Vigo recuperará un enigmático “molino” con estanque y zonas verdes en un barrio que renace

En Vigo hay una antigua finca con un edificio abandonado conocido como Muíño do Vento. Aunque poco se sabe sobre por qué lleva ese nombre y cuál es su origen. Forma parte de las particularidades de una ciudad como la de Vigo. Pero sí es un hecho que el icónico edificio estuvo durante décadas abandonado. Ahora, el Concello lo recuperará dentro de una estrategia global por redignificar y recuperar uno de los barrios que más abandono y marginalidad sufrió en la ciudad: el barrio de Ribadavia.

El Gobierno local tiene ya sobre la mesa su último proyecto para el barrio ubicado en San Roque. Con un presupuesto de 357.681 euros, el plan trata de crear un nuevo espacio público con un edificio de carácter cultural y un espacio verde que sirva de continuidad al parque ya existente, convirtiéndolo en un espacio “referente”.

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El espacio se encuentra tras la calle Pizarro, junto al llamado parque de los Capuchinos. En el corazón del barrio de Ribadavia, un lugar que se fue degradando con los años hasta convertirse en una zona aislada y desconectada de la trama urbana. El proyecto que el Concello llevará ahora adelante busca seguir avanzando en la estrategia de recuperación, tras otras iniciativas como el museo al aire libre que se impulsó este pasado verano.

La propuesta pasa por mantener el edificio, que destaca por su particular torre de piedra, jugando con el carácter “evocador” de las ruinas, recuperando el inmueble y creando un diálogo con el exterior a través de un cuidado ajardinamiento.

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Un espacio abierto a la ciudadanía

La nueva placita que se creará contará con un estanque y zonas de chorros de agua, que pretenden dialogar así con la memoria del lugar y la propia tradición gallega de vida comunitaria alrededor de los molinos. Se propone así que el agua cree un lugar de desconexión y relajación, pero también una zona para refrescarse en los meses de verano.

Todo el espacio exterior de la plaza girará también en torno a un jardín que priorizará la vegetación y la adaptación climática, que irá variando con las propias estaciones del año.

La propuesta, que recuerda a la recuperación de Villa Solita en Alcabre, creará espacios de estancia en las plantas altas del edificio, que en cualquier caso estarán abiertas al exterior en ese diálogo propuesto con la ruina.