Tras varios retrasos e incluso cambios en el proyecto, ahora sí la Avenida de Madrid inicia su completa remodelación. De cumplirse los plazos, una tarea siempre compleja -especialmente en grandes obras como esta-, en 20 meses la principal arteria de entrada a Vigo lucirá completamente diferente. La ciudad dirá así adiós a las vallas y recibirá aceras más anchas, más vegetación y una nueva estructura vial.

Las obras, que arrancaron oficialmente este lunes, están a cargo de la Unión Temporal de Empresas (UTE) Oreco Balgón y Construcións, Obras e Viais COVSA-, ganadora de la licitación por 13,5 millones de euros. Es, tanto por presupuesto como por su valor icónico, una de las grandes actuaciones de esta legislatura para el Gobierno local, comparable al ascensor Halo o a las rampas de Gran Vía. El Gobierno de España sufragará la mayor parte de la inversión, con una aportación superior a las 10 millones. Las obras, según avanzan desde el Concello, no tendrán afección en el tráfico hasta "finales de junio".

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El objetivo es que el acceso al centro de la ciudad desde la A-55 sea a través de un vial "totalmente integrado en la ciudad", por tanto humanizado y con menos aspecto de autovía. Las obras actuarán a lo largo de 2,5 kilómetros, entre Praza de España y el Seminario. "Es la obra de transformación de una autovía en una gran avenida", expresó este lunes el alcalde, Abel Caballero, en el acto de colocación de primera piedra al que asistió también el delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco. Una vez finalizadas las obras, la titularidad de la avenida pasará al Concello de Vigo en una cesión por parte del Gobierno.

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"Se les ocurrió poner unas alambradas y unas verjas y una separación de autovía con molotes de cemento, pero estamos en el centro de la ciudad", señaló Caballero para clamar contra el actual diseño del vial y señalar que el nuevo diseño garantizará la "permeabilidad" para que no haya que andar "más de un kilómetro" para encontrarse un paso de peatones.

En cifras

Cinco nuevos pasos peatonales
Supresión de las vallas metálicas y las barreras de hormigón
Mejora de dos intersecciones: San Roque y Raposeira
Nuevo cruce entre Emilia Pardo Bazán y Estrada do Vilar
Ampliación de aceras
Diez nuevos kilómetros de canalizaciones fecales, drenaje y abastecimiento
Más de 240 árboles y 4.100 plantas
Instalación de 160 luminarias
Traspaso de titularidad al Concello de Vigo (actualmente es del Estado)

Cambios en los carriles y radares

Aunque inicialmente el objetivo del Gobierno local era profundizar mucho más en su carácter urbano, eliminando intersecciones en favor de rotondas, finalmente no se construirán nuevas glorietas a excepción de una "partida" que se remodelará. En varios tramos se mantendrá la separación física entre los carriles centrales y los de servicio, con un bordillo de granito, y se reordenará el número de carriles en cada dirección.

El gasto previsto en jardinería es cercano al medio millón de euros, incluyendo 50 lantanas de 1,50 metros, 30 especies arbustivas, 60 begonias, 266 plantas de diferentes tipos y hasta 4.763 ejemplares arbustivos para las nuevas medianas. Se incluyen además más de 250 nuevos árboles (125 olivos, 63 cerezos japoneses y 63 aligustres arbóreos, entre otros).

El proyecto contempla una nueva fuente ornamental en la intersección entre Raposeira y Gandarón, por un importe aproximado de 100.000 euros, además de contemplar hasta 200.000 euros en gastos en elementos ornamentales y escultóricos a lo largo de la avenida. Además, el documento contempla la instalación de cuatro cámaras de control de velocidad así como la instalación de dos radares de tráfico fijos.

Así es el proyecto

La obra, bautizada por Caballero como "una gran transformación" frente al actual diseño que, dijo, es un "desastre y una calamidad", actuará en diversos cruces.

En el cruce de Rúa Loureiro con San Roque, planteada como intersección en cruz esviada, se mantendrá similar a la actualidad pero se añade desde la vía d servicio de la calzada en sentido Vigo un ramal directo hacia San Roque, y también otro ramal directo en el sentido contrario, bajando desde Plaza de España, hacia Loureiro.

En el entorno del cruce con Estrada do Vilar y Travesía Portela (a la altura del concesionario Rodosa), el nuevo trazado elimina las tercianas y las vallas metálicas para mejorar la conectividad. Además, se abre la mediana para convertir este punto en una intersección en cruz. El Ministerio sostiene que el nuevo diseño de la intersección favorecerá la permeabilidad entre el tronco y las vías de servicio para el principal volumen de tráfico de la avenida existente entre el enlace de la estación de autobuses y la intersección con la Rúa Gandarón y el Camiño Raposeira. Adicionalmente, ambas calles bidireccionales transversales a la Avenida de Madrid, es decir, la estrada do Vilar y la travesía J.A. Portela se convierten ambas en unidireccionales con sentido de circulación este. Así, se pierde el movimiento desde la Estrada do Vilar hacia la vía de servicio.

Por último, en el cruce entre Rúa Raposeira y Rúa Gandarón, donde acaba la autovía para comenzar una vía ya más urbana, el nuevo trazado de la intersección conservará su tipología de glorieta ‘partida’ atendiendo al adecuado funcionamiento en la actualidad de esta configuración. Partiendo de esta consideración, se ha planificado la ejecución de tres nuevas isletas ajardinadas, dos de las cuales buscarán mejorar la canalización del tráfico mientras que la tercera, en el eje del tronco, aportará a la intersección un carácter más urbano.

Se mantienen todos los movimientos con respecto a la antigua configuración de la intersección. Operativamente, sólo se diseñan dos modificaciones que comprenden la ejecución de las nuevas isletas con objeto de facilitar el encauzamiento del tráfico y evitar que se colapse la glorieta. Concretamente, se bifurcará el tráfico que se dirige y también que procede desde Raposeira.