La Navidad de Vigo se apaga con las protestas de los trabajadores de Vitrasa como protagonista

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Un año más, Vigo dijo adiós a la Navidad, que en la ciudad es sistemáticamente más larga y no se va con los Reyes Magos. Lo hizo este domingo, 14 de enero, una semana después de la visita de Sus Mágicas Majestades. El alcalde de Vigo, Abel Caballero, volvió a ejercer de anfitrión de ceremonias en un acto que arrancó a las 19:15 horas pero que estuvo también protagonizado por la protesta de los trabajadores de Vitrasa, que llevaron sus reclamaciones a la primera fila del público de Porta do Sol.

En su breve speech, el regidor vigués quiso recordar la "Navidad inigualable, magnifica y llena de éxitos" de este año en la ciudad, y dio las gracias a la "gente maravillosa de Vigo" pero también a las "gentes de toda Galicia y de toda España" que visitaron la urbe a lo largo del último mes y medio. Tras la tradicional cuenta atrás, que apagó las luces de Porta do Sol, el alcalde ya marcó la nueva fecha. "Enseguida llega noviembre y volveremos a encender la mejor Navidad del Mundo", gritó para clamar, hasta en tres ocasiones, "¡Viva Vigo!".

El acto, sin embargo, tuvo otros protagonistas, más allá de las luces. Fueron los trabajadores de Vitrasa. Allí, volvieron a presentarse ante el regidor vigués, que sigue negándose a reunirse con ellos. Con pancartas de "Vitrasa Solución" y "Menos luces y más autobuses", los manifestantes quisieron visibilizar una vez más el enorme conflicto laboral que existe con la concesionaria pública a la que el Concello prorrogó el contrato. No en vano, la huelga sigue sin fecha de fin y esta misma semana están programadas manifestaciones diarias en hora punta. "Gracias por este gran concierto que tenemos aquí", se refirió el regidor vigués sobre los gritos de los trabajadores.

Más allá de la protesta, la Concellería que dirige Ángel Rivas logró convertir la Navidad ya en una de las citas referentes del calendario festivo de la ciudad, y cada año atrae a miles de visitantes para disfrutar de un alumbrado que ha dado la vuelta a España por su espectacularidad y cantidad. En una edición sin grandes novedades, todo giró en torno a la nueva estrella gigante del árbol de Porta do Sol, que llegó en medio de una guerra por ver qué ciudad lo tenía más grande y que suscitó asombro y también bromas. No fue el único elemento curioso, ya que los adornos de Porta do Sol saltaron incluso a la televisión nacional por recordar a cierta parte de la anatomía humana.

En los puntos más polémicos, el Gobierno local mejoró algunos de los problemas derivados de la masificación, aunque se mantuvieron muchas de las quejas de los vecinos y profesionales de emergencias, y también se tuvo que lidiar con los retrasos administrativos que derivaron en una tardía instalación del alumbrado.

No fue hasta mediados de diciembre cuando la mayoría de las calles tuvieron ya sus luces instaladas. Y sucedió así por el retraso en la licitación pública del contrato, que volvió a ganar Ximénez como única empresa que se presentó al concurso. Las luces no comenzaron a montarse hasta noviembre, cuando lo habitual es que arranque en agosto. Eso sí, se espera que para la próxima temporada navideña todo vuelva a la normalidad y los trabajos puedan iniciarse para llegar a tiempo al encendido, que se tuvo que retrasar este año por este problema. Se espera que este nuevo contrato traiga también novedades para los próximos ejercicios.

En cuanto al tráfico, el Concello comenzó a ensayar diferentes opciones para mejorar el tráfico. Tras el regreso de fuertes atascos especialmente coincidiendo con los festivos en Portugal, finalmente la situación fue encarrilándose hacia el fin de la Navidad al tomarse medidas como el cierre del acceso a Gran Vía desde Plaza de España cuando los parkings marcaban el “completo”. Con todo, se mantienen quejas por los ruidos especialmente en el entorno del Cíes Market, o la ausencia de carriles específicos para emergencias.

Una Navidad marcada por la huelga de Vitrasa

Con todo, uno de los grandes problemas de esta edición navideña fue la huelga que se vivió en Vitrasa, la concesionaria del transporte público de Vigo. Esto también afectó a la programación navideña y, por ejemplo, no se programaron los habituales viajes en NadalBus que recorrían las calles del centro y de los barrios siguiendo el alumbrado navideño. Pero, además, la huelga afectó directamente en la movilidad de los propios vigueses que en días de atascos, llegada masiva de visitantes y aparcamientos llenos, vieron como el transporte público de la ciudad no era una solución, sino más bien un problema.

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