Miguel Ángel Cadenas: “Si no fuera juez sería desgraciado”

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A menos de un mes de jubilarse y abandonar la presidencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), cargo que ha ostentado durante una década, el magistrado Miguel Ángel Cadenas hace balance de su largo recorrido profesional desde que ingresó en la carrera judicial con tan solo 27 años. El ourensano, perteneciente a la Asociación de Jueces para la Democracia (minoritaria en la judicatura gallega), fan de las películas de John Ford y muy cafetero, rememora también su estancia en Vigo, etapa en la que los órganos judiciales aún no se habían trasladado a su actual ubicación en la calle Lalín.

- Ingresó en la carrera judicial con 27 años, ¿eligió este camino por tradición familiar o por propia vocación?

- Mi única vocación entonces era el Derecho. Mi opción por la carrera judicial se debió a una indicación paterna.

- Cuando se inició en el cargo, muchos medios se referían a usted como un “magistrado progresista”, ¿le sorprende que se destaque este aspecto? ¿cómo se define usted a nivel profesional?

- Desprendida de carga política y de sentido peyorativo alguno, es un buen objetivo, ayer, hoy y siempre el ser progresista, porque expresa la pretensión de hacer de una profesión y, a la postre, de una sociedad, algo mejor.

- Breve resumen de su etapa como magistrado en Vigo. ¿Cuál es su lugar más especial de la ciudad?

- El antiguo Palacio de Justicia de la calle Príncipe, que fue donde preparé la oposición de acceso a la carrera judicial. Años después, ejercí la actividad jurisdiccional en la calle Velázquez Moreno y, posteriormente, en la Puerta del Sol. Cuando ya me iba destinado a otro lugar trasladaron todos los órganos judiciales a su actual ubicación, en la calle Coruña. Todo el contorno de Vigo es especial, desde Samil hasta Canido y tengo allí muy buenos amigos.

- Pertenece a la Asociación de Jueces para la Democracia ¿por qué apostó por pertenecer a ella?

- Si hablamos de 1973 y de los años siguientes, la democracia era entonces una meta ineludible a conseguir y a consolidar. El propio nombre de la asociación era una especie de reivindicación de lo que entonces era una auténtica necesidad inmediata, desde una perspectiva política, en general, y en particular, desde la judicatura. Posteriormente, no encontré razones para cambiar de asociación.

- Hace 10 años ya pedía en algunas entrevistas extender los juzgados de violencia y de familia, incorporar nuevas tecnologías y aumentar la plantilla de jueces, ¿se ha mejorado en alguno de estos aspectos o hay que seguir trabajando?

- Está dicho que un presente en movimiento y en la dirección adecuada genera espacios de esperanza y de responsabilidad nuevos. Es fundamental para que una actividad profesional, máxime la actividad jurisdiccional, pueda ir mejorando. Desde esa perspectiva, lo que hay que hacer es que el presente esté en movimiento para alcanzar un futuro mejor. Hay muchísimas cosas que mejorar y que reformar.

- La huelga de justicia de 2018 fue una situación compleja que ha provocado retrasos de años en miles de causas, ¿cómo se vivió desde el TSXG? ¿Cree que estos retrasos podrán suplirse en un espacio breve de tiempo?

- Se vivió malamente, con una intensa preocupación y siendo conscientes de que iba a dejar secuelas. Fue un problema que todos sabíamos que era pasajero y coyuntural, pero que las secuelas podían durar más que la huelga en sí misma y fue lo que ocurrió. Actualmente, está en trance de solución porque ahora, con la información imprescindible que da el tiempo, se ha podido detectar dónde están las mayores bolsas de retrasos para afrontarlas a través de un plan específico que está elaborando la Sala de Gobierno del TSXG y que será propuesto al Consejo General del Poder Judicial en breves, que es quien decide finalmente.

Hubo que esperar para materializar el plan porque eran fundamentales los datos resultantes de la comparación de la situación de los órganos judiciales a finales de 2017 con la de finales de 2018. De todas formas, no hay plan por perfecto que sea que pueda resultar útil si no hay jueces, letrados de la Administración de Justicia y funcionarios.

- Después de casi una década al frente del TSXG, ¿a qué va a dedicar su tiempo ahora?

- Mi agenda profesional queda en blanco, pero mi agenda familiar y personal está, como siempre, llena.

- ¿Qué es lo que más ha echado de menos en estos años y que por su cargo tuviera que dejar de lado?

- Hay una cierta pérdida de libertad personal.

- ¿Qué asuntos le preocupan especialmente del actual panorama judicial gallego?

- La actividad jurisdiccional en sí misma, la eficiencia, las dilaciones y la implantación definitiva de medios tecnológicos suficientes y adecuados en todos los órganos judiciales. También me preocupa la modificación de la organización territorial de la Administración de Justicia y la mejora de la planta judicial, es decir, del número de jueces.

- ¿Qué cree que es lo fundamental que debe tener la persona que ocupe la presidencia del TSXG? Un consejo para su sucesor.

- Diría que serenidad y seriedad y eso tan difícil que es la congruencia. Hay que ser congruentes con lo que se es y con lo que se representa.

- ¿Y qué consejo le daría a los jóvenes que se están preparando para convertirse en jueces?

- Que antes de decidir sobre esta profesión miren para sí mismos y miren para los demás y para el entorno, y luego, con razones, resuelvan lo que estimen con convicción. Los que van a ingresar en la carrera judicial deben contemplar al juez como Poder Judicial y no tanto como funcionario público.


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- Se jubila en abril, ¿le queda alguna cuenta pendiente, algo por hacer a nivel profesional?

- Por mi parte, ninguna.

- ¿Cree que se debería dar más formación a la ciudadanía para que comprenda mejor el sistema judicial? ¿Ayudaría eso a entender más a los jueces?

- Informar es también formar. Informar sobre la actividad jurisdiccional es fundamental para que la sociedad conozca exactamente lo que hacen los jueces, para que se entienda cuál es su papel y en qué condiciones están trabajando. La información tiene que ser eso, información, para bien y para mal. Una información intensa y extensa significa, especialmente para los jueces, una mayor exigencia en su propia conducta personal y profesional.

- ¿Qué opina sobre esas voces que reclaman reformar ya la Constitución? ¿Considera que es necesaria esa reforma?

- Lo que es indispensable es que se respete y se cumpla la Constitución, también a la hora de reformarla. A partir de ahí, hay aspectos que precisan de una reforma, algunos pueden ser puntuales, pero otros son de mayor alcance, como puede ser el problema de la organización territorial, pero vuelvo a decir, lo inmediato y lo imprescindible es que respetemos la Constitución.

- Tribunal Supremo solo una mujer (Ana María Ferrer) y seis hombres; Tribunal Constitucional dos mujeres (Encarnación Roca Trias y María Luisa Balaguer Callejón) frente a 10 hombres magistrados. En definitiva, las mujeres son el 53% de la judicatura, pero solo el 27% están en la cúpula de los órganos superiores. ¿Cuándo se va a romper este techo de cristal?

- En la carrera judicial ya es mayoritario el número de juezas y con el tiempo, a corto plazo, la situación en relación a los cargos judiciales va a cambiar radicalmente por el propio peso de la realidad. Cultural e ideológicamente, dentro de la carrera judicial no hay en realidad distingos entre hombre y mujer a la hora de acceder a cargos judiciales. Y digo esto desde mi propia experiencia y porque en la primera promoción de la carrera judicial-fiscal en la que hubo una mujer (entonces la oposición era conjunta) fue la mía. En ella, esa mujer optó por la carrera fiscal.

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