A grito y en pleno Príncipe, así ha sido el "concierto" de cinco jóvenes en el centro de Vigo

La calle Príncipe es, probablemente, una de las más transitadas de Vigo. A diario, esta arteria de la ciudad la recorre un río incesante de vecinos, vecinas y visitantes en un sentido y en otro. Y este lunes, muchos de ellos y ellas se han topado con un "concierto" sorpresa.

En realidad, no es extraño que Príncipe tenga una banda sonora personalizada en cada tramo. Además de los villancicos que ahora suenan por la Navidad, hay algunos artistas que son leyendas de esta calle. Oier y los títeres que bailan al ritmo de su música, el tenor Fausto que ha cautivado a los jurados de tantos 'talent shows' o Mari Carmen y su icónico karaoke portátil son algunos de los icónicos artistas habituales. Pero este lunes, Príncipe contaba con un estreno inesperado.

Másnoticias

Vigo acogerá un espectáculo único recién estrenado en Galicia, "todo un viaje intergaláctico"

18/11/2025

Un programa de la televisión nacional se traslada a Vigo con la Porta do Sol como plató

18/11/2025

• Te puede interesar: Fausto, el tenor de Vigo que canta en Príncipe pone en pie a Got Talent y hace rectificar a Risto

A la hora de comer, entre las 15:00 y las 16:00 horas, el tránsito de la gente quedaba casi ensordecido por una berrea. Un grupo de jóvenes, asomados al balcón del número 19 de la calle Príncipe, disfrutaban del espectáculo que estaban dando y que tantas miradas atraía. Sin música de fondo, unos cinco o seis chicos entonaban (o lo intentaban) el famoso "Danza Kuduro" de Don Omar a pleno pulmón.

Parecían estar pasándolo en grande, mientras los viandantes comentaban, señalaban y fotografiaban la escena. Todo apunta a que un grupo de jóvenes de la Residencia Universitaria "El Portal" estaba ya celebrando el fin de la temporada de estudios antes de las vacaciones de Navidad. Entre los espectadores, la mayoría pensaba que se trataba de una fiesta o un reto que buscaba hacerse viral. En cualquier caso, ellos lo pasaron bien y por un momento se convirtieron en el chascarrillo de Príncipe. Pasado el concierto, el río de gente continuaba corriendo en esta calle por la que la vida no deja de fluir.