Corroubelo, el mirador de “altos vuelos” en A Groba que te descubre un Atlántico infinito

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Corroubelo, en el concello de Oia, es uno de los puntos más altos de la Serra da Groba. Situado a más de 550 metros de altura sobre el nivel del mar, nos regala unas impresionantes vistas de la zona en las que se funden el océano, el cielo y la montaña. Lugar sobradamente conocido desde hace años para las personas amantes del parapente, permite lograr un vuelo de altura contemplando un Atlántico infinito. Es, por tanto, lugar privilegiado para observar la puesta de sol.

Para llegar a este lugar podemos acceder por Baiona y, subiendo por la Virgen de la Roca, Chan da Lagoa y O Cortelliño, continuaremos por la EP-2022 en dirección a Torroña. Siguiendo hacia A Portela encontraremos a mano derecha una pista de tierra con los carteles indicativos de “Miradoiro das Penizas” y la zona de vuelo de parapente.

Otra opción puede ser llegar a Oia por la carretera de la costa PO-552 (Baiona-A Guarda) y al llegar a la parroquia de Santa María de Oia (barrio da Riña) tomar a mano izquierda la Subida á Valga. Tras pasar delante de la Casa Forestal hacia Torroña y, al pasar el núcleo de A Portela, encontraremos a mano izquierda la pista de tierra con las señales del mirador y zona de parapente.

Los carteles del Miradoiro das Penizas y la zona de parapente son la principal referencia para llegar al lugar.

Desde el inicio de la pista de tierra donde se encuentran los carteles hasta la zona de mirador y vuelo de parapente hay poco más de kilómetro y medio, una distancia perfecta para recorrer a pie (tampoco tiene mucha pendiente) e ir disfrutando de las vistas. Fuera de la pista hay zonas de pino y monte bajo, por lo que frecuentemente se puede ver a los caballos (en primavera con sus potrillos) pastando tranquilamente.

Las vistas a lo largo del paseo a pie son impresionantes: la Oia de interior (con elevaciones como el Alto da Madanela), las montañas de Portugal y, según avanzamos y nos orientamos hacia la costa, vemos cómo la Serra da Groba cae abruptamente hasta morir en el mar. A esa altura destacan núcleos costeros como el del Arrabal y su vecino Monasterio de Oia, con sus edificaciones siempre visibles desde las alturas. Más allá de la línea del litoral sólo queda la inmensidad del océano, el lienzo que le da un fondo azul a cada puesta de sol.

La zona adecuada para la práctica del parapente es en sí misma un espectacular mirador
La zona de mirador se encuentra a una altitud de 551 metros sobre el nivel del mar

Una vez lleguemos a la zona acondicionada para la práctica del parapente, con su pista de césped sintético, carteles informativos y otros equipamientos (un merendero de madera, un punto para selfies, cortavientos y otras mejoras incorporadas recientemente) podemos continuar el camino hacia el Alto de Corroubelo y descubrir las vistas desde una antigua caseta de vigilancia forestal. Veremos múltiples pistas de tierra que se van abriendo entre el arbolado, utilizadas habitualmente por amantes de la bicicleta de montaña.

¿Qué visitar en los alrededores?

Conocer la zona de Corroubelo puede ser una buena ocasión para ir parando por el camino y descubrir el paisaje y el patrimonio que alberga toda esta zona de la Oia de interior. Algunas de las paradas que nos permitirán conocer la esencia de este lugar de tradición agraria y ganadera son:

1.- Casa Forestal de Santa María de Oia

Recientemente rehabilitada por la comunidad de montes de Santa María de Oia con el objetivo de poner en marcha un centro de interpretación da Serra da Groba, la Casa Forestal sorprende por sus dimensiones y por lo inesperado de su ubicación, en un alto con gran dominio visual sobre el terreno.

Construida en 1910, se trata de la primera casa forestal de Galicia, creada para vivienda del guarda y su familia en los tiempos de la repoblación forestal. Actualmente en las inmediaciones hay un merendero que, además de proporcionar mesas y bancos de piedra a la sombra, funciona también como magnífico mirador.

2.- Núcleo rural de A Portela

Otra de las paradas imprescindibles está en la aldea de A Portela, con sus bellos cierres de piedra, edificaciones tradicionales y zonas de monte bajo con presencia de ovejas, caballos y vacas pastando libres o calmando su sed en las zonas donde el empoza el agua. Estas pozas estacionales se recargan en cada estación de lluvias y son básicas para la supervivencia de la fauna del lugar. En verano muchas de ellas acaban desapareciendo, para resurgir en los siguientes meses de otoño e invierno.

En A Portela es habitual ver caballos en libertad

Lavaderos, fuentes, presas de regadío, hórreos y eiras de piedra forman parte del bello paisaje rural de A Portela, donde todavía podemos identificar las superficies aterrazadas que ocupaban las tierras de cultivo, testigos de un pasado en el que la actividad agroganadera fue básica para la subsistencia del pueblo.

3.- Curro de Torroña

Muy cerca de Corroubelo y A Portela encontraremos el “Camiño do Curro”, que nos conduce hasta el curro de Torroña. Allí, dos veces al año, se reúne a los caballos criados en libertad en los montes del entorno para realizar labores de control, rapa, marcado y desparasitado. Es el que mayor número de caballos junta de los curros de la Serra da Groba, pues cada temporada logra reunir a al menos 600 ejemplares adultos y 200 potros.

El curro de Torroña se celebra tradicionalmente el primer domingo de junio e incluye la rapa de crines, el marcado de los potrillos que han nacido ese año y el desparasitado de todos los animales, actividades que se desarrollan habitualmente a partir de las 17.00 horas. En agosto se celebra un segundo curro, llamado “das moscas” en el que los caballos vuelven a ser reunidos para un nuevo desparasitado, a fin de que pasen el periodo estival con menos molestias.

El domingo del curro es una jornada de trabajo y esfuerzo para los propietarios de los caballos, pero también es un día de fiesta y romería para todas las personas que acuden: de celebración entre familiares, de encuentro entre vecinos y amistades y de afluencia de aficionados, curiosos y otros visitantes.

Caballos en uno de los curros que se celebran en Oia

El día transcurre de la siguiente forma: los ganaderos se reúnen desde primera hora de la mañana para ir conduciendo a los caballos desde sus lugares de pasto en el monte hasta el recinto del curro, al que suelen llegar alrededor del mediodía. Impresiona verlos llegar al galope, junto a los jinetes y personas que han participado en el cordón humano que va acorralando a los animales hasta el lugar. Al acercarse la hora de comer llega el momento de reponer fuerzas y pararse a celebrar, manteniendo las típicas comidas campestres o pasando por las cantinas y los puestos ambulantes que se instalan para la ocasión.

Ya por la tarde, los propietarios de los caballos vuelven a la faena. Ahora tocará sacar a los caballos del curro uno a uno, empleando hábilmente las varas de encabestrar. A continuación se les raparán las crines y colas, se les desparasitará y se marcará a los que lo necesiten. Según se vayan rematando las labores con cada animal se les irá dejando libres de nuevo, para que puedan volver a los montes en los que viven todo el año.

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