Vigo, ciudad de turboglorietas. En los últimos meses de 2015 Vigo instaló una novedosa forma de gestionar el tráfico en las rotondas más conflictivas de la ciudad. La “puntilla” fue la trama organizada que provocaba accidentes falsos en las rotondas para cobrar el seguro por lesiones leves. Desde ese momento, el gobierno municipal decidió impulsar las llamadas turboglorietas y turborrotondas, en las que la señalización horizontal obliga a abandonarla en función de nuestro destino.
Tras haberlas testado estos dos años, el Concello de Vigo está decidido a apostar decididamente por ellas. “Mejoran la seguridad y aumentan la velocidad promedio”, en palabras del regidor olívico, Abel Caballero.
De esta forma, la novena turboglorieta se pondrá en funcionamiento en los próximos días, en cuanto la meteorología permita el pintado de la señalización horizontal en la calzada. El Concello la instalará en el cruce entre García Barbón y Rosalía de Castro, pero no será la última.
La rotonda situada en la plaza del Bicentenario, en la confluencia de Camelias, Venezuela y Marqués Alcebo (subida a O Castro). Esta última está todavía en estudio y serán los técnicos municipales los que decidan si es oportuno o no su transformación en turborrotonda.
La decidida apuesta del Concello de Vigo por las turboglorietas y turborrotondas obedece al importante descenso en el número de accidentes que se producen después de su reconversión. De medio, en las siete rotondas instaladas hasta 2018 (todavía no hay datos de la puesta en marcha este año en Bouzas) la siniestralidad se redujo en un 55%.
La que cuenta con mayor éxito es la situada en el cruce de Castrelos con Portanet. En ese punto los accidentes descendieron en un 76%. Le sigue la primera instalada, entre Gran Vía y Baleares, con un descenso del 73% y la de Coia (barco de Alfageme) con una drástica bajada del 71%.
La turborrotonda situada en Samil en su confluencia con la Avenida de Europa redujo la siniestralidad un 67% mientras que en la cola se situan la de la Avenida de Europa con la VG-20 (descenso del 41,5%), Jenaro de la Fuente (-30%) y Beiramar con Coruña (-26%).
Las turborrotondas están diseñadas para reducir el número de accidentes derivados de la mala circulación por las rotondas clásicas. De esta forma, el marcado de la señalización horizontal nos obliga a salir de la misma en función del carril que ocupemos.
Al incorporarnos a la rotonda, si lo hacemos por el carril de la derecha, deberemos abandonar la misma en la primera o segunda salida (en función del tamaño de la glorieta). Si accedemos por un carril interior, no podremos abandonarla en la primera salida y deberemos continuar hasta la segunda o siguientes.
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Además de hacer lo contrario de la tendencia mundial, es decir, ralentizar el tráfico, reducir la contaminación acústica y polución y dejar espacio para la convivencia de tráficos e incluso vehículos de distinto tipo, en Vigo, al revés: a toda ostia a todos lados y toda la vía para los automóviles. Las bicis, coches de discapacitados, vehículos de marcha lenta y demás que les den, ¿no?