Un recorrido por los secretos y los misterios que esconde el Vigo subterráneo

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Uno de los encantos de Vigo es que cada rincón de la ciudad posee interesantes historias de épocas pasadas. Aunque muy pocas veces nos demos cuenta de ello, bajo el suelo que pisamos también hay y hubo vida. Como no podía ser de otra manera, por ser una ciudad industrial, en el subsuelo de Vigo se esconde un amplio patrimonio urbanístico e industrial que nos permiten conocer mucho más acerca de la vida en el pasado.

Hace unos años un grupo de espeleólogos del Club Montañeiros Celtas de Vigo se introdujeron en los subterráneos de la ciudad que iban descubriendo gracias a la información registrada en un libro del propio club. "Algunas de ellas no las pudimos visitar porque ya no son accesibles, como las que habían detrás de La Panificadora", explica Diego Moreira, uno de los espeleólogos que se lanzó a la aventura.

Sin embargo, sí que pudieron recorrer y recordar la historia de los túneles de la ETEA, el túnel del pescado, los subterráneos del Castillo de San Sebastián o el túnel de agua de Valladares. Además, también se encargaron de recoger material gráfico como vídeos, a través de Montana Producciones, y fotografías para que los secretos del interior de estos pasadizos bajo suelo estuvieran al alcance de todos.

Túnel del pescado

El túnel del pescado es uno de los que más historia encierra de la antigua ciudad olívica. Se trata de un subterráneo en García Barbón que recibe ese nombre porque, antiguamente, por él circulaba el tren que llevaba el pescado desde el puerto de Vigo hasta la estación de tren. Actualmente, es un túnel sin salida que termina en un garaje privado.

Cuando era pequeño, uno de los socios del Club Montañeiros Celtas descubrió, junto a sus amigos, la existencia de este subterráneo. Sin embargo, las expediciones de estos niños terminaban ante un muro que nos les dejaba saber qué era lo que había al otro lado. Hace unos años, según nos cuentan Alicia Sobrino y Diego Moreira, también socios del club y espeleólogos, empezaron a investigar y a preguntar a la gente de la zona hasta que dieron con el otro lado del muro, que acoge la plaza número 17 del garaje de un edificio de Rosalía de Castro.

Aunque la entrada no se encontraba en muy buenas condiciones, el grupo de incursionistas asegura que el interior "está en muy buen estado", es amplio y todavía se pueden observar las ubicaciones de seguridad para resguardarse cuando pasaba el tren. "Es un sitio muy curioso", asegura Diego Moreira.

Otra de las curiosidades que rodean la historia de este túnel fue el hundimiento de un Vitrasa. "La carretera no aguantaba el peso porque había un túnel claro", explica el espeleólogo, a la vez que añade que "por dentro todavía se reconoce la zona donde se hundió el Vitrasa porque el techo está un poco caído".

 

Galerías del Castillo de San Sebastián

En los entornos del Castillo de San Sebastián, en pleno corazón de Vigo, se están encontrando muchos túneles que, en teoría, "conectaban la parte superior del Castro hasta A Laxe", explica Diego Moreira. Los espeleólogos aseguran que bajo el castillo hay dos túneles y a uno de ellos se pude acceder fácilmente desde el Paseo de Granada. Sin embargo, el otro subterráneo, que se encuentra en una ubicación un poco más alta del castillo, es menos conocido porque la entrada está bastante oculta y "la gente ni se fija".

En este segundo túnel fue en el que se introdujeron los Montañeros y se encontraron con pasadizos muy pequeños y estrechos muy bien conservados que, aseguran, "en su época daban al interior del castillo". Según lo que explican los incursionistas cabe la posibilidad de que en su momento fuese una vía de escape, aunque "posiblemente se trate de un canal de agua debido a la inclinación y al desbaste de la caseta de piedra de acceso".

Polvorines de la ETEA

En la ETEA, según los espeleólogos del Club de Montañeros Celtas, entre 1926 y 1927 se excavaron cinco túneles con la finalidad de guardar armamento y munición bajo tierra, aunque con el tiempo se empezaron a utilizar como pañoles para almacenar todo lo que no tenía utilidad.  Actualmente, a estos espacios subterráneos no se puede acceder porque están vallados, sin embargo el grupo de Montañeros exploraron hace unos años los polvorines de la ETEA y se encontraron los restos de lo que fue una época convulsa. "Vimos cuatro garitas y una de ellas tenía doble techo porque era donde guardaban la pólvora y tenían ese sistema de seguridad por si estallaba", explica Alicia Sobrino.

En esta expedición los exploradores se encontraron con un sexto túnel muy diferente a los demás. Mientras que los cinco primeros tienen entre 10 y 30 metros de longitud, el sexto es un subterráneo de grandes dimensiones en el que, ahora, reina la naturaleza. "Es muy similar a los túneles que hay en Cartagena que se utilizaban para los submarinos", explica la espeleóloga. Tras hablar con los vecinos y la gente de la zona, el grupo de Montañeros todavía no han podido esclarecer cuál era su finalidad. Puede ser un pasadizo que comunicaba el muelle de carga con la Antigua Escuela de Transmisiones, un refugio en caso de ataques aéreos, un dique para submarinos durante las Segunda Guerra Mundial o incluso una obra inacabada. Lo único que pueden asegurar los Montañeros es que en el interior "hay marcas de la época militar y alguna formación típica por el goteo del agua".

Túnel de agua de Valladares

El túnel de agua de Valladares es, quizás, uno de los que más controversia ha creado en la historia de Vigo. Se trata de un subterráneo de 1,5 kilómetros que va desde el polígono de A Pasaxe hasta la altura de Valladares en línea recta y cuya finalidad era llevar agua desde Zamáns hasta Vigo. Según los espeleólogos del Club de Montañeros Celtas es uno de los más "interesantes" de recorrer porque, a pesar de su longitud, en mitad del túnel "se puede ver la luz de entrada y salida". Además, durante el recorrido los exploradores se encontraron con formaciones típicas que surgen en túneles.

Lo más llamativo de este conducto es su historia y la documentación que se encontró con respecto a su construcción. En 1920, cuando se tomó la decisión de construir este túnel para trasvasar agua hasta Vigo, los vecinos de Zamáns mostraron su descontento a través de una carta con la que pretendían intervenir para evitar su edificación. "Nosotros quedaríamos reducidos a la mayor de las miserias, tendríamos que emigrar o dejarnos morir de hambre", reza la carta.

Espeleólogos del Club Montañeiros Celtas

Los socios del Club Montañeiros Celtas aseguran que lo que más les gusta de este tipo de expediciones son las historias que envuelven cada lugar. "Es apasionante porque no solo exploramos los túneles, sino que descubrimos la historia de la ciudad, su patrimonio urbanístico e industrial", explican los espeleólogos.

"Por ejemplo, lo más bonito del túnel de García Barbón es lo relacionarlo con esa historia del reparto del pescado, es como volver a ese punto de la historia", añade, emocionada, Alicia Sobrino. Por su parte, Diego Moreira, asegura que su incursión favorita hasta ahora ha sido la del túnel de agua de Valladares. "Por tamaño es la más espectacular, su historia es muy interesante y pudimos ver formaciones tunelescas muy delicadas", apunta.

Aunque no han querido revelar cuál será su próxima expedición, los Montañeros nos cuentan que están intentando conseguir los permisos necesarios para introducirse en uno de los túneles que conectan O Castro con A Laxe y que actualmente "es empleado por Fenosa para conectar con una pequeña estación que tienen situada bajo la cruz de O Castro".

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