La historia de David R. Valeiras es de ésas que hacen a uno soñar. La de alguien que decidió dejar una profesión aparentemente estable, y con futuro, por cumplir su sueño y pasión. En este caso, el de la música. En Metropolitano.gal, de forma previa a su concierto de este viernes 5 de julio en el Café UF, hemos hablado con él. Además de su música, nos ofrece sus reflexiones, los pensamientos de una persona que pasea sobre un anhelo, un anhelo con el que nos dará disfrutar junto a Marco Antonio en el recital que ofrece en un sitio con un decorado tan especial y singular como el Café Uf.
Nos gustaría que te presentases. Para la gente que no te conoce, ¿quién es David R. Valeiras?
Pues eso, David R. Valeiras. Nos solemos definir, junto a mi compañero Marco Antonio, como canción de autor predominantemente humorística, y un poco lo que intentamos hacer es en la línea de Javier Krahe, que sería, sin duda alguna, el mayor referente.
En tu caso en concreto, ¿cuánto tiempo llevas más o menos en el mundo de la música?
Bueno, tocando y escribiendo canciones, muchos años. Tocando, unos 15. Escribiendo canciones unos 12 o 13 años, diría yo. Desde los 20, aproximadamente. Pero bueno, dedicándome exclusivamente a la música, intentando ganarme el pan con esto, no llega a dos años.
Porque claro, ¿cuál es tu historia? ¿Qué hay antes de esto?
Yo estudié ingeniería, y estuve un tiempo trabajando en la universidad en Francia, donde tenía una beca doctoral y estuve en París viviendo 5 años en total. Pero ya desde el principio tenía claro que al terminar quería dedicarme un tiempo a la música, y eso he hecho.
Estabas trabajando en la universidad, entonces, ¿no?
Sí, sí. Estaba haciendo un doctorado y tenía mi sueldo por esto, mi beca.
¿Y cómo ocurre todo? ¿Se acaba la época del doctorado y dices “al carallo”, me paso a la música?
Exactamente, sí. “Al carallo” creo que lo define bastante bien, sí (risas). Ya te digo, es algo que tenía en mente desde el principio, antes incluso de empezar la tesis ya decía “yo al terminar me dedico a la música”. Es algo que llevo haciendo muchos años. Llegué a pensar que sería una de esas cosas que se dicen y que después nunca se hacen porque después te da miedo, pero terminó y seguía teniendo las mismas ganas de hacerlo. Realmente es algo que quería hacer.
¿Hubo algo más concreto que hiciera que en ese punto dijeras, “ahora sí, no voy a entrar en ningún otro asunto que no tenga nada que ver”?
A ver, no hubo ningún tipo de epifanía, ni de catarsis, ni nada por el estilo, pero es verdad que yo llegaba y se terminaba mi contrato, entonces fue un punto muy bueno para cortar. Hubo mucha gente, además, que me recomendó mucho que, si paraba y me bajaba del carro, ya no iba a ser capaz de subirme de nuevo. Eso me animó mucho a parar y a bajarme del carro, precisamente, porque pensé que ese razonamiento iba a ser válido de por vida y no quería vivir de una manera en la que no me pudiese parar nunca. Quería estar en una rueda de la que me pudiese bajar. Entonces esos consejos de “no puedes parar, porque no vas a ser capaz de volver a engancharte nunca” sólo me hicieron tener más ganas de parar y de hacer lo que tenía ganas de hacer, sencillamente. No es que detestase aquello, es que esto me apetecía mucho.
Y en ese punto, en París, ¿dices “voy a intentar hacer algo, por ejemplo en París, o ya a nivel Europa”, o tenías claro el punto de volver directamente a España”?
No, tenía claro volver, porque lo que yo hago está muy ligado a las letras. En alguna ocasión intenté hacer conciertos allí en Francia y fueron un desastre.
¿Pero llegaste a componer en francés, y todo?
No, lo que hacía era hacer las presentaciones de las canciones en francés y después cantar mis canciones en castellano. Y hacer alguna canción en francés de Brassens, que también es un autor que me gusta mucho, pero no funcionaba, porque claro, las presentaciones en francés; que hablo bien francés, pero igualmente no tienes la misma soltura… Y entonces hacías la presentación en francés, que ya funcionaba peor, y pasabas a cantar la canción en castellano, que la gente no entendía… así que realmente fue un desastre, por lo que tenía claro que quería volver a un país de habla hispana. Hubo un tiempo en el que dije que me iba a ir a Sudamérica, pero después pensé que no, que me apetecía más estar aquí.
Y al empezar, ¿ya estabas con un estilo semejante al de ahora, tú solo o, como en este caso, con Marco Antonio, todo guitarra y acústico o llegaste a por ejemplo pasar por grupos, tocando algo más eléctrico?
Al principio tuve grupos. Empecé tocando el bajo. Como todo el mundo empecé tocando a Nirvana, Pearl Jam y a AC/DC, por supuesto. Pero sí que después empecé a componer y tuve otro grupo en el que ya tocaba la guitarra acústica y cantaba; Los Monguers, se llamaba, allí en Vigo, donde estudié, y fueron los primeros con los que empecé a hacer canciones mías en directo. Las primeras veces que me atrevía a cantar canciones propias delante de gente fue con este grupo.
Pero no se llegó a grabar nada, ¿no?
No, éramos todos amigos y ya, incluso algún compañero de piso. Hicimos bastantes conciertos, pero siempre fue en un circuito totalmente amateur.
https://www.youtube.com/watch?v=l15Q9WDenXU
Y como curiosidad, el tema de “errepunto” (risas). Es algo que ya tenía pensado preguntarte, pero es que además al entrar en tu página web ya vi el inciso, “se pronuncia errepunto”, y no se podía dejar pasar. ¿Es una broma privada…?
Es una broma, pero pública (risas). No tengo problema en explicarlo. No sé por qué, pero empecé a ponerlo así. Yo quería diferenciarlo de las publicaciones científicas que tuve durante la tesis, que quise publicar como David Reverter, pero ya hay uno que publica en Science, así que publiqué como David Reverter Valeiras, y quería alguna forma de diferenciar, así que empecé a poner ese “David R. Valeiras” y la explicación de por qué hay que pronunciar el punto es que bueno, en verdad es “Reverter”, que tiene tres sílabas, y en cambio “errepunto” tiene cuatro. Entonces te salen más sílabas en la abreviatura que en aquello a lo que representa, que es algo realmente que está mal, pero si cuentas las sílabas como “David errepunto Valeiras” te salen nueve sílabas y es un nombre artístico de arte mayor, y esa es la explicación, esa tontería (risas).
Mencionabas antes lo de Krahe y si pones tu nombre en Internet y entras en cualquier página en la que se hable de ti, siempre aparece él, y de hecho lo mencionas muchísimo en los conciertos, entre canción y canción. ¿De verdad es tan referente?
Sí que es un referente muy fuerte. Lo escucho constantemente. He escuchado su discografía de arriba abajo y la sigo escuchando y desentrañándola porque creo que es súper interesante, y sí, diría que es el que hacía lo más parecido a lo que a mí me gustaría hacer de toda la gente a la que he escuchado. Hay mucha gente que me gusta, pero no creo que haya nadie a quien le envidie tanto las canciones, a quien le quisiera robar tanto las canciones, como a Krahe. Yo quiero escribir así. Sin duda alguna, es el mayor referente. Y aparte es también verdad que es una buena manera rápida de, como a veces no es tan fácil explicar lo que intento hacer, decir “más o menos va por esta línea”. Una buena manera de que se entienda rápido; en ese sentido es práctico.
¿Y a qué otros músicos dirías que tienes como referentes?
A ver, Krahe es lo principal, pero diría también a Jorge Drexler, que es otro autor que me gusta muchísimo. Sabina, como a todos los cantautores (risas). Me encanta Sabina, pero me aburren un poco sus imitadores, así que no querría yo caer en eso. Chicho Sánchez Ferlosio, que me gusta muchísimo también, siendo alguien en quien me fijo mucho. Diría que por ahí andan las cosas. Después también hay otra gente que me gusta mucho. Me encanta Silvio, pero no me siento yo capaz de escribir o de componer como él ni mucho menos, siendo totalmente diferente, por más que me guste.
¿Qué diferencias principales habría entre lo que escuchas ahora y lo que escuchabas siendo un adolescente, cuando empezabas a coger la guitarra?
Bueno, siempre escuché a muchos cantautores, y sigo haciéndolo. Quizás en aquella época escuchaba más rock, que también lo sigo haciendo, en realidad. En esa época escuchaba mucho rock clásico, que me gusta mucho. No sé si ha cambiado mucho. Escucho más a Krahe y menos a Sabina, que siendo adolescente era lo contrario.
Hablando así de rock clásico, ¿habría la posibilidad de que alguna vez te decidieras a volver a estar en un grupo tocando un estilo así más eléctrico o es algo que descartas?
Lo he pensado y la verdad es que sí que me apetece. Me gustaría volver a tocar el bajo de nuevo, pero no he encontrado a nadie que lo quiera hacer. Me lo pasaba muy bien tocando en grupos eléctricos y me encantaba hacer versiones de esos grupos que me encantan. No me importaría nada.
Se podría hacer un doble formato, primero sales tú solo con la guitarra acústica y luego viene el grupo (risas).
A ver, a mí me encantaría tener una banda detrás que me estuviese apoyando y poder hacer algunas canciones que tengo y que creo que funcionarían bien en formato eléctrico, me encantaría. Pero es otra cosa ya, otra logística que hace falta para eso.
Hablando de bandas, vi en Instagram que tocaste hace unos meses con la banda de Krahe.
Sí, sí, joder, eso fue muy guay.
¿Cómo surgió?
Pues ellos iban a tocar a La Tertulia, que es un local en el que, junto a Marco Antonio, tocamos cada mes. Una vez al mes tenemos allí fijo un concierto. La Tertulia es uno de los locales más emblemáticos de la cultura granadina. Las paredes están llenas de fotos de gente a la que admiro que estuvo allí: Sabina, Krahe, Paco Ibáñez… de todo el mundo. Y el caso es que ellos iban a tocar allí, y como el programador del local sabe de nuestra admiración por Krahe, pues se lo comentó. Nos llevamos muy bien con él, y tuvo la amabilidad de preguntarles si podíamos ir a cantar con ellos. Fuimos a cantar con ellos Marco Antonio, El Manin, que es el percusionista de El Kanka, y yo. Fue un gran orgullo eso también. Una chapita que nos pusimos ahí.
¿Y cómo acabaste viviendo en Granada? ¿Fue algo relacionado con el mundo de la música o simplemente te gustaba la ciudad y dijiste “aquí planto mi base de operaciones”?
Exactamente eso. Había una serie de cosas que no me gustaban de París, y busqué lo contrario. Quería una ciudad no muy grande, que tuviese mucha vidilla cultural, y que fuese barata, y Granada reunía, aunque lo de barato ya no tanto, que están subiendo los precios, esas condiciones. Básicamente me hablaron muy bien de ella. Había estado una vez en Granada y fue una decisión así un poco por tener que ir a algún sitio y que me pareciese un lugar agradable. Tampoco quería pasar frío, pero después me di cuenta de que en ese sentido escogí mal, porque en Granada hace muchísimo frío en invierno, pues al tener Sierra Nevada al lado, en cuanto nieva en la sierra, baja el aire y se pasa mucho frío allí, pero sí, fue una decisión totalmente azarosa y de la que no me arrepiento nada.
¿Y cómo es la escena musical de allí? ¿Cantautores, grupos en general, un rollo completamente distinto…?
Pues yo me muevo bastante en el círculo de los cantautores, y de eso hay bastante. Los locales a los que voy son de ese estilo. Más pequeños, muchas veces en los que se toca en formato acústico. Hay bastante gente allí haciendo música. Es una ciudad en la que estoy muy a gusto. El circuito de las bandas lo conozco menos, el de los cantautores y el de los poetas son en los que más me muevo, y con ellos muchas veces compartimos espacio.
Pasando un poco a lo de ahora, la gira de Arrimados, con Marco Antonio. ¿Cómo empieza todo?
Pues él es un fanático de Krahe también, y vio vídeos míos por Internet y me escribió. Me dijo que le había gustado lo que hacía y me pasó alguna cosa suya que me gustó también. Quedamos un día y estuvimos charlando e hicimos muy buenas migas. Fue muy agradable el poder hablar con alguien de la métrica en las canciones de Krahe, o de la métrica en nuestras canciones, que muy poca gente se preocupa de si esto es un octosílabo o un endecasílabo cuando se ponen a componer. Es algo que a mí me gusta mucho y que me genera mucho placer, así que hicimos muy buenas migas. Él se fue a vivir a Granada y empezamos a hacer conciertos en común. Hicimos una primera gira en febrero, que estuvimos en Sevilla, Valencia, Alicante, Albacete, Madrid, Salamanca… y ahora le propuse que viniésemos también a Galicia. Les escribí a algunos de los locales a los que suelo venir cuando estoy por aquí y montamos esta pequeña gira.
Estáis combinando la música, la poesía y el humor. Un poquito todo, ¿no?
Sí, sí, en el espectáculo hay mucha poesía, es un espectáculo con un fuerte componente literario y fuerte componente humorístico, sí. Recitamos poesía, cantamos, contamos anécdotas…
¿En qué consiste más exactamente? Porque claro, te tengo visto a ti en solitario, pero en este caso no tengo ni idea. ¿Salís los dos juntos, vais por turnos…? ¿Hay más música, más poesía…?
Vamos alternando. Hacemos canciones por separado cada uno y canciones en común. Intentamos que haya cada vez más y más repertorio común y estar los dos encima del escenario tanto tiempo como sea posible, pero todavía hacemos canciones por separado uno o el otro. Solemos decir que es canción, humor y poesía, pero sobre todo canción, sobre todo humor y sobre todo poesía (risas). Diría que de las tres hay mucho, sobre todo canción y humor, incluso también tenemos una obra de teatro breve que hacemos en ocasiones.
¿Y habéis llegado ya a componer algo juntos?
Sí, tenemos varias canciones escritas a medias. La obra está hecha a medias también.
¿Hay algún proyecto de grabar algo?
Queremos. Estamos haciendo vídeos. Parece que hay que estar en Youtube, es lo fundamental. Sí que estamos todo el día ahí tratando de grabar cositas, a ver si podemos sacar algo.
¿Tú has llegado ya a hacerlo?
Sí, tengo una maqueta. Está disponible en la web. Se llama Canciones para guitarra, humor y kazoo. En la web se puede escuchar gratuitamente o descargar a precio libre.
¿Cuántas canciones tienes compuestas, más o menos?
Pues lo conté el otro día, así que puedo decírtelo con exactitud: 49. Estoy deseando componer una vez más para redondear el número.
¿Y cómo es un poco tu proceso de composición? ¿Y qué dirías sobre el famoso tema de la inspiración?
Me encanta esta pregunta porque me gusta cuando entrevistan a otra gente y cuentan cómo es su proceso. Yo casi el 100% de las veces empiezo con la letra. Tengo claro que quiero hacer una canción que hable de tal cosa, y me pongo con la letra, y según voy haciéndola ya voy imaginando cómo quiero que sea la música, ya la voy canturreando en mi cabeza. Después me pongo con la guitarra, saco esa música y ya al final del proceso voy haciendo ambas cosas en paralelo, música y letra. Con respecto a la inspiración, yo personalmente no creo que sea muy de inspiración, sino que más de trabajo. Me considero muy artesano, muy orfebre. Me paso muchas horas, muchas, muchas horas para sacar una canción adelante. Escribo muy despacito, y creo que es a base de trabajo y de echar horas. Suelo escribir un poco, paro y lo retomo al día siguiente. Normalmente este proceso dura semanas y muy a menudo meses. Me gusta dejar las cosas reposar para que estén en su sitio.
https://www.youtube.com/watch?v=Ii5RxH9DWIk
¿Cómo y cuándo se sabe que una canción está terminada?
Bueno, es que normalmente lo primero que hago es decidir la estructura. Soy muy maníaco con la estructura, entonces digo “venga, quiero que haya tal, tal y tal” y después tengo los huecos que he de ir rellenando y sé que está terminada cuando he rellenado todos los huecos que quería y la vuelvo a leer una semana después y no me da vergüenza (risas). Porque hay veces que una semana después digo “uy, cómo he podido escribir esto” y lo tiro a la basura.
¿Y no hay ningún proyecto de grabar algo más próximamente?
Me gustaría. Espero que sí, pero todavía no. Quiero rodar más el material. Y grabar un disco cuesta mucho dinero. Me gustaría, pero es un proyecto más a medio plazo.
También te quería preguntar por el tema en esta gira de “taquilla inversa”, que pone en las imágenes promocionales de los conciertos, que supongo que es lo que hacías por ejemplo en el Auriense, que al acabar cada uno aporta lo que puede, ¿no?
Eso es. Hay gente que le llama también “entrada libre”, o “pay after show”. Nos gusta más taquilla inversa.
Es que me llamó la atención, me gustó el nombre, la verdad.
A mí me gusta el nombre porque implica que es una taquilla. Es decir, intentamos que quede claro que no es una limosna lo que pedimos al final, sino que lo que estamos pidiendo a la gente es que pague una entrada; que lo haga al final, y no al entrar, pero que lo que estamos pidiendo es que se pague por un espectáculo detrás del cual hay mucho esfuerzo y mucho trabajo. Y en ese sentido preferimos el término taquilla inversa. Dejar claro que no es una limosna, sobre todo eso.
¿Y qué sería lo más raro que te tiene pasado con el tema de taquilla inversa? ¿Te tienen echado algo en la gorra que fuera peculiar, o alguna cantidad desproporcionada?
No, cantidad desproporcionada no. Bueno, por grande no, por pequeña sí. El tema de los céntimos a veces apesta un poco. Y nos pasa mucho. En bares no recuerdo nada extraño. También toco en la calle, y ahí es sorprendente la cantidad de veces que me han echado marihuana, o porros directamente, es la hostia. Y me pasa bastante. Allí en Granada, por el Albaicín, que hay un ambiente así bastante hippie, con cierta frecuencia viene alguien y me ofrece un porro, o me lo echa directamente. Una vez alguien me echó un cogollo de marihuana y lo tapé rápidamente, porque olía un montón. Eso me pasa bastante. Alguna nota, o algún detalle bonito, de alguien que te dice “no te puedo echar mucho dinero, pero me ha encantado el concierto, y te dejo una nota”, eso me gusta muchísimo, y me ha pasado varias veces también.
Y siguiendo la línea de taquilla inversa, cuando llegue el momento de sacar un disco, ¿te planteas hacer algo como un crowfunding?
Sé que lo hace muchísima gente ahora, sí. Estoy pensando en varios cantautores, por ejemplo, a los que conozco, y creo que la mayoría lo han hecho así. No sé si lo podría llevar a cabo. Yo creo que es pronto, porque la base de público es pequeñita todavía. Necesitaría estar seguro de que se iba a vender y necesitaría conocer a más músicos dispuestos a implicarse en el proyecto, encontrar un productor, etc. Y eso todavía no está ahí. Ésta es la respuesta sincera, no sé si queda muy bien para poner en la entrevista… (risas). Yo creo que lo del disco es pronto por eso. Tendría que conseguir un proyecto a medio plazo.
A día de hoy, ¿cómo de rentable es vivir de la música con un proyecto tan independiente como el que llevas tú?
En absoluto rentable. Por ahora vivo de mis ahorros, de cuando trabajaba de ingeniero. Voy sacando algo, pero no lo suficiente como para vivir, pues se saca poco. Lo de pagar después del concierto a veces funciona, y a veces no. En ocasiones me iba a casa enfadado y con poquito dinero. Por ahora está difícil.
Girar, girar, girar y tocar todo lo posible…
Eso es lo que intento, y a base de tocar mucho van más o menos cuadrando las cuentas. A base de girar mucho y de comer mucho arroz (risas). Se necesitan conciertos mucho más grandes para que empiece a entrar el dinero de verdad y para mí todavía es pronto para eso.
Algún concierto así, que tengas guardado en la memoria por cariño…
¿Por bueno o por malo? (risas)
Te iba a preguntar por ambos casos (risas)
Pues tengo de los dos. Los malos no sé si quiero contar (risas). Los buenos sí, tengo varios. Los primeros con Marco Antonio en Granada fueron preciosos. Hicimos uno en Madrid, también. En una sala, en La Latina, particularmente bonito, porque vino mucha gente, y creemos que la que vino se lo pasó muy, muy bien, y nosotros también. Al final los que recuerdas son esos en los que notas que has conectado bien con la gente y en los que te lo has pasado bien. En particular en Madrid, que desembarcas allí y parece que da un poquito de miedo, salió francamente bien. Vino mucha gente, más de la que esperábamos, y lo pasamos muy bien. Aquí en Ourense suele ir todo bien, pero es más fácil, porque estamos jugando en casa. Y por malos también recuerdo unos cuantos, pero no sé si quiero contar anécdotas de éstas, porque los hay fastidiados (risas). Mira, esto pasó hace muchos años. Yo todavía estaba en la carrera, en Vigo, y creo que es lo más bestia que me pasó, que en primera fila había unos tíos echando una partida de cartas, de verdad, ¿eh? Creo que a día de hoy les diría algo, pero entonces no me atreví, hasta que vino la dueña del local y dijo “anda, por favor, marchaos a otra mesa, porque esto es escandaloso”. Estaban echando la partida de cartas allí. Eso pasa mucho, que en primera fila haya gente dándote la espalda, y es muy desagradable, la verdad. Aparte se ha extendido mucho, y he escuchado ya a cantantes con mucho nombre quejarse de ello, el otro día en una entrevista a Zahara, en concreto, que se quejaba de que incluso en las salas ahora se ha extendido la idea de que se puede hablar durante los conciertos. Porque en los bares parece ya que se da por hecho, y me parece mal. Si hay un concierto en un bar es una falta de respeto que te pongas a hablar. Por lo menos susurra, joder, qué menos. Pero es que en las salas también. Y no hace mucho, en Granada, a Rubén Pozo y Lichis, que costaba la entrada 14 euros, no era una entrada barata, no pude escuchar el concierto, no pude disfrutarlo, por la gente que había alrededor hablando a gritos.
Te lo iba a comentar ahora porque en Ourense el Torgal todavía subió a su Instagram hace poco una publicación en la que pedía a la gente que, por favor, durante los conciertos se callara, porque parece ser que llevaban ya una rachita… Y además es que el Torgal es un sitio muy pequeñito…
Es muy pequeño, sí, me sorprende que la gente se permita hablar en el Torgal.
Sí, porque cualquier cosa que alguien diga medianamente alto, aunque sea en el fondo de la sala, en el escenario se escucha.
Es que es increíble. Un sitio como el Torgal… Se agradece mucho cuando la gente del local lo intenta y hace un esfuerzo activo por evitarlo. El problema es que a veces una sola persona… basta con que haya una pareja hablando para reventar un concierto cuando son locales así de este estilo, pequeños, tan íntimos, que además para nuestro espectáculo es lo que nos pega. A nosotros nos gusta estar en sitios pequeñitos, y tener esa cercanía, pero claro, tienes el riesgo de que basta que un par de personas no estén por la labor para que te lo revienten. Un lío.
Con respecto al tema de las salas, para programar una gira, te pones tú en contacto con ellas, ¿no? Y tienes que coordinar un montón de asuntos, por ejemplo, ahora que tocas todos estos conciertos en Galicia seguidos, el asunto de arreglar fecha y lugares para que todo cuadre bien.
Sí, y es a base de escribir muchos, muchos, muchos mails. Muchas veces el criterio por el que elegimos el tocar en un sitio o en otro tiene que ver con la agilidad con la que nos contestan, tan sencillo como eso. Y hay sitios en los que sabemos que hay una persona encargándose de las redes que es amable, y que es resolutiva, y que contesta rápido y así es más fácil. En otras ocasiones, pues escribiendo mails, y mails y más mails, hasta que sale algo. Pero sí, es complicado. Se entiende la razón de que esto sea un trabajo a tiempo completo y haya gente que viva de gestionar estas cosas para artistas ya con más nombre, porque la cantidad de tiempo que dedicamos a escribir mails y mensajes por Facebook y Whatsapps que muchas veces se quedan en la bandeja de entrada y nunca son respondidos es enorme.
¿Cuáles son tus planes a medio-largo plazo? ¿Ahora estando con lo de Arrimados ya vas pensando en qué puede surgir en un futuro, colaboraciones… o estás centrado completamente en el presente?
No tengo un plan especialmente establecido. Ahora mismo me apetece seguir en Granada, con lo de Arrimados, tratando de generar allí un interés, un público, intentando afianzar a la gente que vamos teniendo. No creo que esté en Granada muchísimo más tiempo, porque sospecho que querré cambiar, yo creo que estaré allí otro año, y en algún momento me iré, quizás a otra ciudad, a seguir conociendo sitios, conociendo gente. No lo sé, no tengo el plan… No hay nada grabado en piedra.
Pasando a la gira de ahora, lo que comentábamos antes: Acabáis de tocar en Madrid, y todo bien por allí, ¿no?
Sí, estuvimos muy a gusto en Madrid. Tocamos en un sitio muy agradable, y estuvimos muy bien.
Y ahora en estas fechas por Galicia, ¿qué se puede esperar un poco la gente? Por ejemplo, a nivel público, ¿hay interacción con la audiencia?
Ah, sí, muchísima, muchísima. Siempre decimos como los profes, cuando vemos que la gente habla siempre decimos eso de “dilo en alto y que nos riamos todos”, que es lo que nos gusta (risas). Interactuamos mucho con el público y lo disfrutamos un montón. Un buen concierto es ése en el que la gente está metida y hablamos. Tenemos de hecho una canción, ya buscando la interacción total, en la que… ¿sabes esto de “elige tu propia aventura”? Pues tenemos una canción escrita con esa idea, que tiene 14 finales, y al público, a cada momento, hay decisiones binarias a tomar, después de cada bloque de 3 estrofas, se para la canción y le preguntamos por dónde quieren que siga, si por aquí o por allá. Así que sí, el nivel de interacción con el público es alto. ¿Qué más se podría esperar? Pues diría que es un espectáculo divertido. Tenemos la discusión, a veces, de si debemos decir de nosotros mismos que somos cantautores, porque parece que la gente asocia el término con un espectáculo plomizo, y desde luego intentamos que ése no sea el caso.
Y ya para acabar, manda algún tipo de mensaje de ánimo al público para que asista a estos conciertos, al de Vigo y al resto de los de Galicia, así como a los que vengan en el futuro.
Pues venid, que os lo vais a pasar bien. Realmente, creo que es un espectáculo divertido. Intentamos que sea un humor inteligente. Nos han dicho alguna vez que es “humor lúcido”, y estamos encantadísimos de la vida, porque es el mayor halago que se nos puede hacer, pero creo que realmente se puede esperar un espectáculo divertido. No es canción de autor al uso, ni mucho menos, y eso es lo que se van a encontrar.
David R. Valeiras y Marco Antonio estarán tocando en Vigo (5 de julio en el Café UF), Pontevedra (6 de julio en A Taberna do Jazz), Santiago (11 de julio en A Novena Porta) y A Coruña (12 de julio en Caneca Furada).