Galicia disfruta de la considerada como primera novela polaca

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Todo empezó en el instituto Fragas do Eume, donde una profesora de latín y griego transmitió toda su pasión a Lúa García. Este momento marcó la vida de esta investigadora predoctoral de la USC (de madre filóloga), graduada en Filología clásica y Lengua y Literatura españolas, hasta el punto de que ya puede presumir de haber realizado la traducción al gallego de la considerada como primera novela publicada en Polonia, que data del siglo XVIII. La obra ya está disponible de la mano de la editorial Rinoceronte de Cangas do Morrazo.

“Las aventuras de Mikolaj Doswiadczynski” es una historia de Ignacy Krasicki que se divide en tres libros en los que el protagonista, un hombre ilustrado, satiriza la sociedad de su época. Según García, “el libro puede sorprender al lector por la vigencia de algunas reflexiones que demuestran que cuatro siglos después hay cuestiones de las que aún no aprendimos”. Además, la filóloga explica que la novela en algunas partes “tiene un tono tremendamente irónico acompañado de aventuras y utopía”. El hecho de que García entrara en contacto con esta obra polaca no fue una casualidad, sino que influyó en gran medida el año que pasó de Erasmus en Poznan, algo que ella define como “una oportunidad única” y que aprovechó para aprender el idioma (también habla inglés, castellano y gallego).

“Las aventuras de Mikolaj Doswiadczynski” es su primera traducción extensa y llegó a término gracias a la editorial Rinoceronte, que está especializada en la traducción al gallego sobre todo de la colección Vétera, que abarca obras anteriores a 1800. “Lo verdaderamente relevante es que Rinoceronte consiga una colección como Vétera, con tantos traductores que conocen lenguas muy distintas y que están llenando el panorama de la literatura en gallego de obras que hasta ahora no se podían leer en nuestra lengua”, asegura. Para su traducción dedicó “algo más de un año” combinando esta labor con las clases de Literatura Española que imparte en la universidad y la elaboración de su tesis.

“Primero leí la obra e investigué sobre ella para después traducir con la ayuda del diccionario. Las mayores dificultades me las encontré en las partes que contenían cuestiones legales”, confiesa. Las metas de García, que es una lectora empedernida (reconoce que una lectura que espera con ansia es la de los “Testamentos de Margaret Atwood”) se centran en el 2022, fecha en la que programa presentar su tesis sobre las traducciones que hizo Quevedo al castellano de textos en lenguas clásicas como el latín y el griego. Quién sabe si hasta esa fecha la filóloga sorprenderá con otra traducción para añadir a la colección Vétera repitiendo el polaco o innovando con otra lengua diferente.

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