La trama de la película no podría ser más simple: Nos encontramos en un futuro distópico en el que la gente, que se encuentra en unas condiciones bastante duras (se nos cuenta que una buena parte de la población mundial vive casi en la pobreza debido a una crisis energética a causa de la sobreexplotación de los recursos naturales, algo a lo que se suma la sobrepoblación), prefiere vivir en Oasis, mundo de realidad virtual, antes que en el real. Allí las personas pueden hacer y ser todo lo que quieran. Es entonces cuando el creador del juego muere, y se anuncia que éste ha dispuesto una serie de retos en el videojuego que harán que, en caso de ser descubiertos y superados, la persona que lo logre heredará la empresa. Estas pruebas están ocultas en dicho mundo, algo que en los videojuegos se conoce como huevo de pascua.
Los usuarios de Oasis se convierten entonces en gunters (egg hunters, cazadores de huevos), obsesionados al principio con llegar al fondo del misterio dejado por Halliday (el creador del videojuego), cayendo, sin embargo, de forma posterior en la apatía, al ver que nadie es capaz de sacar adelante los retos dejados por el genio. De forma paralela, IOI (Innovative Online Industries), corporación de dimensiones colosales, que sólo ve Oasis como un negocio, trata también de llegar al fondo del asunto, a través de métodos poco éticos, con el único objetivo de conseguir un control todavía mayor del que ya tiene sobre el mundo real y uno total con respecto al virtual. Esta empresa cuenta con gunters profesionales, además de lo que parece un ejército propio, y con todo un equipo estudiando interminables referenciales ochenteras con el objetivo de llegar a cualquier recoveco de la mente de Halliday que les permita superar las pruebas antes que nadie.
Así es como empieza la aventura. Tras presentarnos a nuestro protagonista y explicarnos que lleva desde que se hizo el anuncio tratando de descifrar las pruebas, más incluso como homenaje al creador del juego que por el propio beneficio que lograrlo supondría, comienza una carrera entre buenos y malos, tanto en el mundo virtual como en el real, por hacerse con el control de la compañía e, incluso, como directamente se nos dice, con el del futuro del mundo real.
(ESTA CRÍTICA PODRÍA CONTENER SPOILERS)
En esta Ready Player One estamos ante un nuevo acercamiento al últimamente tan manido revival de los 80, junto a una reivindicación de todo lo relacionado con la cultura pop, por parte, precisamente, de uno de los padres de muchos de los grandes productos triunfantes en estos dos ámbitos: Steven Spielberg.
Basada en un best seller de mismo título publicado en 2011, Ready Player One ha conseguido unos muy buenos resultados de taquilla, con más de 181 millones recaudados a nivel mundial en su primer fin de semana, superando los 450 a día de hoy, haciendo que Spielberg se haya convertido en el primer director de toda la historia en superar los 10.000 millones de recaudación a lo largo de toda su carrera.
La novela ya prometía mucho desde la concepción de la misma, siendo la mejor muestra de esto que Warner Bros. y De Line Pictures se hicieron con los derechos del libro, por encima de otras grandes compañías como Paramount, Fox y Temple Hill Entertainment antes incluso de que fuese publicado, en un pronóstico que ha resultado ser acertado de que la adaptación cinematográfica sería todo un éxito.
Spielberg busca llegar a un público más amplio que el de la novela original e introduce, además de los más clásicos, elementos actuales no presentes en el libro, como los términos campear o hater, además de la referencia a Minecraft, por poner algunos ejemplos.
El director le rinde pleitesía a la cultura pop y recalca la importancia que ésta tiene y espera que siga teniendo, en un mundo que ya parece haberla dejado de lado a cambio de una realidad virtual con la que poder evadirse.
Vemos un futuro muy aterrador el representado en ese 2045, con una población que prefiere vivir en un mundo virtual a hacerlo en el real. Spielberg introduce aquí una crítica a la sociedad actual, más centrada muchas veces en lo que ocurre en las redes sociales; usándolas para dotarse de una personalidad que no es la suya y tratar de hacerse pasar por personas que realmente no son; y en lo que tienen en las pantallas de sus móviles, que en lo que les rodea. Esto queda claro de forma definitiva en los segundos finales del metraje, cuando nuestro protagonista dice que ha tomado la decisión de que Oasis esté cerrado dos días a la semana, con el objetivo de que la gente no termine de dejar de lado el mundo que realmente importa, siendo esto un mensaje y un recordatorio directo para todos los espectadores.
Aunque sea como fondo, el director trata, una vez más, el tema familiar al que ya nos tiene tan acostumbrados, con los padres de nuestro protagonista fallecidos, viviendo con su tía, siendo habituales los problemas en el hogar a causa de las relaciones que mantiene con hombres de dudosa moralidad, siguiendo Spielberg con su constante de retratar conflictos familiares en sus películas.
Veremos también tratados otros temas habituales a lo largo de la carrera del director, como lo pueden ser el valor o la amistad. Se producirá, además, una crítica al modelo actual de consumismo, basado en las grandes multinacionales de cuestionables intenciones.
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El reparto no busca apoyarse en grandes nombres de la industria, a pesar de contar con el gran Mark Rylance, ya habitual en las películas del director, con Mendelson, al que ya es normal verle en el papel de villano y con una serie de actores y actrices que han ido trabajando en proyectos de bastante envergadura a lo largo de los años, a pesar de no ser todavía demasiado reconocibles por parte del gran público.
Formarán parte del mismo Tye Sheridan (El árbol de la vida), Olivia Cooke (Motel Bates), Lena Waithe (Bones), el citado Ben Mendelsohn (Rogue One), el ya mencionado Mark Rylance (El puente de los espías, Dunkerque) o T.J. Miller (Deadpool, Silicon Valley).
El trabajo de los citados no será, sin embargo, nada del otro mundo, teniendo la culpa de esto, en gran parte, el hecho de que todos los personajes de carne y hueso estén poco desarrollados, estando mucho más trabajadas sus versiones virtuales. Se lleva la palma en este sentido un Tye Sheridan que, a pesar de ser el protagonista absoluto de la película, muestra 0 carisma a lo largo de todo el largometraje.
La mejor historia de la película, en lo que a los personajes reales de carne y hueso se refiere, es, sin duda alguna, la del propio creador del juego, siendo Halliday un trasunto del propio Spielberg.
Si por algo destaca Ready Player One es, definitivamente, por su aspecto visual, siendo los efectos visuales espectaculares de principio a fin.
Son un buen ejemplo de esto las dos carreras que podemos ver en pantalla en la búsqueda de la primera llave, las cuales resultan maravillosas, llegando casi al punto de que podríamos ver una película entera basada sólo en ellas sin aburrirnos, estando en todo momento muy bien hechas, logrando mantener siempre la tensión.
Cabe también destacar en este sentido el homenaje a Kubrick y a su película El resplandor con toda la recreación que esto implica, siendo de lo mejor de todo el largometraje, resultando más que evidente que esas escenas han sido rodadas con muchísimo cariño.
Que de los personajes en el videojuego al morir o al sufrir alguna clase de daños salgan monedas en vez de sangre resulta también un recurso muy acertado, en busca de hacer la película mucho más accesible para todos los públicos.
Apenas ha pasado algo de tiempo desde la última gala de los Oscar, pero comentamos ya que no sería para nada de extrañar que se llevara muchos de los premios relacionados con lo técnico en la gala del próximo año.
La música, muy ochentera, está muy bien seleccionada e introducida en la película, empezando ya por ese mítico Jump de Van Halen al inicio del largometraje, siendo muy bueno el tratamiento de todo el audio y de una banda sonora de la que, en un principio, iba a encargarse John Williams, llevándola finalmente a cabo Alan Silvestri, con el objetivo de que el primero se centrase en la de la película The Post.
El ritmo es frenético en todo momento, y a eso ayuda mucho un montaje que no para quieto nunca, sin llegar a caer en el exceso. Falla un tanto, sin embargo, en el guion, pues nos encontramos ante algo muy típico en esta clase de película. Este hecho no desmerece demasiado el resultado final del largometraje, pues no creo que nadie acudiese a la sala de cine esperando algo distinto a los que nos ofrece, pero sí deja la sensación de que podría haber estado algo más trabajado. Con respecto a esto, sí recalcar como hechos positivos un sentido del humor que veo de buen nivel a lo largo de toda la película y la sorpresa que supone el giro que se da al desvelarse que el conservador era Morrow, algo que he de admitir que no esperaba y que me gustó. Resaltar, también, el hecho de que veamos en pantalla el primer huevo de pascua en un videojuego de la historia, siendo un homenaje muy elegante y una referencia introducida de forma magistral. Como contrapunto negativo, el que algunas de las cosas dichas a lo largo de la película se repitan de forma bastante constante, sobre todo al principio del metraje, en algo que puede llegar a resultar cargante en determinados momentos.
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Lo que más se le puede criticar a la película son 3 hechos que se dan, justo, en los minutos finales del metraje, y que para mí suponen un bajón considerable en el resultado final, quitándole, como mínimo, un punto de nota a lo que hemos estado viendo durante las últimas casi dos horas y media:
1. El hecho de que la policía aparezca justo en esa escena final tras haber sido inexistente durante el resto del metraje, pareciendo en todo momento que es una profesión ya extinta y que ha sido suplantada por IOI, que hasta cuenta con un ejército armado al completo. Esta empresa ha hecho y deshecho a su antojo a lo largo de toda la película en el mundo real, han patrullado las calles, han disparado, hecho volar por los aires edificios… y ni una sola pista de ningún agente hasta esa escena. Sin sentido.
2. El cambio de actitud de Nolan en un solo segundo en esa escena final. Ya lo comentamos en su día al hablar aquí de Baby Driver, donde pasaba exactamente lo mismo con el personaje interpretado por Spacey, y es algo que no tiene ningún sentido. Recurso metido con calzador y que no encaja para nada con lo visto anteriormente.
3. Que de toda la muchedumbre presente cuando Nolan saca la pistola nadie se atreva a atacarle. Toda esa gente ha sido llamada a una revolución, son cientos de ellos y entiendo que enfrentarse a una persona armada no es precisamente lo más divertido del mundo, pero es que el personaje no hace ni una sola vez ni el típico movimiento al que tan acostumbrados estamos en las películas cuando alguien armado está rodeado por tanta gente de girar sobre sí mismo para que no le puedan atacar por detrás. El personaje no vigila en ningún momento su espalda, pero nadie se abalanza sobre él. Teniendo en cuenta la sucesión de acontecimientos que nos han llevado hasta esa escena, no resulta para nada creíble.
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Habría otras cosas de las que tampoco se podría hablar demasiado bien, como que el villano principal parece en muchos momentos un prototipo sacado de los dibujos animados, o que el mundo real podría haber estado mucho más desarrollado, dándonos una visión un poco más amplia de cómo son las cosas en ese momento, no limitándose a un sector tan reducido, pero esto tampoco llega a ser tan grave como los puntos comentados anteriormente y no te saca de la película.
A pesar de que la duración del largometraje pueda echar a más de uno para atrás, hay que decir que son casi dos horas y media de entretenimiento constante, siendo el resultado final un no parar con el que parece difícil llegar a aburrirse. Aunque ya sabemos que las previsiones acerca del futuro en cuanto a tecnología no suelen dar demasiado en la diana, no parece muy complicado el imaginarse un futuro 2045 como el que podemos ver en pantalla, siendo la recreación bastante consistente.
Las referencias son inagotables, hasta el punto de que resulta imposible el pillarlas todas si no es dentro de unos meses con el DVD de la película, pausando el metraje casi a cada fotograma, algo que seguro hace más de uno dentro de un tiempo, en una tarea que merece mucho la pena.
Akira, Chucky, Star Wars, Star Trek, Mario Kart, Duran Duran, el Thriller de Michael Jackson, la camiseta de Joy Division, el coche de Regreso al futuro, el humor con el apellido Zemeckis y el cubo del mismo nombre capaz de hacer retroceder el tiempo, King Kong, T-Rex de Parque Jurásico, la furgoneta del Equipo A, Hello Kitty, Robocop, Doc, Freddy Kruegger, la Santa Granada de Los Caballeros de la Mesa Cuadrada de los Monty Python, referencias a Rosebud de Ciudadano Kane, 2112 de Rush, Duke Nukem, ya directamente el enfrentamiento final con una cantidad de personajes que quita el aliento… y son sólo algunas de las que se pueden pillar de forma rápida, fácil y a simple vista con un primer visionado de la película.
Esto se suma a que el director nos las lanza como si de una ametralladora se tratase, una tras otra, sin el más mínimo descanso, pero sin que en ningún momento esto resulte pesado. El propio Spielberg llegaría a decir que sería necesario ver la película unas 5 o 6 veces para poder encontrar todas las referencias en ella presentes.
Da miedo el imaginarse el trabajo que la película ha tenido que tener detrás para conseguir los permisos y las licencias para usar todo lo que a lo largo del largometraje vemos reflejado.
Se juega en todo momento con las emociones del espectador, y eso a Spielberg siempre se le ha dado muy bien. Con la primera aparición del gigante de hierro, por poner un ejemplo, he de decir que casi se me escapa una lagrimita.
Puede que el público inicial sea uno ya que se encuentre entre los 30 y los 40 años, pero las referencias se pillan con mucha facilidad y dudo mucho de que haya alguien que entre al cine sabiendo lo que va a ver que luego tenga algún problema a la hora de encontrar los distintos guiños, sin importar la edad que tenga.
Spielberg nos entrega su segundo largometraje en apenas tres meses, siendo el anterior una The Post nominada a los Oscar en la categoría de Mejor película que nada tiene que ver con esta Ready Player One. Decir, como curiosidad, que la segunda se terminó de rodar mucho antes que la primera, pero fue tal el trabajo de postproducción llevado a cabo que su estreno no se ha producido hasta ahora.
Estamos ante entretenimiento puro y duro, con un mensaje y una moralina final que caen un tanto en lo redundante y resultan de lo más sencillo, sin demasiadas ínfulas o pretensiones. La película entra de forma directa a través de los ojos y tiene como objetivo final claro el ir al corazón. Ver una película de Spielberg es algo que siempre se agradece. Su cine podrá gustar más o menos, pero no hay duda alguna acerca de que es un genio, con una capacidad innata para transmitir también su calidad cinematográfica a las películas más relacionadas con las aventuras, como tantas veces hemos visto ya. Puede que no sea una película que pase a la historia, pero tampoco creo que lo pretenda. Es un proyecto para pasar un rato divertido (que sin duda también ha tenido el director haciéndola, y eso se nota en lo que vemos en la pantalla), algo que consigue. El acudir a la sala de cine a verla, a falta del estreno de otros grandes blockbusters como puede ser Vengadores: Infinity War, es de lo más recomendable. Y es que con pocas películas actualmente en cartelera te podrás divertir tanto como con ésta.
Título original: Ready Player One
Estreno en España: 28 de marzo
Año: 2018
Duración: 140 minutos
País: Estados Unidos
Director: Steven Spielberg
Guion: Ernest Cline y Zak Penn (Basado en la novela de Ernest Cline)
Música: Alan Silvestri
Fotografía: Janusz Kaminski
Reparto: Tye Sheridan, Olivia Cooke, Ben Mendelsohn, Mark Rylance, Simon Pegg, T.J. Miller, Hannah John-Jamen, Win Morisaki, Philip Zhao, Julia Nickson, Kae Alexander, Lena With, Ralph Ineson, David Barrera, Michael Wildman, Lynne Wilmot, Carter Hastings y Daniel Eghan
Género: Ciencia ficción. Aventuras
Sinopsis: “Año 2045. Wade Watts es un adolescente al que le gusta evadirse del cada vez más sombrío mundo real a través de una popular utopía virtual a escala global llamada “Oasis”. Un día, su excéntrico y multimillonario creador muere, pero antes ofrece su fortuna y el destino de su empresa al ganador de una elaborada búsqueda del tesoro a través de los rincones más inhóspitos de su creación. Será el punto de partida para que Wade se enfrente a jugadores, poderosos enemigos corporativos y otros competidores despiadados, dispuestos a hacer lo que sea, tanto dentro de “Oasis” como del mundo real, para hacerse con el premio.”
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