A primera hora del jueves, cuando a penas había empezado el último viernes de2024, el Parque Nacional das Illas Atlánticas de Galicia comunicaba una triste noticia, la muerte de Carmen Rial Garrido. Vigo se despide de una de las pocas vecinas cuya residencia fueron las Islas Cíes.
Nacida el 11 de noviembre de 1945, se convirtió en isleña de adopción tras casarse con Benedicto Sotelo Herbello, vigilante del Instituto de Conservación de la Naturaleza (ICONA) durante la década de los años 60. Por su matrimonio, comenzó a residir en las Cíes a partir del 8 de agosto de 1964. Allí crio a sus cinco hijas: Duli, Raquel, Belén, Begoña y Mónica. Aunque muchos vigueses y viguesas la recordarán porque regentaba el icónico Bar Begoña, que servía de refugio para marineros, trabajadores y turistas que viajaban a esta paradisíaca isla. Sobre este bar, la pareja vivía en una casita de piedra. Hoy en día, allí se venden bocadillos de conservas y bebidas, que sirve como homenaje a la labor que desarrollaron durante tantos años Carmen y Benedicto.
Poco antes del cambio de siglo, Carmen tuvo que trasladarse a Vigo, aunque no dejó de visitar las Islas Cíes cada verano para rememorar su juventud, los recuerdos familiares y el esfuerzo de toda una vida. Un pasado feliz, pese a las dificultades que siempre dejaban los temporales o la falta de comunicación.
Para Vigo, el hogar de Carmen siempre fue un refugio. Especialmente en momentos críticos como cuando se produjo el trágico naufragio del Marbel, hundido en 1978 en las Cíes. Ella misma recibió a uno de los supervivientes ensangrentado.
Carmen siempre se sintió en casa en las Islas Cíes, un lugar que llenaba su vida de bienestar. Con ella, se van muchas historias que forman parte de la memoria de las Islas Cíes.
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