El fin de la Navidad no logra pinchar la burbuja de los pisos turísticos en Vigo

A estas alturas pero del mes de diciembre, Metropolitano.gal publicaba una noticia señalando que alojarse un fin de semana en Vigo durante la Navidad alcanzaba ya los 1.600 euros. Un rápido vistazo a los principales portales de alquiler de pisos turísticos permitía tomar conciencia de lo que es eso de la ley de la oferta y la demanda. La ciudad acogía un importante número de visitantes y ante la falta de alojamientos -solo había 17 pisos turísticos disponibles para el puente de diciembre- los precios se inflaban como globos.

La Navidad exhala ya su último aliento antes de apagar oficialmente las luces este fin de semana. Y, sin embargo, ese globo no se pincha. La ciudad sigue ofreciendo alojamientos temporales por encima de los 1.000 euros, aunque tras varios meses de celebraciones navideñas ya son 358 pisos los que están disponibles en Airbnb. Los hay a partir de 100 euros el fin de semana, pero el precio medio de un apartamento entero se encuentra en cerca de 300 euros el fin de semana.



El mapa del famoso portal de Airbnb muestra que tan solo en el centro de Vigo hay centenares de pisos que están destinados a turismo. Viviendas que no están disponibles para los vecinos y las vecinas de la ciudad, que ven cómo los precios de un alquiler se disparan y los requisitos para acceder son cada vez más complejos.

Airbnb en Vigo el último fin de semana de Navidad

Más pisos para alquiler turístico que habitual

Cualquier persona que esté buscando piso en la ciudad recurre a aplicaciones como Idealista. En ella, no hay más de 449 viviendas en alquiler en todo el término municipal, cuyo precio no baja de 450 euros por una vivienda a las afueras "para reformar", "sin amueblar" y que "no dispone de calefacción".

Sin embargo lo más habitual, especialmente entre los vecinos y las vecinas más jóvenes, es compartir piso. En esta modalidad, Idealista solo arroja 291 resultados, cuyo precio llega a marcar precios de 740 euros al mes. Los hay más baratos, pero muchos de ellos solo se alquilan durante el curso escolar y no en temporadas vacacionales. Esto dificulta que cualquiera pueda establecerse y disfrutar de un hogar. Así, continúa la odisea de acceder a una vivienda digna.



 

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