Épico. Las vecinas y vecinos de Vigo han hecho historia. Se han convertido en el primer lugar de Europa que expulsa a las tropas de Napoleón Bonaparte. “Fora os invasores!” o “Defensa, defensa” clamaba el pueblo.
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El centro de la villa de Vigo se convertía en una especie de mezcla entre el siglo XIX y la modernidad al instalarse una pantalla gigante para que nadie se quede sin ver la principal representación de la Reconquista, una de las novedades de esta edición tal especial en el que la fiesta de época cumple 25 años.
El acto arrancaba puntual. A las 18:00 horas, Abel Caballero, el alcalde del futuro, era el primero en comparecer. El regidor invitaba a los vecinos de Vigo a sublevarse, a expulsar a las tropas francesas para reconquistar su libertad.
El evento que supone el colofón a la Reconquista tenía como primer escenario Porta do Sol. El ejército francés comandado por Chalot invadía la plaza. Se producían las primeras tensiones entre los dos bandos. Los galos, soberbios, retiraban la bandera viguesa para poner la francesa. Vázquez Varela intervenía para calmar los ánimos de los vecinos de Vigo, dispuestos a combatir a las tropas napoleónicas.
La sublevación era cuestión de tiempo. La detención de la heroína local Aurora y el asesinato de tres vigueses por los soldados galos desataba la revolución. La situación era insostenible. En ese momento, el teniente portugués Almeida, que se atrevió a ofender a La Marsellesa, y personajes como el abad de Valladares, que dio el visto bueno a la batalla “sen matar, pero ferindo", y de otros lugares como Mos o Rande mostraron su apoyo a las milicias populares vigueses para expulsar al invasor francés.
Vigo no bajaba los brazos. Era un duro mazazo, pero el triunfo era cuestión de tiempo. Un grupo de mujeres empleaban un imponente tronco de madera para derribar la puerta. Empezaba la batalla. La villa viguesa se batía en duelo contra las tropas napoleónicas. Su tesón tenía recompensa.
La representación concluía en la dársena de A Laxe. El general McKinley era el encargado de rendición de los franceses, que, heridos, pusieron rumbo a un puerto británico.