Mildred, nuestra protagonista, reside en el pueblo de Ebbing, Missouri. Está divorciada y vive sola con su hijo, después de ser su hija violada y asesinada unos meses atrás.
En las primeras escenas veremos a Mildred en su coche recorrer lo que parece ser una carretera secundaria. En su camino se cruzan tres carteles publicitarios, con toda la pinta de llevar años sin haber sido usados. Nos fijamos en los ojos de nuestra protagonista y en la expresión de su cara. Es más que evidente que acaba de tener una idea: Evidenciar, de forma pública y para todo el mundo, que el violador y asesino de su hija sigue suelto a causa de la ineptitud policial. Para ello alquilará durante un año dichos carteles, a través de los que mandará un mensaje muy directo al departamento de policía en general y a su jefe en particular: “VIOLADA MIENTRAS MORÍA,” “¿Y TODAVÍA NO HAY ARRESTOS? “¿CÓMO ES POSIBLE, JEFE WILLOUGHBY?”.
Los carteles llaman la atención de la prensa local y, a pesar de la mala ubicación en la que se encuentran, se convierten en uno de los elementos más característicos del lugar para la gente.
Esos tres anuncios suponen toda una amenaza, una auténtica declaración de intereses de que Mildred está dispuesta a declararle la guerra a la policía de su zona, empezando por el jefe de la misma, un William Willoughby, interpretado por Woody Harrelson, al que irán dirigidos los mensajes.
(ESTA CRÍTICA PODRIA CONTENER SPOILERS)
Mildred no tendrá ningún problema en enfrentarse también, si es necesario, a todo el pueblo, que adora a Willoughby, mientras el asesino de su hija siga suelto, yendo de forma directa a por las autoridades del mismo, denunciando la incompetencia policial en la investigación. Vemos que la actitud y las ganas de saber de Frances actitud ponen nerviosos y esquivos a los habitantes de Ebbing, que recurrirán a técnicas de dudosa moral para tratar de que retroceda en sus acciones.
Esta película supone el tercer largometraje de Martin McDonagh, conocido autor teatral, que debutó con un proyecto que, automáticamente, le elevó a los altares de autor de culto, como lo fue Escondidos en Brujas.
Cabe destacar que Martin McDonagh, en el mundo del teatro, se centra en la corriente del In-yer-face, o teatro de la crueldad, caracterizado por destacar lo grotesco y lo violento para conseguir llamar la atención del espectador, dirigiéndose a sus instintos más primitivos. Esto es algo que podemos ver en esta película. Son buenos ejemplos de ello la despedida madre – hija, cómo muere ésta, los personajes (un marido maltratador, un policía al que le puede la violencia…)…
Comentó en su día McDonagh que, para llevar a cabo este proyecto, viajó durante meses por diversos pueblos de Estados Unidos, tomando notas, estudiando el terreno palmo a palmo y pasando cada noche en un lugar diferente, escribiendo el guion posteriormente en sólo cinco semanas.
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Martin escribió el papel de una Mildred imprevisible pensando directamente en Frances McDormand como la protagonista principal, siendo éste un proyecto que ella no estaba convencida de llevar a cabo, pues con 58 años se veía muy mayor para el personaje, siendo su marido, Joel Coen, el que le convenció al considerar que el guion era muy bueno.
El propio director diría en su día que “el comienzo de la historia fue tener un personaje femenino realmente fuerte, expresando su ira, sus ganas de justicia. No sabía exactamente a dónde nos llevaría ni a nosotros ni a ella. A partir de ahí, el punto de inicio más interesante era tener a dos personas enfrentadas y que fuéramos capaces de ver a dos bandos, cada uno de ellos teniendo parte de razón, y hacia dónde va una historia como ésa cuando no hay una solución sencilla, cuando no hay una salida… así fue cómo empezó todo.”
La película, que juega mucho con la ironía, nos introduce en el Estados Unidos profundo, siendo un largometraje que tiene mucho de western, mostrándonos las miserias de un país que no está tan adelantado como presume. Descubriremos que lo que en un principio parece una historia de venganza que empieza separando a dos bandos y que termina uniéndolos es mucho más. Ya para empezar, una muestra del sentimiento de culpa de una madre que piensa que no ha sabido proteger lo suficiente a lo que más quería, y ahora ya es tarde.
Veremos también una reflexión acerca de la muchas veces problemática relación entre madres e hijas, algo que también podemos encontrar, mucho más desarrollado, en la fenomenal Lady Bird.
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Supone, además, tratar temas como el racismo, el maltrato o el abuso de poder, mezclando toda la película el drama y la emotividad con un marcado humor negro. Uno de los mejores ejemplos de esto serían las cartas que Willoughby escribe antes de su suicidio (una para su mujer, otra para Mildred y otra para Dixon); perfecta combinación de emotividad y humor, en uno de los mejores recursos de la película, leídas por la voz en off de Harrelson. Frances, por su parte, consigue mostrarnos a un personaje que es capaz de mezclar la tristeza con algunos de los momentos más cómicos de la película.
Entre los momentos más emotivos, nos encontraríamos con la escena de la aparición del ciervo ante nuestra protagonista, sacando Mildred a relucir el tema de la reencarnación.
Muy probablemente, el punto fuerte de Tres anuncios en las afueras es el nivel que alcanzan las interpretaciones a lo largo de todo el metraje. Hablar de esta Tres anuncios, sin ninguna duda, es hablar de Frances McDormand, demoledora a lo largo de la película, capaz también de darle el tono frágil a su personaje que en ciertas escenas necesita, protegiéndose del exterior gracias a su ágil lengua. La actriz lo borda en todo momento y parece la máxima favorita al Oscar, tras haberse llevado el Globo de Oro en la categoría de Mejor actriz. El rostro de Frances es en todo momento la dureza personificada, en una actuación magistral, que convierte, a través de su trabajo, a Mildred en uno de los mejores personajes cinematográficos del año.
Sam Rockwell está magistral a lo largo de todo el metraje, y es el favorito para llevarse el Oscar a Mejor actor secundario, tras llevarse, él también, el Globo de Oro a Mejor actor secundario. Veremos cómo su personaje, racista y violento, termina alcanzando una redención, que, aunque por momentos pueda parecer un poco forzada (tras ser odiado por todos los espectadores, en él se produce un cambio radical, prácticamente de un momento a otro, tras leer una carta que, por emotiva que sea, no parece suficiente para modificar la conducta de semejante sinvergüenza, terminando la película para él con un final clásico en Hollywood y con el beneplácito de una Mildred que fue su principal enemiga hasta un par de escenas antes, en lo que para muchos puede suponer uno de los principales problemas de la película), cuenta con el respaldo de un trabajo inmenso por parte del actor.
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Le sigue un magnífico Woody Harrelson, que clava un maravilloso acento del sur y nos ofrece una muy poderosa interpretación, poniéndose en la piel del jefe de policía del pueblo, siendo, para Mildred, el mayor responsable de que todavía no esté detenido el autor de la violación y muerte de su hija. Su personaje, aquejado de cáncer, está interpretado con una sinceridad apabullante.
Nos encontramos ante personajes profundos, en una película que les pertenece, sin que ninguno sea héroe o villano, teniendo todos claroscuros, siendo la evolución de cada uno de ellos increíble. Empatizas con las personas que tienes en pantalla (o con la mayoría de ellas o finalmente con todas, aunque sólo sea a partir de un determinado momento del metraje).
Es una pena la traducción del título de la película al castellano, comiéndose el “Ebbing, Missouri”, pues el propio pueblo es un personaje más de la película, y el principal rival de la propia Mildred.
El comportamiento de nuestra protagonista sacará a la luz la actitud más represora del pueblo estadounidense, en un retrato nada amable de la sociedad rural de dicho país, en una progresiva escalada de violencia, que poco tiene de justicia, y que nos mostrará que el ojo por ojo sólo puede ir a peor, llegando a aparecer los carteles quemados, en lo que terminará con la propia comisaría de policía ardiendo, con Dixon, aunque esto no fuera intencionado, dentro.
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La banda sonora de la película es difícilmente mejorable, y facilita mucho las cosas a la hora de hacerte entrar en situación. Estéticamente y en términos de dirección no resulta una novedad, aunque sí son bastante espectaculares escenas como las del incendio de los carteles, reacción de Mildred incluida, o la del fuego causado por nuestra protagonista en la comisaría. El ritmo y el tono pausados son los ideales en esta película, con un muy buen montaje de la misma. El guion se nota trabajado, es bueno y cuenta con varios diálogos de alto nivel.
La escena en la que Mildred le dice a un cura que al formar parte de un grupo eres también culpable de los crímenes que otros miembros de esa pandilla cometan, seas consciente de ellos o no, pone los pelos de punta.
A raíz de esto, comentar el maravilloso final con el que cuenta, que parece quedar valientemente abierto, algo que en realidad no ocurre, quedando toda la trama cerrada, en una muestra más de lo podrido que está todo y de la imperante corrupción. Aunque no se nos dice claramente, es evidente que el responsable sí es el hombre al que el personaje de Sam Rockwell escucha en el bar. No tendría sentido, de lo contrario, la amenaza que éste le hace a Mildred en la tienda. Que finalmente se diga que en el momento del crimen estaba en otro país forma parte de lo que Frances le dice al cura, con unos tapando a los otros, cubriéndose. El asesino se entera del suicidio del jefe de policía, ve los anuncios y le entra el miedo a ser descubierto, motivo por el que entra en acción. No podría ser más significativo que sea tras decirle el nuevo jefe de policía al personaje de Sam que no puede ser él por estar fuera de Estados Unidos en otro país formando parte de algo confidencial que éste entregue su placa, en un gesto más que evidente de que es consciente de lo que está pasando, y él no quiere seguir perteneciendo a un mundo con tal comportamiento.
El espectador no necesita saber si finalmente van a su casa o no, quedando con ese melancólico “ya lo decidiremos por el camino”, todo perfectamente atado, a pesar de ser una conclusión que ha parecido no gustar a todo el mundo, siendo ya posible escuchar quejas en la propia sala de cine.
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Mientras Lady Bird es la película que se llevaría el Oscar en caso de decidir los críticos, Tres anuncios es la que se lo llevaría de decidir el público, siendo el largometraje mejor valorado en las dos principales plataformas online de valoración más importante en Estados Unidos.
La gala de los Globos de Oro fue, sin ninguna duda, de este largometraje, llevándose cuatro galardones esa noche, incluyendo el de mejor película, algo que hace que se posicione en la quiniela de muchos como la favorita para llevarse el Oscar en esa misma categoría en la presente edición de la gala, ganadora también del premio del público en festivales como el de San Sebastián o el de Toronto. Destacar que Martin cuenta ya en su haber con un Oscar por el corto Six Shooter y con una nominación por el guion de Escondidos en Brujas.
Uno de los principales problemas en la actualidad con respecto al cine es el de las expectativas que uno se puede crear antes de ver una película por lo que escucha o lee en los días previos. Esto mismo es lo que me pasó a mí, que acudí al cine esperando la película del siglo. Lo que encontré fue un metraje que me gustó, pero que no me dejó con esa sensación de acabar de ver la obra maestra que muchos parecen defender que es, y que para nada me dejó la sensación de ser.
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https://www.youtube.com/watch?v=ZcNDuWdVFPA&t=
Entre los elementos a reprochar estaría que ciertos diálogos pertenecen más al propio Martin que a sus personajes, pareciendo difícil que todos mantengan conversaciones tan punzantes y rápidas, siendo el mejor ejemplo de ello el personaje de Sam Rockwell, con esas contestaciones muchas veces de respuesta brillante en una persona bastante corta de luces y que el cambio de mentalidad de algunos personajes es, en ocasiones, demasiado extremista de un momento a otro, pudiendo sacar a más de uno de la película.
Objetivamente, diría que estamos ante una buena película que, sin embargo, no llega a ser perfecta, y que tampoco alcanza el sobresaliente. Es dura, áspera y no se anda con tonterías, mostrando una realidad difícil de aceptar, pero que sigue existiendo a día de hoy. Probablemente se lleve el Oscar, y no discutiré que lo merezca, habiéndose convertido ya en una película icónica, pero es un largometraje que podría haber llegado mucho más alto (el premio a Frances sí me parece indiscutible). Merece la pena, y mucho, su visionado, pero aconsejaría que nadie vaya esperando una obra maestra.
Título original: Three Billboards Outside Ebbing, Missouri
Estreno en España: 12 de enero de 2018 (Estreno en Estados Unidos: 10 de noviembre)
Año: 2017
Duración: 112 minutos
País: Reino Unido
Director: Martin McDonagh
Guion: Martin McDonagh
Música: Carter Burwell
Fotografía: Ben Davis
Reparto: Frances McDormand, Woody Harrelson, Sam Rockwell, Caleb Landry Jones, Lucas Hedges, Peter Dinklage, John Hawkes, Abbie Cornish, Brendan Sexton III, Samara Weaving, Kerry Condon, Nick Searcy, Lawrence Turner, Amanda Warren, Michael Aaron Milligan, William J. Harrison, Sandy Martin, Christopher Berry, Zeljko Ivanek, Alejandro Barrios, Jason Redford, Darrell Britt-Gibson y Selah Atwood
Género: Thriller. Drama
Sinopsis: “Mildred Hayes (Frances McDormand), una mujer de 50 años cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada, decide iniciar por su cuenta una guerra contra la policía de su pueblo, Ebbing, al considerar que no hacen lo suficiente para resolver el caso y que se haga justicia. Su primer paso será contratar unas vallas publicitarias denunciando la situación y señalando al jefe de policía, William Willoughby (Woody Harrelson), como responsable principal de la pasividad policial.”
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