Gesto poco habitual el de Lauryn Hill en Vigo, aunque todo es singular en la diva norteamericana. Cuando estaba en la cima de su carrera, se retiró. Rechazó el canon de “chica superestrella fabricada que no puede salir de casa” y se largó. También tiene acostumbrados a sus seguidores a los continuos retrasos y cambios en sus espectáculos. Ella es así. En Castrelos arrancó su concierto con 50 minutos de retraso. Cuando dieron las 22:30, hora de inicio programada, ni siquiera estaba en el recinto. Sin embargo, anoche también dejó un gesto con los fans que es, cuanto menos, infrecuente.
Tras 90 minutos mágicos donde demostró por qué el público había esperado dos décadas por ella. Las luces se apagaron. El show terminó. Pero Lauryn reaparecía sobre el escenario. No era para un bis. Era para agradecer el apoyo del público. "Los amo, Vigo", pronunció en diferentes momentos del concierto. La americana quería escenificar ese cariño, esa fuerza, de forma física. Se bajó al foso para saludar, fotografiarse y firmar a su legión de fans. A los de siempre y a los nuevos. Lauryn Hill no ha regresado. Siempre está, pero es ella, como diva que es, la que decide cuándo debe estar.