La ropa, las gafas y una mochila delataron al acusado de incendiar dos buses urbanos en Vigo

La chaqueta que llevaba, la mochila, unas gafas de sol y un tatuaje en los dedos, que trataba de ocultar con una tirita, llevaron a la Policía a identificar al presunto autor de dos incendios en sendos autobuses urbanos de Vigo, junto a la declaración de una testigo que reconoció al sospechoso.

Así lo han trasladado los policías que han declarado este miércoles en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, donde se ha celebrado la primera jornada del juicio por esos hechos, ocurridos en la noche del 30 de abril de 2023. Esa noche se registró un incendio en un bus de la línea C3 a la altura de Tomás Alonso, con daños en la parte trasera del vehículo; y otro en un bus de la línea 4, entre Urzáiz y Colón, a la altura de la Farola, en el que el autocar quedó completamente calcinado.

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En esta causa se sientan en el banquillo de los acusados una extrabajadora de la concesionaria de bus urbano, Vitrasa, Patricia F.N., y su pareja sentimental, Marcelo F.S.S. La Fiscalía pide para él 20 años de prisión por dos delitos de incendio con peligro para la vida de las personas, y 10 años de cárcel para ella, como cooperadora necesaria.

En la sesión de la vista celebrada este miércoles, el policía que dirigió la investigación ha explicado que lograron llegar al sospechoso reuniendo varias piezas de un puzzle. Entre esas piezas, estaban los restos de un talonario de billetes de bus de cortesía, que solo tienen los empleados de la concesionaria para que viajen sus familiares, y que fue localizado entre los restos de uno de los artefactos incendiarios utilizados.

Ese talonario en concreto, estaba asignado a la acusada, que informó en su empresa de que lo había utilizado, pero no había entregado la parte matriz (que se quedan los empleados, mientras que la otra parte de cada billete es la que se da a los usuarios).

Indicios

De este modo, la Policía llegó a esta trabajadora y a su pareja. En el registro domiciliario, los agentes localizaron una mochila, unas gafas de sol, una chaqueta, una gorra o un cinturón, que se correspondían con el atuendo que había utilizado el sospechoso, y que habían podido visualizar gracias a las grabaciones de la cámara de uno de los buses siniestrado (el otro quedó calcinado completamente y no se pudo recuperar el material grabado). Igualmente, se localizaron algunos materiales (cartón, botellas) que también estaban presentes en los artefactos incendiarios.

A ello se suma el hecho de que, tal y como queda reflejado en las grabaciones, el sospechoso llevaba ese día unas tiritas o vendas para taparse las falanges de una mano. Curiosamente, los agentes observaron que la pareja de la conductora tenía tatuajes en esos dedos, de manera que concluyeron que tanto la ropa y accesorios que llevaba como esos vendajes, tenían la finalidad de ocultar cualquier rasgo que pudiera servir para identificarle.

Por otra parte, una testigo que viajaba en el bus de la línea 4 ha declarado que vio a un individuo sospechoso tratar de ocultar o meter "papeles o telas" detrás del asiento en el bus, al tiempo que se percató de un fuerte olor a gasolina. Minutos después, en la parada de la Farola de Urzáiz, cuando solo ella y el sospechoso estaban en el autocar, el hombre salió corriendo al tiempo que gritaba "fuego" y las llamas comenzaban a propagarse rápidamente por el vehículo que, de hecho, quedó completamente destruido.

Esta testigo reconoció posteriormente al acusado como el viajero sospechoso con el que había coincidido, y los propios agentes señalaron que la mujer lo hizo son titubeos, aunque matizando: "Es él, y si no es, se le parece mucho".

Conflicto laboral

El testigo policial que dirigió las pesquisas ha explicado también ante el tribunal que, si bien se barajaron varias hipótesis y vías de investigación, desde el primer momento estuvo sobre la mesa el contexto de conflicto laboral en el que se produjeron estos incendios.

Según ha recordado, los hechos ocurrieron en un momento en que los trabajadores de Vitrasa estaban en huelga, con un conflicto con la empresa arrastrado desde hacía dos años, y "en vísperas del Primero de Mayo". "Entendimos que podría ser una forma de amenazar a la empresa", ha apuntado, antes de recordar que, antes y después de estos incendios, se produjeron otros incidentes con daños, como lanzamiento de piedras a buses.

El juicio se reanudará este jueves, y está previsto que los dos acusados declaren al final de la vista.