Los conciertos de pequeño formato tienen eso de mágico y arriesgado a la vez. Es parte de su atractivo. Escenarios Mahou lo sabe y por eso ha repetido -con éxito- su ciclo de conciertos para un aforo reducido. El pasado jueves era el turno de Iván Ferreiro y Anni B Sweet en la Sala Sinatra de Vigo. Y la sensación de los allí congregados se movió entre el entusiasmo y el desorden cósmico.
La malagueña salía al escenario a las 21:45 acompañada de su guitarra y la del productor y compositor Javier Doria. El público, agolpado sobre el pequeño decorado, emitía un sonoro “Uouuu”. Anni B Sweet se disponía a afinar su instrumento y adelantaba con una tímida sonrisa: “Va a ser un concierto tranquilo, si os queréis sentar o subir al techo...”.
“Locked in verses”, de su álbum Oh, Monsters!, rompía el murmullo que se escuchaba al fondo del local. “At home” alimentaba esa atmósfera íntima que creaba su voz suave y melancólica. Miradas retraídas hacia la derecha. Y regalaba un tema de su primer trabajo a los presentes: “Motorway”.
“Este es de los últimos conciertos en inglés… y me da penilla”, confesaba, y dejaba caer: “El próximo disco será en castellano”. Más éxitos propios, “Religión”, de Lori Meyers, y turno para la canción escogida por el público, la versión de “Just Like Heaven”, de The Cure. Otra interpretación, “Take on me”, de a-ha, precedió a la canción con la se despidió: “Shiny days”. Aunque no sería la última vez que se dejaría oír en la Sala Sinatra.
El proyecto cósmico de Iván Ferreiro
Iván Ferreiro no se hizo esperar. Veinte minutos después de que la cantautora abandonase el escenario Mahou, salió junto a su hermano Amaro a la guitarra y Martiño Toro (Marta Toro, como se hace llamar) al bajo. Ataviados con batas blancas y rodeados de pedales looper y sintetizadores, presentaron un “proyecto cósmico”, como el propio Ferreiro refirió. “El acontecimiento” inauguró este viaje espacial en el que incluso se pudo escuchar un mensaje de Iker Jiménez, desde La Nave del Misterio.
Cuales científicos en su laboratorio, aprovecharon el pequeño aforo de la Sala Sinatra para ofrecer “un concierto alternativo”. “Vamos a dar un poco la chapa”, amenazó Ferreiro. Entre los seguidores, disparidad de sensaciones: a algunos les costaba ubicarse; otros, habían despegado desde el primer momento.
El trayecto a través del universo devolvió a los tripulantes a la tierra con “NYC” y “Chihiro”, cuando el público –esta vez al unísono- empezó a acompañarlos con sus voces. Con “El pensamiento circular” los aplausos y los silbidos retumbaron en el espacio. Estaban en el ecuador del viaje y Anni B Sweet se sumó a la travesía con “Jet lag y tristeza”.
De nuevo Iván al frente de los mandos. “Eme” y “El equilibrio es imposible”. De nuevo coros improvisados. Ya no cesarían. Se avecinaban “El dormilón” y “Cómo conocí a vuestra madre”. Bis. Pero los oyentes, ya entregados, querían más. Era el momento de “Turnedo” y, con él, del aterrizaje inminente. Nadie quería bajarse ahora de la nave.