Juego de Tronos, la popular serie de HBO, ha llegado a su fin tras ocho intensas temporadas y para más de uno el espacio vacío que deja la ficción será difícil de llenar. Lo mismo pasa cuando terminan otros proyectos de plataformas mediáticas como Netflix o Movistar +, por lo que muchos para curar la nostalgia deciden bautizar a sus mascotas (y también a sus hijos) con los nombres de sus personajes favoritos. En Galicia esta moda está en auge y prueba de ello son los diez protagonistas de este reportaje, que a pesar de pertenecer a provincias diferentes, tienen un rasgo en común: la locura por las series.
Las viguesas Xiana y Nerea son mejores amigas y han trasladado esa buena amistad a sus mascotas, dos perros llamados Nemo y Dori, ambos nombres inspirados en los protagonistas de la ficción de dibuijos animados de Pixar “Buscando a Nemo”. Las dos mascotas, una palleira y un chiwuawua, son adoptadas y una tiene cinco años y el otro dos.”Al principio escogimos los nombres porque nos enamoraron los personajes de la película pero en el caso de mi perra Dori me doy cuenta que es fiel a su personaje con el tema de las perdidas de memoria”, explica entre risas Xiana. Ambos animales tienen una relación estrecha, ya que según comentan sus dueñas a Dori “le encanta dormir y vigilar el barrio desde las escaleras de la casa” y a Nemo “le ponen fotos de Dori en la pantalla de la televisión y llora por ella”.
En la zona también hay otros animales con nombres curiosos como Arnold, por el actor americano Schwarznegger; Elvis, por el fallecido cantante rey del rock e incluso una niña que fue bautizada como Arya, de Juego de Tronos. “Los nombres de series es mejor ponerlos una vez acabe la historia, porque los giros de los acontecimientos en el guión pueden hacer que luego vengan los arrepentimientos”, advierten.
La coruñesa Lucía Verea lleva viviendo con su gata atigrada Arya casi dos años y el nombre de la mascota está influenciado por Juego de Tronos, ya que ella forma parte de su enorme legión de fans que ha seguido la trama durante las ocho temporadas. “Arya es uno de los mejores personajes de la serie y me identifico mucho con su personalidad. Quería además un nombre corto para que la gata pudiera identificarlo bien y este me pareció perfecto”, reconoce. El nombre lo eligió antes de adoptar a su mascota durante la primera temporada de la ficción y se ríe al recordar algunas situaciones surrealistas que vive cuando la gente le pregunta si el nombre de su gata tiene alguna relación con el dictador alemán Hitler.
Verea cuenta que las rutinas con Arya son sencillas ya que “es un gato muy vago que juega cinco minutos y ya quiere mimos y siesta” pero explica que lo que más le apasiona (después de dormir y comer) es trepar una planta que tiene en el salón y comerse todas las hojas. Aunque parezca imposible, la coruñesa afirma que en la consulta del veterinario al que acude con su gata hay siete mascotas más registradas como Arya, pero confiesa que a la hora de ponerle nombre a su futura descendencia optará por Luis, para seguir la tradición familiar, o nombres masculinos pasados al femenino como Martina o Daniela.
Entre sus planes inmediatos no está el de tener otro animal de compañía, pero si se diera el caso asegura que elegiría “Sansa”, como no podía ser de otra manera, un personaje de Juego de Tronos.
Rebeca Mengual vive en A Coruña con su perra Penny, un cruce de teckel con grifón de año y medio de color negro intenso y barbas blancas entre cuyas aficiones favoritas está la de pasear por la playa y correr detrás de las aves. Su nombre surgió de la serie The Big Bang Theory, pero Mengual dudó a la hora de elegir ya que también entre sus opciones estuvo Phoebe, uno de los personajes de la mítica serie Friends. “Tenía claro que le pondría a la perra un nombre conocido de alguna serie o película. The Big Bang Theory al ser una serie tan conocida, cuando la gente me escucha llamarla así enseguida la relaciona también con la canción “Penny Lane” de los Beatles”, comenta entre risas.
Durante los paseos diarios que da con su mascota en el barrio en el que vive, Mengual comenta que han coincidido varias veces con otra Penny y con un Sheldon, “además de varios perros con nombres de Juego de Tronos”. Sobre la posibilidad de llamar a sus futuros retoños con nombres de ficción lo tiene claro y reconoce que “ponerle a un hijo el nombre de una serie es un poco friki pero para gustos colores”.
El lucense Iago Suárez es dueño de Sansa, un cruce de bichón maltés y pekinés de 6 años. “El personaje de Sansa Stark al principio era tímido, nada parecido a lo que más tarde se convertiría. Por su timidez inicial mi hermana y yo nos decantamos por este nombre para la perra aunque ahora está hecha toda una revoltosa”, cuenta, a la vez que resalta que es un animal raro “porque le gusta más la compañía de los humanos que la de otros perros”.
Según Suárez, a la gente les fascina el nombre porque está sacado de Juego de Tronos, pero el mayor fan de su mascota es el peluquero. “Cada vez que el hombre nos ve llegar con la perra le dice: Hola Sansa, ya ha acabado el invierno vamos a cortarte el pelo”, cuenta divertido. El lucense opina que en cuanto a nombres “es mejor no mezclar la ficción con la vida, que es muy real” y le parece “una barbaridad que una hija de alguien pueda llamarse Cersei López”, pone como ejemplo.
La ourensana Alba Chao se declara muy fan de las películas de animación y su título predilecto es Shrek ya que cuenta que la historia de este personaje es su mejor fuente de inspiración porque “le acompañó en muchos momentos importantes de su vida”. Antes de ir a la protectora a adoptar a mi perra Fiona, que tiene cuatro años, vi su foto en Facebook y en ese mismo momento supe que se llamaría así, no había más opciones. No hay mejor nombre para ella, es mestiza y a primera vista no parece una mascota de anuncio pero nos demuestra a diario que la belleza está en el interior como su personaje”, afirma Chao entre risas. La ourensana cuenta de su perra que “le encanta acurrucarse en el sofá junto a la gente y que cuando alguien está enfermo se tumba en la alfombra del dormitorio a modo de guardiana”, además de que como a cualquier animal le gusta jugar y salir a pasear.
En la familia, Fiona no está sola, ya que hace un año los padres de Chao adoptaron una mastín blanca que bautizaron como Khaleesi. “Este nombre sí ha dado algún problema que otro porque el veterinario cuando le hicimos la cartilla no sabía escribirlo ni mis padres pronunciarlo”, explica, a la vez que recuerda que su anterior perro se llamaba Homer y sus tortugas, ambas machos, Apu y Manjula. Sobre la tendencia al alza de llamar a los animales como personajes de ficción, Chao reconoce que “las series son una maravillosa fuente de inspiración para los nombres de animales”. “La manera de llamar a las mascotas no tiene tanta trascendencia como la de los niños, así que los nombres para ellos son la oportunidad ideal para ser todo lo creativos que desee. Los niños son otra cosa, imagínate que llamas a tu hijo de una manera por los valores que se le suponen al personaje pero que durante la trama cambia, ahora mismo habrá más de una Daenerys arrepentida”, afirma.
Sobre los nombres que baraja para bautizar a sus próximas mascotas lo tiene claro: Sheldon y Heisenbeg, el primero personaje de The Big Bang Theory y el segundo de Breaking Bad, según Chao “la mejor serie de todos los tiempos”.
La coruñesa Lara Fernández es dueña de Elliot, un carlino de dos años, todo un torbellino de energía (al contrario de lo que se presupone para su raza) que no para quieto un segundo, a veces ladra como un loco y da saltos al escuchar el ruido de la bolsa de pan (la miga es su aperitivo predilecto). Fernández cuenta que el nombre de su mascota surgió a raíz de ver la serie Mr.Robot, pero entre otras opciones también barajó la de Donnie, un personaje de la ficción de Netflix Orphan Black. “No le puse el nombre exactamente por la serie, sino porque me convencía y le pega mucho. A la gente le suele hacer mucha gracia porque ya es un perro con cara simpática pero cuando me escuchan llamarle siempre me dicen: “como el dragón””, comenta.
Sobre la moda de poner nombres relacionados con series o películas, Fernández tiene otro ejemplo cerca, ya que el perro con el que Elliot tiene más afinidad se llama Casper. Además, ella tiene una perra llamada Holy, por una canción de Lady Gaga y tuvo a Black, otro can cuyo nombre le inspiró la conocidísima canción de Michael Jackson “Black or White”. “Al fin y al cabo mientras sean nombres que te gusten y signifiquen algo bueno yo lo veo bien. A mi hijo lógicamente no le pondría Tyrion o Daenerys pero ya se sabe que hay gente para todo”, afirma.
Sobre otros nombres de ficciones que destaque por su significado o lo que representan para ella, se centra en el feminismo de Carrie y Samantha en “Sexo en Nueva York”, pasando por la fortaleza de Annalise Keating en “How to get Hawai with a murder”, hasta Offred de “The handmaid’s tale”.
Alba Mancebo, natural de Vimianzo, comparte sus días con Golfo, un gato atigrado naranja de tres años. Su nombre está inspirado en el perro protagonista de la película infantil “La Dama y el Vagabundo”, uno de los títulos favoritos de su madre. “Nuestro gato se llama como el perro de la ficción pero con gheada. Después de que llevara unas semanas en casa, en parte nos arrepentimos de ponerle ese nombre porque igual condicionó su manera de ser porque es verdaderamente revoltoso”, dice Mancebo entre risas, a la vez que añade que el animal es “muy poco cariñoso y poco casero, sólo va a casa a comer y dormir y odia profundamente que la familia esté pendiente de las pantallas de los móviles y se mete en medio”.
Gholfo no es el único miembro de la familia que tiene un nombre inspirado en personajes animados, sino que el perro de la prima de Alba se llama Abú, como el mono de Aladdin y el de su cuñada Nevado, en honor a la mascota de uno de los clásicos de la TVG, Shin Chan. Además, dos de sus amigas tienen perras bautizadas como Bulma, de la serie Son Goku y Arya, de Juego de Tronos. La tendencia de escoger nombres de este tipo para los animales es algo que la vimiancesa ve bien pero reconoce que “son modas sin más”. “Hubo un tiempo que también había la costumbre de llamarle a las vacas Chenoa o que los perros fueran bautizados como Laika y Trostsky. Actualmente tenemos una nueva generación de Aryas y Snows y quién sabe qué nombres tendrán los periquitos del futuro”, comenta divertida.
Marta González es una coruñesa afincada en Madrid desde hace casi 10 años, y desde hace siete meses convive con una perra adoptada, mestiza de teckel con grifón, llamada Sunny. “Como mi pareja y yo la cogimos de una protectora no podíamos repetir ningún nombre que ya tuvieran en la base de datos. En aquel momento acabábamos de terminar de ver en Netflix “Una serie de catastróficas desdichas” y decidimos llamar a la perra como el bebé de los hermanos Bodeleir, Sunny”, comenta. Según su dueña, Sunny se asemeja al personaje de ficción, que tiene como principales atributos la inteligencia y la suerte.
“Creo que si mi mascota pudiera hablar nos diría que ha tenido mucha suerte encontrándonos. La rescatamos de un espacio muy pequeño donde se pasó cinco meses encerrada con sus hermanos y no queremos ni saber lo que tuvo que pasar ahí”, explica, a la vez que añade que entre las principales aficiones de Sunny está correr detrás de las aves y perseguir a todos los miembros de la casa por todas las habitaciones. “Es muy cariñosa y muy fiel a nosotros y cuando le llamamos en el parque muchos pronuncian mal su nombre y otros nos preguntan que si le pusimos ese nombre en honor al famoso zumo”, afirma entre risas.
Esta teckel tiene una fiel compañera perruna en casa llamada Lola y esa fue la razón por la que en un primer momento pensaron en llamarla Bimba, “para que hicieran un buen tándem”. En el barrio donde vive González, conviven también con otros perros de nombre Arya, de Juego de Tronos; Goku, como el de Dragon Ball o Doby, como el peculiar personaje de la saga Harry Potter. En cuanto a la elección de los dueños de este tipo de nombres, la madrileña de adopción reconoce que “se nos ha ido un poco de las manos el fenómeno fan sobre todo en lo que a hijos se refiere”, “Una cosa es que llames a tu hija Lola por Lola Flores y otra que le pongas Hermione. En cuanto a los animales este tipo de nombres me parece estupendo porque siempre son un tema de conversación recurrente con los demás dueños en los paseos con el perro”, aclara.
Paloma Peña vive en Redondela y tiene en casa a Kira, una gata de raza Manx de año y medio cuyo nombre se debe a la serie de anime “Death Note”. “Estaba enganchadísima a esa ficción y no barajé otros nombres, lo tuve claro desde el primer momento. El personaje principal es una especie de asesino y desde hace un tiempo tenía pánico a los gatos ya que el de una amiga me atacó y de ahí surgió esta idea de llamarle así”, explica. Peña define a su mascota como “una maruja que se pasa el día mirando por la ventana cotilleando” y reconoce que tiene la habilidad especial de oler la colonia de su dueña aunque esté dormida y acto seguido acercarse a la puerta para mirarle con pena para que no salga por la puerta de casa.
“Los seriéfilos enseguida asocian el nombre a la serie y me suelen decir que es muy friki. Sin embargo, la gran mayoría de la gente piensa que es un nombre inventado”, asegura. Entre su círculo de amigos se multiplican los nombres curiosos: Gandalf (El Señor de los Anillos), Penny (Big Bang Theory) o Leia (Star Wars) son algunos de ellos. Sobre extrapolar los nombres de ficción a los hijos, Peña es tajante y afirma que “una responsabilidad tan importante no se puede dejar al azar de una moda pasajera”. A pesar de eso, sí tiene algunos nombres favoritos entre las series y películas que ha visto como Lathgertha, de la serie Vikings, que refleja la fuerza de la mujer en una época en la que solamente los hombres luchaban en la guerra” y Arya, de Juego de Tronos, “porque rompe con todos los estereotipos sobre que las mujeres de sangre real deben ser princesas”, concluye.
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