La sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha condenado a penas que suman 16 años de cárcel al hombre juzgado por violar y robar a una trabajadora de la limpieza de antiguo Hospital Xeral de Vigo, y que fue detenido casi una década después gracias a que su ADN fue localizado en el escenario de otro delito.
El tribunal considera probado que, en la madrugada del 30 de marzo de 2013, cuando la víctima había salido de trabajar y se dirigía a una parada de bus, el acusado la abordó por detrás y le tapó la boca, mientras con la otra mano le puso un objeto punzante en la espalda al tiempo que le advertía: "como grites te pincho".
La mujer le dio el dinero que llevaba pero el acusado la siguió amenazando con el objeto punzante, para llevársela a un punto apartado y agredirla sexualmente. Además de penetrarla vaginalmente en dos ocasiones, le obligó a realizarle una felación y, cuando la víctima se había vestido, antes de dejarla ir, le arrancó una cadena de oro que llevaba, además de robarle un anillo de oro y un reloj.
La Audiencia también considera probado que, por estos hechos, la mujer sufrió estrés postraumático y que le quedaron secuelas, como el empeoramiento de trastornos mentales de grado leve. De hecho, a febrero de este año, presentaba una deterioro cognitivo grave, persistente y no susceptible de mejoría.
Los magistrados han llegado a la convicción de que los hechos probados fueron ésos, en base, fundamentalmente, a la declaración realizada en su momento por la víctima, que resulta "verosímil" por su "consistencia, claridad y coherencia". Además, señalan que sus antecedentes médicos no implican un déficit en su credibilidad, sino que precisamente evidencian que era una persona "vulnerable".
Además, las lesiones que presentaba la mujer tras lo sucedido eran compatibles con la situación que había narrado, y en su vagina se hallaron restos de semen. El perfil de ADN encontrado fue coincidente con el obtenido en una colilla que había fumado el acusado.
Durante el juicio, que se celebró a puerta cerrada por la actitud violenta del procesado hacia los medios de comunicación presentes en la sala, el acusado no quiso declarar, aunque al final de la vista, haciendo uso de su derecho a la última palabra, negó la violación y aseguró que las relaciones sexuales habían sido consentidas.
En base a los hechos probados, la Audiencia ha condenado al hombre un total de 16 años y medio de cárcel, como autor de un delito de agresión sexual con penetración (12 años) y otro de robo con violencia, con el uso de instrumento peligroso y con la agravante de reincidencia (4 años y medio).
Además, el tribunal le impone la inhabilitación para cualquier profesión, oficio o actividad que implique el contacto regular y directo con menores. Igualmente, deberá indemnizar a la víctima en 96.594 euros por las lesiones psíquicas y secuelas, así como por el daño moral.
La sentencia no es firme y puede ser recurrida en apelación ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).
El juicio por estos hechos se celebró el pasado 16 de septiembre en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, pero tuvo que hacerse a puerta cerrada por la actitud agresiva del procesado que, nada más comenzar la vista, comenzó a gritar y proferir insultos, exigiendo que no hubiera medios de comunicación en la sala.
Los problemas comenzaron en cuanto el tribunal había iniciado el juicio y los representantes de los medios de comunicación entraron en la sala. Los medios gráficos, siguiendo las indicaciones de la magistrada, estaban tomando imágenes desde el fondo de la sala, a la espalda del acusado, y éste comenzó a lanzar improperios.
A la pregunta de la presidenta sobre si tenía algún problema, el procesado (que venía de la prisión de A Lama, donde cumple otras condenas, y estaba custodiado por dos agentes de la Policía Nacional y sin esposar) respondió a gritos: "Sí, tengo un problema, no quiero fotos, no quiero que salga nada. ¡Que se vayan!".
Pese a que la magistrada recordó que el juicio es una audiencia pública y que no sería fotografiado si él no quería, el acusado siguió gritando y golpeó violentamente uno de los asientos donde se encontraba. Sin dejar de gritar, en un momento dado se levantó de su silla de forma brusca y, en tono airado, se dirigió a los reporteros gráficos: "¿Qué estás grabando? ¡Te rompo la cámara, me cago en tus muertos!".
Los dos agentes policiales tuvieron que sujetarlo, ya que el hombre se dirigió en actitud agresiva hacia los reporteros, y tras apartarlo y tratar de tranquilizarlo, la jueza decidió suspender momentáneamente el juicio. Finalmente, la vista se reanudó, aunque lo hizo a puerta cerrada por decisión del tribunal, "por motivos de orden público".
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