Nigrán rehabilitará integralmente el histórico molino de Porto do Molle, el más grande de o Val Miñor y en estado de ruina desde hace más de 30 años pese a su enorme valor histórico y etnográfico. Así lo anunció el Gobierno local para explicar que la obra tendrá un coste de 250.000 euros y se financiará a través del Plan Concellos de la Deputación de Pontevedra.
El molino, catalogado como BIC (Bien de Interés Cultural), volverá así a funcionar, aunque ahora solo con fines didácticos. El objetivo municipal pasa por repararlo respetando “al máximo” su originalidad y ponerlo a funcionar mediante la reposición de los mecanismos actualmente desaparecidos y de la disposición de un nuevo canal hidráulico.
Con una planta rectangular de 25 metros de largo y 6,5 metros de ancho, este fue uno de los molinos más productivos de la comarca, ya que llegó a tener tres muelas en funcionamiento simultáneo. Sin embargo, debido al paso del tiempo y el abandono, actualmente presenta importantes problemas en los muros y carece de cubierta, maquinaria y canal hidráulico.
Se trata de una edificación del siglo XVIII que consta del propio molino, almacén y vivienda anexa en un único volumen con un sótano abierto al exterior mediante tres arcos de medio punto por los que discurría el agua tras mover el mecanismo de rotación.
Las obras y movimientos de tierra para habilitar el parque empresarial implicaron enterrar su canal de abastecimiento y evacuación al río Muíños, por lo que a día de hoy no podría funcionar. Sin embargo, el proyecto contempla activar una de las tres muelas originales creando un circuito cerrado que emplee un estanque anexo a la construcción. Con el fin de respetar al máximo su aspecto original, se contó con el propio asesoramiento de Ángel Fernández Misa, hijo de los últimos muiñeiros y quien vivió en él hasta los 20 años. "Era el molino más productivo de todo Nigrán, al que venía más gente, porque también era el más barato", recuerda Lito.
En la sala correspondiente al propio molino se plantea una intervención mínima instalando una cubierta de madera de castaño, tal y como tradicionalmente se hacía, y, adicionalmente, en el suelo se repararán las grandes losetas de granito que estén deterioradas. En la habitación que era vivienda o almacén se creará una pequeña sala de exposiciones o multiusos con un sistema estructural moderno a base de madera laminada y tirantes de acero. Además, se instalarán dos aseos, uno de ellos adaptado a personas con movilidad reducida (una zona del cierre de esta sala está derribada y será reconstruida en hormigón para que contraste con el muro de granito existente). El edificio mantendrá tres accesos independientes: el del propio molino, el de la sala y uno central que da al vestíbulo desde donde acceder a las dos salas o al aseo. A mayores, se contempla intervenir en la zona verde del entorno del molino, donde los desniveles de tierras se adaptarán mediante bancales para permitir contemplar mejor todas las partes del molino.
"Queremos que recoja la tradición muiñeira que pone nombre precisamente a este río, por lo que planteamos una exposición permanente al respeto y, por supuesto, que pueda funcionar para hacer muiñadas a modo divulgativo", resume el alcalde, Juan González.