Aunque en Galicia tenemos grandes conocidas como las cascadas de Ézaro, famosa por ser la única cascada en Europa que cae directamente al mar, o la Fervenza do Toxa, por ser una de las más altas, no hace falta ir lejos de la ciudad para disfrutar de la belleza de estos saltos de agua. En la provincia de Pontevedra existen unas cuantas, pero hoy recopilamos cinco que están a menos de una hora de Vigo.
Fervenzas de Segade (Caldas de Reis)
Las cascadas de Segade, en Caldas de Reis, son un destino habitual para bañistas y senderistas. Gracias a ellas se puede disfrutar de un baño refrescante en sus pozas y a la vez conocer un entorno cargado de historia, con ruinas que dejan testimonio del pasado uso del río.
El culpable de la creación de estas cascadas, que salvan más de 30 metros de desnivel, es el río Umia, que con la fuerza de su bajada ha pulido durante siglos las piedras del entorno, dando lugar a una caída suave del agua y a una zona un tanto resbaladiza. Esta fuerza también propició la construcción de numerosos molinos a lo largo de su recorrido, así como de una central - la Fábrica de la Luz- en 1900 y activa durante más de 50 años, de la que hoy solo quedan ruinas.
A unos cuantos metros de las cascadas y pozas se encuentra un pequeño puente de madera que cruza el río y que permite continuar la ruta entre la vegetación hasta el puente romano de Baxe, construido en el siglo I d.C. y remodelado en 1729, que constituyó en el pasado parte de la ruta interior Caldas - Tui.
Tiempo del recorrido en coche: 40 minutos.
Fervenza de Parrelos (Covelo)
Una caída de aguas trasparentes que emerge de entre las piedras es esta de Parrelos, formada en el río Tea. Esta cascada surge en medio de una zona muy rocosa, en el entorno natural de Prado, integrado en Red Natura 2000. La fuerza con la que cae el agua hace que las piedras más próximas de su poza tengan marcas y socavones fruto del paso de los años.
Para acceder a esta cascada existe una ruta conocida como Camiño das Estrelas, un sendero lineal de unos ocho quilómetros y tres horas de duración que parte de Carballeira do Rei. A unos 500 metros, el sendero lleva a un camino que conduce al mirador, ubicado justo encima de la cascada y en el que conviene tener cuidado por la altura y pendiente.
Tiempo del recorrido en coche: 1 hora.
Cascada del río Barosa (Barro)
En el concello de Barro, cercano a Pontevedra, se encuentra este espacio natural tan particular. La cascada que nos atañe se encuentra en el Parque Natural Río Barosa, donde el desnivel de 30 metros que salva el río genera esta caída de agua. A diferencia de otras, la bajada es suave y se produce entre piedras bastante horizontales y pulidas. De hecho, en verano, cuando el caudal del río disminuye, la gente suele instalarse en estas propias piedras mientras pasa el rato entre sus pozas. Las comodidades que ofrece la hacen una cascada frecuentada por senderistas, peregrinos y familias, ya que cuenta con varios servicios y está próxima a la ruta del camino portugués.
A las orillas del Barosa se construyeron en el pasado 17 molinos que todavía se mantienen a día de hoy, de hecho algunos se han rehabilitado para convertirse en cantinas y restaurantes. Pero para quien prefiera llevar su propia comida, existe también una zona de descanso y merendero, así como un aparcamiento cercano.
Tiempo del recorrido en coche: 40 minutos.
Fervenza de Casariños, Fornelos de Montes
Para muchos, una de las cascadas más bonitas de Pontevedra se encuentra en la Sierra de Suído. Se trata de la cascada de Casariños, una caída de agua dividida en dos tramos, como en dos grandes escalones, alimentada por las aguas de dos ríos: Barranqueira de Fonte Uceira y Barranqueira do Rego de Casariños.
Esta catarata presenta una caída casi completamente vertical que se pierde entre la vegetación de la zona. De hecho, su presencia desentona entre los colores verdes y marrones de la panorámica que ofrece su mirador. Se puede acceder a ella a través de un sendero que dirige a la poza que forma con su caída y en el camino es habitual encontrar alguna que otra vaca y caballo.
Tiempo del recorrido en coche: 55 minutos.
Cascadas del río Cerves, Melón
El río Cerves, afluente del Miño, nace en la sierra de Faro de Avión y recorre 16 quilómetros hasta su desembocadura en el gran río gallego, salva un desnivel de más de 1000 metros. Este recorrido accidentado es el mismo que nos regala preciosas pozas y cascadas en su parte más alta, siendo la de Tourón la última y la más impresionante por su altura de casi 120 metros.
El acceso a estas cascadas es facilitado por algunas pasarelas de madera que cruzan y bordean el Cerves y que en algunos puntos, mismamente sobre el agua, se extienden en miradores en los que disfrutar de las vistas de este paraje. Es casi imposible desviarse de este camino, sin embargo se debe tener mucha precaución con las rocas, ya que por el desgaste y la corriente del río pueden resultar muy peligrosas y han sido escenario de unos cuantos accidentes.
Tiempo del recorrido en coche: 45 minutos.
Otras cascadas, algunas algo más alejadas pero igual de espectaculares son la de Férveda (Silleda), Raxoi (Valga), Fervenza do Toxa (Silleda), Feixa Reboreda (Redondela) o Cadarnoxo (Boiro), entre otras muchas que nos regala la orografía gallega y que son perfectas para disfrutar de la naturaleza y los días libres de estos meses.