Infracción el pasado 18 de diciembre en Vigo. El viernes, al filo de las 23:00 horas, la Sala de Comunicaciones de la Policía Local recibía la llamada de una persona que informaba sobre la celebración de una fiesta en un domicilio en la calle Irmandiños que impedía el ruido al descanso vecinal y que causaba molestias al resto de moradores del inmueble.
Cuando la Patrulla llegó a la puerta del edificio, pudo escuchar "claramente" el volumen de la música. Una vez en el rellano del piso objeto de la queja, apreciaron como desde el interior el volumen de la música era muy alto y se escuchaba a varias personas hablar y cantar. Tras llamar a la puerta en varias ocasiones y esperar varios minutos, esta fue abierta parcialmente por un varón, sin dejar ver el interior. El reseñado resultó ser G. Q. Á, de Oviedo y 32 años de edad, al que se le informó de las molestias que estaba causando al resto de los vecinos, comenzando a mostrar una actitud hostil y a realizar comentarios despectivos, aludiendo a las normas sanitarias y en desmerecimiento de las mismas y de los agentes.
Los policías le reiteraron que, con su actitud, estaba causando molestias al resto de los usuarios del edificio y que tenía que cesar con su comportamiento para permitir el descanso de los vecinos. Le preguntaron si en su vivienda había alguna persona más y si podían acceder al interior para comprobarlo, respondiendo con sendas negativas a ambas cuestiones. Los agentes le indicaron que de continuar ocasionando problemas al resto de vecinos sería propuesto para sanción "por desobediencia".
La Patrulla abandonó el lugar de los hechos. Poco después, a las 23:45 horas, una unidad policial acudió al mismo punto dado que, según el denunciante, las molestias por ruidos eran superiores a la vez anterior. Los agentes volvieron a subir al rellano escuchando el volumen de la música más alto y voces de distintas personas, realizando llamadas de forma insistente a la puerta, pero no abriendo nadie. En ese momento, llegó un repartidor de comida a domicilio, que manifestó que iba a realizar la entrega en ese mismo piso, llamando al telefonillo del portal y por teléfono a la persona que había realizado el pedido. Sin embargo, nadie abrió, posiblemente para evitar la presencia de la Policía Local.
En el instante de ausentarse del lugar, y en atención a la competencia de tráfico, los agentes observaron que había en las proximidades había un vehículo mal estacionado, procediendo a su denuncia y solicitar el servicio de grúa para su retirada al depósito municipal. Mientras esperaban a la grúa, observaron luz en el piso sospechoso de haber la fiesta, donde contemplaron un trasiego de gente por las distintas estancias, llegando en varias ocasiones a salir por la venta hasta siete personas distintas a controlar la labor policial.
A la llegada de la grúa municipal y procediendo a la retirada del vehículo para su traslado, se personó apresuradamente desde el portal el titular del vehículo. La Policía Local le identificó, resultando ser J. B. O. V, de Madrid y 40 años de edad, manifestando residir en la calle Irmandiños. En el transcurso de la identificación, también se personaron el identificado en primera instancia como responsable del inmueble, acompañado de una mujer. Los agentes señalan que ambos comenzaron a censurar la intervención, acercándose a los policías sin respetar la distancia de seguridad. La mujer se negaba a facilitar sus datos para ser identificada, negándose hasta en cuatro ocasiones. De hecho, señalan que trató de ausentarse del lugar, siéndole impedida dicha maniobra e informándole de las consecuencias legales de su negativa.
La Policía Local le informó a la mujer que iba a proceder a su traslado a dependencias de la Comisaría de la Policía Nacional para poder identificarla. En ese momento dijo a gritos que era M. B. C, de Madrid y 29 años de edad. Fue informaba que iba a ser propuesta para sanción por una actitud acorde a lo legalmente establecido, comenzando a dirigir amenazas contra los agentes, indicando que era médica y que tenía "vínculos de familiaridad con las altas esferas".
Finalmente, las otras personas participantes en la fiesta abandonaron el domicilio, siendo identificados cuatro varones y tres mujeres a mayores de los ya identificados. Todos fueron denunciados por incumplir el decreto que marcan las autoridades sanitarias cuyo objetivo es frenar el avance de la pandemia. Primero por superar los grupos de cuatro personas de no convivientes y no respetar el toque de queda. En lo referente al inquilino y la mujer, se les informó que iban a ser denunciados también por falta de respeto y consideración, desobediencia y negativa en primera instancia a la identificación en base a los artículos descritos en la Ley 4/2015 de Protección de la Seguridad Ciudadana.
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