Arranca la demolición del histórico restaurante que fue la 'Capilla Sixtina' de Vigo, avanza el Barrio do Cura

Tumbado en la puerta, sin más preocupación que encontrar el mejor rayo de sol, Thor custodiaba un auténtico tesoro. Con un casi ladrido, todavía desde el suelo y moviendo la cola, avisaba a los peatones de lo que tenían ante sus ojos. Ni más ni menos que la particular 'Capilla Sixtina' de Vigo.

Esto es algo que no hacía falta explicar a los vecinos y vecinas del barrio, y a una gran mayoría de vigueses y viguesas que ya pintan algunas canas. Casa Roucos lleva bastante más de medio siglo siendo el refugio de grandes tertulias, del arte, de la cultura y de la historia de Vigo. Y también sirviendo comidas.

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El restaurante, capitaneado por los hermanos Sira y José Antonio Carrasco, ha sido testigo de la transformación de Vigo. Hasta que esa transformación les ha llamado a la puerta. Casa Roucos, desde el número 6 de la calle Santa Marta, guarda obras de personajes tan célebres como el pintor Laxeiro, pero casi vale más por las anécdotas que no están tan a la vista.

En las últimas noches, estos hermanos y su fieles amigos han ido empaquetando esa vida en cajas para llevársela. Como si la historia cupiera en un furgón blanco. Y con la luz del sol, un andamio ha brotado en su fachada para anticipar lo que está por llegar. Casa Roucos, y el edificio que se alza sobre él, pronto serán demolidos para dar paso al nuevo Barrio do Cura.

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El pulso que los hermanos Carrasco mantenían con la promotora ha terminado. Las obras podrán continuar, una vez reduzcan a escombros este lugar. Allí se alzará antes de 2028 un nuevo barrio de modernos edificios, zonas verdes y algunos locales comerciales. Entre ellos, el Casa Roucos.

Porque aunque el inmueble en el que ahora se encuentra será demolido, en su particular lucha estos dos hermanos han logrado obtener un futuro. La promotora cederá a estos históricos hosteleros un espacio para su restaurante y el mismo número de viviendas que poseían en el edificio que pronto empezará a ser demolido. Tal vez lo que Thor decía con el meneo de su cola era: "No es un adiós, es un hasta pronto".

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