Ahora sí. Vigo reconquista su futuro. La fiesta grande de la ciudad regresó este 2022 tras dos años en blanco por culpa de la pandemia y la victoria sobre el ejército de Napoleón se sintió hoy todavía como una gesta mucho mayor.
Vigo está acostumbrada a labrarse por sí misma su camino. Lo demostró en 1809 al convertirse en la primera plaza de Europa en deshacerse de los soldados napoleónicos. Y lo viene demostrando históricamente en cada acontecimiento que marcó el devenir de la ciudad y sus habitantes. Este 2022, la cita permitió marcar otro hito. El de la recuperación de los eventos masivos tras el estallido de la Covid-19. Dos años de sufrimiento, dolor y pérdidas que se tradujeron en un deseo mayúsculo por respirar algo de vida prepandemia. Por disfrutar y celebrar en comunidad.
Una vez más como cada año, el comandante Jacques Antoine Chalot tuvo que recapitular y abandonar la ciudad gracias al arrojo de sus habitantes y de sus héroes, como Chachamuíña, el Abad de Valladares, Carolo o María de Aurora. También otros personajes como el teniente portugués Almeida participaron en la batalla y nos recuerda que los vecinos no tienen por qué ser enemigos.
A la espera de que Vigo también pueda reconquistar su Porta do Sol, cuyas obras se han prolongado más de lo deseado y acabarán este mismo verano, la representación final tuvo que desplazarse al Náutico, donde de nuevo se vivió la contienda inicial entre ambos bandos. Todo acabó desembocando en la Porta da Gamboa, tras la que se escondía el ejército francés. Con arrojo e intensidad consiguió derribar el pueblo de Vigo semejante portón, como tantas otras puertas que se cruzan en su camino y acaba superando tras insistir incansablemente. Porque esa es la historia de la ciudad. Vigo no baja los brazos.
En esta edición Vigo mostró también su lado más solidario, ayudando a los refugiados de Ucrania, con puestos solidarios que recaudaban ayuda para ellos. Ciudadanos que han llegado a Galicia y al resto de Europa tras ser despojados de su vivienda huyendo precisamente de la guerra. Porque aunque aquí recordamos la batalla de expulsión de un ejército invasor como algo de otro tiempo, muchos pueblos siguen sufriendo el atroz destino de las armas y los ejércitos en un triste aviso sobre nuestra incapacidad por aprender del pasado.
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