Todo esfuerzo tiene su recompensa. Podría ser el lema de la 21K Costa da Vela, la última gran carrera del verano en Galicia. No hay debates ni exageración. Espectacularidad y exigencia son las dos palabras que mejor definen esta prueba que arranca en asfalto pero que transcurre en su totalidad por los montes cangueses y que te permite tocar la arena de playas paradísiacas como Melide, Barra, Nerga o Limens.

600 valientes se concentraban en el puerto de Aldán a las 10:00 horas para tomar la salida. Entre ellos estaban Solange Pereira, madrina de la prueba, y Rodrigo Germade, piragüista cangués y candidato a colgarse la medalla en los Juegos de Tokyo 2020. La 21K Costa da Vela regalaba la vista de la playa de Vilariño y la ría de Aldán. Era la primera postal, la tregua antes de la exigente subida hacia el Monte Facho, un duro esfuerzo hasta bajar hacia Cabo Home para tocar Cíes casi con la punta de los dedos.

Másnoticias

Susto en un colegio de Moaña que tuvo que ser desalojado por un problema eléctrico

12/09/2024

Gastronomía, fiestas y música en Vigo y área para despedir septiembre y recibir octubre a lo grande

Un viaje cinematográfico por el mundo desde Cangas

12/09/2024

El primer avituallamiento llegaba justo en Cabo Home. Oportunidad para refrescarse y encaminarse hacia el segundo avituallamiento al que el cansancio ya estaba en la cara de los 'runners'. La 21k Costa da Vela llegaba a su ecuador. Melide esperaba a los 600 participantes. La arena de la playa convivía con la montaña en la segunda parte del medio maratón. Era el enésimo esfuerzo antes de acercarse a la recta final. Antes, el paso por una cueva amenizaba los últimos kilómetros.

Las vistas se mezclaban con el esfuerzo de los participantes. Casi un centenar no llegó a la línea de meta que estaba en la Torre de Massó. Al final, 504 'finishers' completaron una dura y bella 21k Costa da Vela, la carrera que transcurre por el paraíso de O Morrazo.

Mejillones al finalizar la 21k Costa da Vela

El premio al cansancio tenía su recompensa al cruzar la línea de meta. Los corredores recibían su camiseta 'finisher' y recuperaban fuerzas con un plato de mejillones y un vaso de cerveza. Todo ello sumado al habitual avituallamiento final que hay en todas las carreras populares compuesto de fruta, agua y bebida energética.