en la competición doméstica. El Celta, que hoy salía al verde sin sus dos centrales habituales, tampoco sufría demasiado ante el ataque rival. Sin embargo, el infortunio se cebó con la zaga comandada esta noche por Aidoo y Fontán. Un disparo de Fernando se encontraba como aliado al defensor africano, que despistaba a Iván Villar y se colaba en la jaula. Empate a dos. Tocaba seguir remando, luchando para alimentar el sueño europeo de los más optimistas. El Celta volvió a golpear con una jugada de muchos quilates. Fútbol de estrella Michelin, como el restaurante que acoge la sede del Celta en Príncipe. Brais Méndez recuperaba el balón. El esférico acababa en las manos del "playmaker" Denis Suárez, que supo esperar el momento perfecto para enviar un pase al espacio buscando la llegada del centrocampista mosense. Iago Aspas, con un amago perfecto para despistar a la zaga hispalense, se convertía en el otro asistencia de una acción en la que Brais Méndez hizo el control perfecto y una definición de lujo para volver a adelantar a los vigueses en el electrónico.
En el segundo tiempo el Celta se fue quedando sin fuerzas. El banquillo celeste es la respuesta para dirimir el dilema de ser o no ser. El primer acto culminaba con un Santi Mina que se retiraba lesionado antes de la primera media hora de juego. El cambio era el esperado. Ferreyra entraba a escena. Lopetegui introducía a todo su arsenal. Construía la remontaba en base a esos efectivos. Óliver Torres y Papu Gómez acabaron siendo determinantes. El Sevilla firmaba la igualada gracias a un disparo de Rakitic, que supo cazar un rechace a un centro lateral. El croata, solo ante Villar, tan solo tuvo que batir al guardameta de Aldán.
El conjunto de Coudet estaba en plena reserva. Buscaba la victoria, pero la intensidad y las fuerzas no eran las de los primeros 45 minutos. El Sevilla dio la estocada al aprovechar un error defensivo de Aidoo. El argentino supo aprovechar el regalo y desequilibrar el encuentro. Los celestes tiraron de casta, de alma. Pero no llegó esa ocasión clara para sacar algo de premio a un partido bonito, loco. De tú a tú. De equipo valiente. El choque terminó con ese codazo de Fernando a Facundo Ferreyra que dejó noqueado al delantero céltico, con la cara ensangrentada. El VAR, con su filosofía habitual de los pimientos de padrón, prefirió abstenerse. El duelo concluyó inalterable. Con un Celta sin fuerzas. Viendo cómo se consumaba una derrota en la que pagó el peaje de no tener fondo de armario.
RC Celta: Iván Villar; Hugo Mallo, Aidoo, Fontán, Aarón Martín; Renato Tapia, Denis Suárez, Brais Méndez; Iago Aspas, Nolito (Miguel Baeza, 86') y Santi Mina (Facundo Ferreyra, 27') (Fran Beltrán, 83').
Sevilla: Bono; Jesús Navas (Munir, 86'), Koundé, Diego Carlos, Acuña; Fernando, Joan Jordán (Óliver Torres, 64'), Rakitic (Gudelj, 86'); Suso (Papu Gómez, 67'), Ocampos y En-Nesyri (De Jong, 64').
Goles: 0-1: Koundé (7'); 1-1: Iago Aspas (penalti) (20'); 2-1: Iago Aspas (23'); 2-2: Fernando (35'); 3-2: Brais Méndez (43'); 3-3: Rakitic (60'); 3-4: Papu Gómez (76').
Árbitro: Hernández Hernández (comité canario). Mostró tarjeta amarilla a Iago Aspas, Hugo Mallo y Brais Méndez por parte del Celta mientras que por parte del Sevilla vieron cartulina amarilla Koundé y Diego Carlos.
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